Roberto Bermúdez de Castro

08 / 11 / 2017 Clara Pinar [Ilustración: Luis Grañena]
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Secretario de Estado para las Administraciones Territoriales

El hombre en Cataluña de la vicepresidenta

Ilustración: Luis Grañena

Supervisor del 155. Cuando en 2016 la vicepresidenta se convirtió en ministra para Cataluña, Soraya Sáenz de Santamaría se llevó con ella a un político con fama de leal y trabajador, desconocido en Madrid pero bregado en la política autonómica. En un año, Roberto Bermúdez de Castro (Huesca, 1971) ha pasado de ser el número dos del diálogo al supervisor máximo del traspaso de competencias del Gobierno de Puigdemont a la Administración central tras la aplicación del artículo 155. Para él, tratar con Cataluña no era una novedad. Obtuvo sus dos licenciaturas –Económicas y Administración de Empresas– por la Universitat Oberta de Catalunya y también fue la voz del PP aragonés en los contenciosos con la Diputación de Lérida por el uso del catalán en la Franja de Aragón, colindante con Cataluña.  

Político camaleón. En su etapa aragonesa se labró la fama de camaleón, capaz de desempeñar un perfil “de consenso” como consejero de Presidencia de Luis Fernanda Rudi y de ser el portavoz “cañero” a quien, ya en la oposición a partir de 2015, tuvo enfrente el Gobierno de Javier Lambán. Sus dotes dialécticas destacaban en una época en la que la retórica política no pasa por su mejor momento y los que le han visto en acción le consideran un buen parlamentario. Y, sobre todo, es un hombre afable capaz de tejer buenas relaciones con todo el arco ideológico.

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