Inés Arrimadas, sola ante el independentismo

02 / 10 / 2015 Luis Calvo
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Ha sido la gran sorpresa de las catalanas. Inés Arrimadas no solo logró sustituir a Rivera, sino que triplicó su mejor resultado. Esta es la historia de quien le ha plantado cara al independentismo en unas elecciones clave para el futuro de España

Sucesora. Inés Arrimadas y Albert Rivera en rueda de prensa el día 28, tras la celebración de las elecciones autonómicas.

Hubo quien me dijo que estaba loca: amigos, compañeros... Mi familia estaba muy preocupada. En 2012 presentarse por Ciudadanos no era nada fácil”. Y menos siendo una recién llegada. Cuando Inés Arrimadas (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1981) decidió poner su nombre en la lista de Ciudadanos y los militantes la confirmaron en primarias como número cuatro por Barcelona llevaba menos de cuatro años en Cataluña y poco más de uno afiliada al partido. Tenía una carrera profesional prometedora y tiempo para ella. Lo cambió todo por la política. “Había que dar un paso adelante. ¿Voy a ser valiente o a ser una miedica”, recuerda que pensó. Le pudo el orgullo. En solo unos meses militando le habían llovido felicitaciones y se había consolidado como portavoz de los jóvenes de Ciudadanos. El propio Albert Rivera la animó a presentarse. Entonces Inés no se imaginaba que tres años después acabaría por sustituir al presidente de Ciudadanos como candidata a la Generalitat y se convertiría de la noche a la mañana en la jefa de la oposición y líder del segundo partido más votado en las autonómicas.

Ha sido, lo reconocen hasta sus rivales, un “pelotazo”. Ella misma, en la porra que había hecho con la gente del partido, se dio menos diputados que los 25 que al final obtuvo el 27-S. “Soy una persona prudente por naturaleza, ¿qué le voy a hacer?” Todo estaba en su contra. Quince días antes de las elecciones solo la conocían tres de cada diez catalanes. Y era andaluza en unas elecciones en las que varios partidos abogaban por separar Cataluña de España. “La elección fue consciente”, explica un dirigente del partido: “Representaba lo que es Ciudadanos: españoles y también catalanes”. La apuesta no pudo salir mejor. La mayoría de los no nacionalistas la identificaron como la alternativa más potente para parar el proceso de independencia. No solo arrasó en votos. La noche electoral fue el nombre más buscado en todas las redes sociales, a años luz de políticos consolidados como Miquel Iceta, Oriol Junqueras o el propio Artur Mas. Quienes criticaban que ella nunca conseguiría el impacto de Albert Rivera en Cataluña, tuvieron que callarse de golpe. Y todo en cuestión de semanas.

Arrimadas había llegado a la política por casualidad. En octubre de 2010, una amiga catalana que simpatizaba con Ciudadanos, Ana, la invitó a un mitin. Arrimadas, muy escéptica con los partidos, no tenía nada mejor que hacer y la acompañó. Lo habría hecho, ha confesado alguna vez, a cualquier otro plan. Sobre el escenario hablaba Albert Rivera y por una vez el mensaje de un político le pareció “sensato”. Después de escucharle salió convencida de que iba a colaborar. Ana le presentó a gente y empezó a acudir a algunas reuniones. Ya entonces alguien le había insinuado que sería perfecta como portavoz de los jóvenes. Se afilió  a principios de 2011 y casi inmediatamente ocupó el cargo. Ese mismo año ya formaba parte de la ejecutiva de Ciudadanos. Sin saber muy bien cómo, una recién llegada de Jerez de la Frontera se convirtió en una de las voces más escuchadas del partido. 

Nada hasta entonces en la vida de Inés Arrimadas hacía presagiar que acabaría volcada en la política. Aunque su padre, Rufino Arrimadas, fue concejal de UCD en las primeras elecciones municipales (1979), su aventura política no fue más allá. La familia, de Salmoral, un pequeño pueblo de 150 habitantes a 50 kilómetros de Salamanca, se había mudado tras un breve paso por Barcelona a Jerez de la Frontera. Allí nació ya Inés, la pequeña de cinco hermanos, tres chicos y dos chicas. Siguieron los pasos del padre, licenciado en Derecho y procurador. Todos menos una, Marina, que es aparejadora, se decidieron por estudiar leyes.

El fútbol como pasión. No tuvo problemas en colocarse después de terminar los estudios. El inglés y el francés, perfeccionados después de una beca Erasmus en Niza, y su perfil le abrieron muchas puertas. Empezó a trabajar para una empresa de Campo de Gibraltar, pero en 2006 fichó por Daleph, una consultora de políticas públicas con sede en Barcelona y delegación en Jerez. Todo su entorno, personal y laboral, coincide en que es lista, ordenada y sobre todo muy trabajadora. Ya en el colegio Nuestra Señora del Pilar, en Jerez, era una niña bastante brillante, a la que le gustaba discutir y poco femenina. Era una fanática del fútbol. “Me encantaba. Incluso hacía la liga fantástica de Marca y escuchaba los programas nocturnos de deporte, a José Ramón de la Morena y José María García”, reconoce. Era y es una culé convencida y admiradora de Pep Guardiola. Curiosamente, en estas elecciones el entrenador cerraba la lista opuesta a la de Arrimadas, la que pedía la independencia bajo la marca Junts Pel Sí. “Prefiero quedarme con los triunfos que dio al Barça y a la selección española”, ataja.

