El nuevo manual de inversiones de la Iglesia

20 / 01 / 2017 Javier Otero
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Los obispos españoles han puesto reglas a sus inversiones financieras. Estas alcanzan, al menos, los 2.500 millones de euros, que les rentan 25 millones cada año. Su nuevo manual de inversiones, al que ha tenido acceso Tiempo, establece que renuncian a invertir en paraísos fiscales, Sicav y productos especulativos o de riesgo elevado.

El ecónomo Vallejo Balda en el banquillo de los acusados en el Vaticano

La Conferencia Episcopal ha aprobado un manual de inversiones por el que se tendrá que regir a partir de ahora. Su contenido supone que los obispos renuncian a invertir, por ejemplo, en paraísos fiscales, Sicav o instrumentos análogos y operaciones bursátiles especulativas o arriesgadas, según ha podido saber esta revista. Los obispos se comprometen a excluir también de sus inversiones las llamadas ventas en corto y las operaciones intradía en bolsa. De la misma forma, no pondrán su dinero en productos con riesgo elevado como los futuros y opciones, así como los puramente especulativos. También quedarán fuera los productos difíciles de entender por personas no expertas. Así se han calificado, por ejemplo, las preferentes de las cajas o los llamados productos estructurados. Este manual es una adaptación de la Iglesia católica española a las normas internacionales, el protocolo de buenas prácticas en entidades no lucrativas. El manual aprobado también prevé que se cree un comité de inversiones para supervisar estas. Además, los obispos han aprobado también un manual con medidas de prevención del blanqueo de capitales, adaptado, como el anterior, a las normas internacionales. Alguna diócesis ya ha implantado medidas que llegan a que los párrocos tengan que firmar un documento, preparado por PriceWaterhouseCoopers. Esas normas antiblanqueo señalan unos límites a partir de los que no se puede aceptar dinero en efectivo y también realizar indagaciones sobre el origen de algunos fondos con determinadas características.

Ingresos financieros

La información contable que ofrecen públicamente las diócesis españolas no desciende a día de hoy a los detalles a los que llega el manual de inversiones, salvo un par de excepciones. La diócesis de Córdoba desglosa ingresos financieros de 272.000 euros, 61.950 por dividendos, 179.000 por inversiones en renta fija, casi 6.000 por plusvalías y 25.000 que provienen de depósitos bancarios.

La otra diócesis que desglosa sus ingresos financieros es la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, que realiza un ejercicio de transparencia más completo, tras haber sufrido serios quebrantos económicos. Ahora, ya saneada, sabemos todos los detalles sobre sus inversiones. Ingresa 128.009 euros por participaciones en el capital de entidades fuera del grupo, 133.200 en intereses en préstamos; también desglosa los ingresos que recibe por la inversión en valores (unos 1.800 euros) y hasta desagrega hasta los 23 euros que ingresa por los intereses de libretas de ahorro o cuentas corrientes. De hecho, en las libretas de ahorro pierde 79 euros, lo que da buena cuenta de las bajas rentabilidades e incluso pérdidas que ofrecen hoy en día los mercados financieros.

Esta diócesis es la única que hace público su balance, y no solo la cuenta de ingresos y gastos. Así se puede saber que estas rentabilidades provienen de una cartera de valores a corto plazo por algo más de un millón de euros (1,026 millones), de los que 263.000 están invertidos en renta fija. En cuentas corrientes y de ahorro tiene unos 50.000 euros.

