La campaña low cost de Pedro Sánchez

06 / 02 / 2017 Luis Calvo
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El candidato socialista y un reducido número de fieles sufragan por ahora de su bolsillo los gastos de campaña. Esta semana pondrán en marcha una plataforma de micromecenazgo. Su principal baza para vencer en las primarias es mantener hipermovilizada a la militancia.

Pedro Sánchez en Xirivella (Valencia) en su primer acto tras la dimisión de octubre pasado

Mil veces le dieron por muerto sus enemigos (la mayoría de ellas mientras se limpiaban la sangre de sus propias manos) y mil veces ha resucitado. Después de zancadillas, traiciones, pataletas, gritos, dimisiones y lágrimas, Pedro Sánchez, como el dinosaurio de Monterroso, sigue ahí. Y sigue con la misma sonrisa con la que hace tres años comenzó su pelea para liderar el PSOE. En realidad, no le queda mucho más. Por el camino no solo ha perdido el poder que consiguió gracias a la mediación de Susana Díaz, sino también la enorme mayoría de sus apoyos orgánicos, de estructura y cargos, muchos de ellos ya antiguos amigos.

Pese a todo no se rinde. Rodeado de un reducidísimo equipo de fieles, el exsecretario general prepara ya poco a poco la campaña para volver a subir la montaña de la que hace solo tres meses le sacaron a patadas. Lo hace como empezó, sin apenas medios, pagando de su bolsillo los gastos que implica y aferrado (cuando es posible por el tipo de trayecto) al mismo coche con el que en 2014 recorrió España. Sus colaboradores han ideado una campaña low cost que les permita mantener el ritmo de los cuatro meses y medio que quedan hasta la votación. Todos colaboran. Cada uno del equipo más cercano a Sánchez sufraga sus propios billetes o el coste de la gasolina. Si no es posible volver a Madrid en el mismo día, también el alojamiento. La infraestructura de los actos, limitada al alquiler del local, algunos cientos de sillas, el escenario y un equipo de sonido, se paga gracias a la colaboración de los militantes más comprometidos. Algunas agrupaciones y plataformas han colocado huchas en las que cada uno pone lo que pueda. “Cajas de resistencia”, las califican desde el equipo de Sánchez para subrayar la épica del candidato, del obrero contra el poder, de David contra Goliat, al fin y al cabo. Precisamente en ello basará su campaña. Sánchez es, según alguno de sus colaboradores, el candidato de la militancia frente al aparato, del voto democrático frente a los “apaños” de los de siempre. El discurso no es gratuito. Sin prácticamente apoyos orgánicos, son conscientes de que todas las opciones de éxito pasan por mantener hipermovilizada a la militancia, por despertar entre los afiliados el espíritu inconformista del socialismo, su “romanticismo”. Por implicarlos, al fin y al cabo, en cada paso de la candidatura.

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