La festividad del 6 de diciembre corre peligro

19 / 11 / 2012 17:02 A.R.
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El Gobierno baraja suprimir el festivo del Día de la Constitución que el Ejecutivo de Felipe González implantó en 1986 en sustitución del Lunes de Pascua.

Cada régimen tiene su festividad propia. Durante la Segunda República fue el 14 de abril y en tiempos de Franco, el 18 de julio, efeméride en la que se conmemoraba el “glorioso alzamiento”. La referencia para el actual período democrático es el 6 de diciembre, Día de la Constitución, por ser cuando se aprobó la Carta Magna mediante referéndum, aunque este festivo no se implantó en 1978, sino en 1986, siendo ministro de Trabajo el actual comisario europeo, Joaquín Almunia.

“La fecha de ratificación por el pueblo español de la Constitución Española es un momento histórico que simboliza la garantía de la convivencia democrática y la consolidación del Estado de Derecho en nuestro país”. Así rezaba el real decreto 2403/1985 que fijó el 6 de diciembre como festividad de “carácter cívico” junto al 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional y de la Hispanidad.

El Ejecutivo de Mariano Rajoy se plantea ahora suprimirlo junto al 1 de noviembre para que España se adecúe a la media europea. Así, el 6 de diciembre sería laborable a todos los efectos y se mantendría el acto oficial en el Congreso de los Diputados. En todo caso, este paso no se dará en este 2012 ni en 2013, año en el que los españoles contarán con ocho festivos nacionales -Año Nuevo (1 de enero), Viernes Santo (29 de marzo), Fiesta del Trabajo (1 de mayo), Asunción de la Virgen (15 de agosto), Fiesta Nacional (12 de octubre), Todos los Santos (1 de noviembre), Día de la Constitución (6 de diciembre) y la Natividad del Señor (25 de diciembre)-, lejos de los 14 días que hubo, por ejemplo, en el citado 1986. Y sin contar los propios festivos de cada comunidad autónoma y los locales.

La festividad del 6 de diciembre sustituyó aquel año de 1986 al Lunes de Pascua. Una laica por una de carácter religioso, quedando muy próxima al 8 de ese mes, día de la Inmaculada Concepción, y que es feriado en España desde que se firmó el primer concordato con la Santa Sede. La consecuencia más inmediata de ese cambio fue que los españoles han disfrutado desde entonces de puentes o acueductos en esas fechas.

“Medidas de racionalización”.

El Ejecutivo de Felipe González ya advirtió en el real decreto a favor del Día de la Constitución de que el sistema de fiestas en España necesitaba “medidas de racionalización para un encaje más adecuado en la vida laboral y social”. Sin embargo, ningún gobernante quiso enfangarse en una medida tan poco popular como esta hasta que Rajoy, acuciado por la crisis económica, adelantó en su discurso de investidura del año pasado la intención del Gobierno de trasladar los días festivos a los lunes más cercanos para acabar de esta forma con los puentes.

La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría negocia el nuevo calendario de festivos con la Conferencia Episcopal, los sindicatos y la patronal. La ventaja es que en 2013 “viene bastante ordenado por sí mismo”, ya que solo unas pocas fiestas caen entre semana, de ahí que los cambios se empezarán a aplicar en 2014. El presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles, Ignacio Buqueras, cree que hay festividades “intocables”, como el día de Navidad, el 1 de enero o el Viernes Santo, pero no las de diciembre. “Para el 6 y 8 (de ese mes) pedimos que se agrupen” al lunes o viernes más próximo, afirma.

Por su parte, el catedrático de Derecho Constitucional por la UNED, Antonio Torres del Moral, cree que los países deben tener un día festivo “en el que todos se vean identificados, pero no dos o tres” como es el caso de España, en el que conviven el 12 de octubre y el 6 de diciembre. De elegir, se queda con la fiesta “cívico-popular” del segundo.

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