Baja rentabilidad

Tanto las inversiones en bolsa como en deuda pública o los depósitos bancarios pueden dar pérdidas en este momento. También hay que tener en cuenta que no todos los ecónomos de diócesis y parroquias son unos reputados inversores. De esta manera, las inversiones de la Iglesia española podrían ascender realmente de 5.000 millones de euros si la rentabilidad obtenida hubiese sido del 0,5%. La rentabilidad que consiguen hasta ahora en la Conferencia Episcopal es aproximadamente del 1,3%. Pero la de Mondoñedo-Ferrol es mucho menos. La de su cartera de valores es del 0,17%. El dinero que tiene depositado en cuentas corrientes y libretas en los bancos le ofrece un interés ínfimo: el 0,046%. Un término medio entre la rentabilidad que consigue la Conferencia Episcopal por sus inversiones, que son muy conservadoras (renta fija, deuda pública, depósitos bancarios) y los intereses que consigue la diócesis de Mondoñedo-Ferrol podría ser el 1% de rentabilidad, que se correspondería a un patrimonio financiero de unos 2.500 millones de euros.

A veces, los ecónomos diocesanos, que administran el dinero de los obispados, han buscado mayores rentabilidades o han confiado en otro gestor para sus inversiones y se han encontrado con su dinero atrapado en un escándalo como el de Gescartera. Este le costó caro a la diócesis de Astorga, cuya economía manejaba el sacerdote Ángel Lucio Vallejo Balda. Este merece una mención especial, porque fue considerado el más sabio, más joven y con más años ejerciendo en España. Años después de Gescartera fue llamado al Vaticano a arreglar cuentas y administración económica. Vallejo Balda terminó su paso por el Vaticano protagonizando el gran escándalo de la filtración de documentos secretos de la Santa Sede y conversaciones con el Papa, conocido como Vatileaks 2. Esto le valió a una condena de la que acaba de ser indultado.

Hay que tener en cuenta que una parte de los rendimientos en inversiones financieras de los que disfrutan las diócesis proceden de herencias o legados, cuyos donantes quisieron que este patrimonio no se tocara, sino que sus rendimientos se destinaran a los fines de la Iglesia católica. También hay que tomar en consideración que el endeudamiento de las diócesis es elevado.

Todas estas cifras no incluyen el patrimonio financiero de la multitud de congregaciones religiosas que existen. Una muestra de la dimensión económica de estas fue el robo de medio millón de euros en fajos de billetes guardados en bolsas de plástico en un convento de Zaragoza en el año 2011.

Hasta el momento, los datos de las cuentas que presentan las diócesis públicamente (y faltan aún algunas) no son homogéneos. Se da el caso de que algunos calculan sus cifras con datos del obispado y las parroquias, mientras que otras lo hacen solo con el primer apartado. En la mayoría de los casos no está claro si se trata de lo primero o lo segundo. Aun así, la cifra que los obispos manejan internamente sobre lo que supone el total de los intereses financieros son los citados 23 millones de euros, a los que hay que añadir los 1,8 de la Conferencia Episcopal. Los datos de las memorias financieras que hacen públicas el Día de la Iglesia Diocesana, en el mes de noviembre de cada año, a veces desglosan los ingresos financieros y otras no. Lo mismo ocurre con otro tipo de rentas que obtienen las diócesis. Con esta información se puede decir que si se suman a las inversiones puramente financieras, las rentas que obtienen por los alquileres de sus inmuebles, las actividades económicas (por ejemplo, editoriales o entradas a museos) etcétera, estas rentas superarían los 60 millones de euros.

 

Contabilidad común

Los obispos se han dispuesto a poner orden con una contabilidad común para las diócesis, parroquias e instituciones diocesanas, entre las que se encuentran seminarios, fundaciones y asociaciones promovidas por la Iglesia. Esta contabilidad homogeneizada se aplica ya, desde el 1 de enero de este año, con lo que a partir de 2018 deberían conocerse con mayor detalle los rendimientos y las inversiones financieras. Este nuevo plan contable homogéneo es una adaptación del que existe para las entidades sin ánimo de lucro. Para ello, la Conferencia Episcopal ha creado un software realizado por la empresa Indra. Este programa informático servirá para obtener automáticamente de las cuentas de hasta la última de las 23.000 parroquias todos los datos necesarios para presentar un retrato financiero completo y homogéneo. Posiblemente no exista nada similar en todo el mundo. Si este plan ofrece unos resultados como los de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, significa que podría conocerse el activo y pasivo de toda la Iglesia católica española, no solo sus ingresos, gastos o inversiones. En definitiva, conoceremos por primera vez de verdad las riquezas (o la pobreza) de la Iglesia católica en España. La dimensión del balance de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol es de 18,2 millones de euros. En este se puede ver, por poner solo un ejemplo, que los terrenos y construcciones están valorados en nueve millones de euros.

