Carmen Lamela

Ilustración: Luis Grañena

Famosa por azar. Acostumbrada a moverse entre bambalinas y muy reticente a ocupar el foco mediático, la jueza Carmen Lamela (1961) ha saltado a la actualidad por pura casualidad. Era ella quien estaba de guardia los días 20 y 21 de septiembre en el Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional. Ese día la Policía española y la Guardia Civil detuvieron a 14 cargos del Govern y practicaron registros en varias dependencias de la Generalitat. Todo por orden de un juez catalán. La respuesta independentista fue cercar a los agentes y destruir sus coches para evitar que se cumpliera la orden judicial. La investigación de un posible delito de sedición (el primero juzgado en democracia) cayó en manos de Lamela. 

La independencia de la jueza. No afiliada a ninguna de las asociaciones judiciales, la posición política de la jueza es toda una incógnita. Aunque muchos la tachan de progresista por haber ocupado un puesto técnico durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, otros compañeros lo niegan. Lo cierto es que ha demostrado independencia. De los cuatro acusados que pasaron por sus manos, la jueza dejó en libertad al comisario mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, y a la intendente, Teresa Laplana, para los que el fiscal pedía prisión preventiva. Sin embargo, encerró de forma incondicional a los presidentes de la Asamblea Nacional de Cataluña y Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, ambos incitadores de la protesta.

Otros casos mediáticos. Aunque hasta ahora había evitado los focos, Lamela ya ha trabajado en otros casos famosos, con los que ha ganado fama de rápida y perfeccionista en sus instrucciones. Fue quien encarceló al expresidente del Barça Sandro Rosell, y quien instruye las agresiones a una pareja de guardias civiles en Alsasua, investigadas como terrorismo, además de los casos Abengoa o Bancaja.