ARRIMADAS

Los vínculos con Cataluña acabaron por empujarla a Barcelona. Después de dos años yendo y viniendo, la empresa le ofreció mudarse a la Ciudad Condal. Ella dijo que sí. En esa época, ya como profesional y con dinero propio, es cuando más disfrutó de su gran afición: viajar. Ella misma se define como trotamundos. Ha recorrido muchos países, pero, urbanita reconocida, se queda con las grandes ciudades europeas a las que no dejaría de volver: Oslo, Londres, Bruselas, Ámsterdam, París... Una combinación de historia, arte y cultura. También le encanta el cine y es una lectora voraz. Y tiene su lado atlético. Cuando puede, corre y, algo más peculiar, baila salsa. Tomó clases durante dos años, pero tuvo que dejarlo al sacar el escaño de diputada autonómica. En realidad tuvo que dejarlo todo.

La decisión de entrar en política ha supuesto un cambio determinante en su vida. Y ella fue la última en verlo. Desde que asumió la portavocía de los jóvenes del partido, todo el mundo coincidía en que iba a crecer muy rápido políticamente. David Mejía, su sucesor en el puesto, recuerda la primera intervención de Arrimadas en el Parlament. Fue en la comisión de Juventud, donde no era necesario tener escaño, y dejó a toda la sala muda. El vídeo estuvo dando vueltas meses por la Red y la ejecutiva la felicitó personalmente. La misma ejecutiva de la que poco después formaría parte. Pero hay otro momento que Mejía destaca como fundamental. Fue cuando Inés, ya diputada, intervino en la comisión exterior sobre un tema de Andalucía criticando que se considerara a su tierra el extranjero. El vídeo se volvió viral y en pocos días acumuló miles de visitas. “En ese momento supe que acabaría donde está”, explica. Pero si en algún momento ha dado el do de pecho ha sido en campaña. Carlos Carrizosa, compañero de escaño la pasada legislatura, cree que ha sido sobre los escenarios donde más ha crecido la dirigente andaluza. Bastante tímida cuando tiene que lidiar con desconocidos, la caravana electoral le ha servido para soltarse. Y para aprender a encajar los ataques, como la imagen (tremendamente machista) de niña bien, guapa y poco avispada, con la que algunos trataban de atacarla. Al final incluso le dio la vuelta. Cuando terminó la campaña, los periodistas le regalaron una muñeca barbie. Ella la recibió riéndose.

Dicen quienes la conocen que detrás de la imagen dura y segura de sí misma es una persona muy emotiva. Y familiar. Al final de la campaña, cuando Rivera pidió que la gente votara “pensando en sus abuelos, sus padres y, sobre todo, en el futuro de sus hijos”, a ella se le llenaron los ojos de lágrimas. Sus padres, que siguen viviendo en Jerez, se habían desplazado para acompañarla en la noche electoral. “Uy, ¡si tiene su corazoncito!”, confiesa que pensó un compañero de partido.

Lo cierto es que una vez vencida la timidez inicial, sus amigos coinciden en que es una persona muy sociable y echada para adelante. Incluso participó, junto a David Mejía, en el Ice Bucket Challenge, que recaudaba fondos para la lucha contra la esclerosis lateral múltiple. Ambos se tiraron el uno al otro los famosos cubos llenos de agua fría y hielo antes de hacer una donación para parar la enfermedad. Por desgracia, el vídeo se ha perdido. Solo hace un año de ello, pero en la vida política de Arrimadas, un año es una eternidad. Nadie sabe dónde estará dentro de doce meses. Y menos si decide seguir siendo valiente.

XAVIER CIMA, EL NOVIO INDEPENDENTISTA QUE NI CONFIRMA NI DESMIENTE

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El despegue político de Inés Arrimadas también ha traído consigo consecuencias desagradables para ella. La líder catalana de Ciudadanos es tremendamente celosa de su vida privada. Acepta hablar de su infancia, de su vida laboral o incluso de su familia, pero no de terceras personas. No está dispuesta a “desmentir ni a confirmar” nada. La frase, repetida hasta la saciedad, siempre responde a la misma pregunta: ¿Es Xavier Cima su pareja? Aunque todo parece indicar que el diputado de CiU hasta las últimas elecciones ocupa algún lugar en la vida de Inés Arrimadas, la negativa de la pareja a confirmarlo hace que se quede por el momento en un rumor.

En todo caso, la relación resulta bastante curiosa viendo el perfil político de cada uno de ellos. Mientras Arrimadas se ha conseguido erigir en la principal figura política no nacionalista de la política catalana, su presunta pareja pertenece al partido que más ha peleado en los últimos años por la independencia catalana. Consultor de obra civil y tercer teniente de alcalde de la localidad de Ripoll, Cima no se presentó en esta ocasión en la lista de Junts pel Sí que encabezaba Romeva, pero sí tuvo un papel activo en la campaña. En sus perfiles sociales colgó una foto del acto de cierre de campaña en Gerona en el que promocionaba la candidatura independentista.

La pareja ha coincidido muy poco tiempo en el Parlamento ya que Xavier Cima tomó posesión en abril de 2013, pero algunas fuentes apuntan a que ya viven juntos.

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