La rutina de la muerte

Foto: Shah Marai/AFP

Camión bomba, ochenta muertos, Kabul... Los atentados se han convertido en costumbre en lugares como Irak o Afganistán. Sangrientos e indiscriminados, escupen cifras de víctimas imposibles de digerir. Esta vez es en el barrio diplomático de la capital de Afganistán. El más seguro. Más cercano a Occidente porque allí están las representaciones de sus países. Pero ha habido muchos así. Desde enero de este año han segado 3.414 vidas. Solo en Afganistán, 664 víctimas mortales, 600 en Siria, 592 en Irak... El mayor de ellos se cobró la vida de 266 personas en Afganistán, un coche bomba acabó con 126 personas en Alepo (Siria), otras 100 en otro ocurrido en Afganistán. Ya basta.