Pablo Echenique

Ilustración: Luis Grañena

De crítico afable a mano derecha de Iglesias. El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, acaba de dejar todos sus cargos orgánicos y su escaño en las Cortes de Aragón para centrarse en su labor como fontanero mayor del partido morado. Si hasta ahora su lugar había estado más en Zaragoza, Echenique se instalará en Madrid en los días laborables, en lo que será el desembarco definitivo de aquel científico con minusvalía que se ganó la simpatía de su partido por la sinceridad que le llevó a ser uno de los críticos más reconocidos al modelo de partido que quería Pablo Iglesias y que hace un año y medio oficializó su cercanía al secretario general aceptando ser su secretario de Organización. 

Bestia negra de los críticos. Tras Iglesias, fue el segundo dirigente de Podemos más votado por las bases en Vistalegre II y este aprecio interno minimiza los efectos de ser esa “figura tan perra” y con las tareas tan “feas” que supone ser secretario de Organización. No es, dicen, el típico fontanero, porque suele echarle transparencia y humor. Poco amigo de rumores, a Echenique le gusta hablar claro y otros ven en él a la bestia negra de cualquier conato de la disidencia. Tras el 26-J, puso orden en el Consejo Ciudadano en un mensaje privado a sus 80 miembros donde advertía de que no le temblaría el pulso si había que “extirpar las malas hierbas”.También se le ha acusado de estar detrás de ciertos expedientes y expulsiones. 

Preparar el partido para 2019. Los nuevos estatutos le obligaron a elegir entre liderar el partido en Aragón o ser secretario de Organización. Eligió esto último hasta sus últimas consecuencias, ya que ha dejado un escaño que obligará a Podemos a pagarle un sueldo con sus propios recursos. Su tarea ahora será preparar las municipales y autonómicas de 2019. Programa, candidatos y confluencias, que quedan así en manos de alguien de la máxima confianza de Iglesias.