Por ahora, en las memorias económicas y de actividades se encuentran algunos datos interesantes diócesis a diócesis. Así, la de Segovia obtiene entre sus ingresos 47.000 euros anuales de las rentas de las fundaciones. También llama la atención que no son siempre las diócesis que coinciden con las provincias más ricas las que consiguen mayor rendimiento de sus inversiones. En esto influye, por supuesto, la buena o mala gestión que haya realizado cada diócesis durante años con ese patrimonio y con sus negocios. Entre las que más rentas ingresan se encuentran algunas con otro tipo de relevancia, como puede ser Santiago de Compostela, el lugar de peregrinación más importante de España. Veintidós diócesis obtienen unos recursos totales por encima del millón de euros al año.

Los datos desglosados que ofrece Barcelona descubren que obtiene 224.000 euros en 2015 por ingresos financieros y 2,2 millones por “arrendamientos y otros”. Madrid, por su parte, le supera en mucho en cuanto a ingresos financieros, ya que alcanzan los 737.073 euros anuales, aunque obtiene algo menos que Barcelona en el resto de rentas, como las que le dan los alquileres (276.867 euros) y actividades económicas (1,2 millones). Sumadas alcanzan casi 1,4 millones de euros al año. Entre los que apuntaron mayores cifras en la casilla de ingresos puramente financieros se encuentra la diócesis de Pamplona y Tudela, con 2,2 millones de euros en el año 2015 o Valladolid, con 1,4 millones. La diócesis de Cádiz ha hecho público que sus inversiones de patrimonio y otras actividades (ingresos financieros, inmobiliarios y por actividades económicas) superaron los cuatro millones de euros en el último ejercicio. En esta diócesis explican que esta cifra tan alta se debe a que han realizado una “regularización contable”, debido al cambio en su plan contable, que ahora incluye a las parroquias.

El inmenso patrimonio inmobiliario de la Iglesia católica en España es incalculable, pero la parte de este por el que las diócesis obtienen rentas sí que aflora en muchas de ellas. Entre las que desglosan estos ingresos (por ejemplo, Barcelona, como se ha dicho antes, no lo hace) destaca la de Vic, con un millón de euros en alquileres. Le sigue la de Sevilla, que gana al año por estas rentas de inmuebles 646.762 euros, y la diócesis de Pamplona y Tudela, que recoge 434.950 euros por ellos.

Por su parte, entre los que ofrecen desagregadas las cifras de sus actividades económicas, la que más ingresos obtiene por este concepto es la de Madrid, con los ya citados 1,2 millones de euros. Le siguen Toledo, que recauda 417.819, y Granada, que cosechó 349.689 euros.

 

Conferencia Episcopal

Capítulo aparte es el de la Conferencia Episcopal Española, el órgano que reúne a todos los obispos. Este es el encargado de recibir los fondos de la asignación tributaria destinada a sus fines a través del IRPF. En los últimos datos disponibles como definitivos aparece que los ingresos de esta fueron 251 millones de euros, a los que la Conferencia Episcopal suma 1,8 millones de intereses financieros. Estos provienen de lo que rentan los pagos de la asignación tributaria mientras no se reparten, que vienen a ser una media de 85 millones de euros, a lo que hay que sumar los intereses por los 43 millones de euros del fondo de reserva que tiene esta institución para el caso de que la asignación tributaria no cubra las necesidades de gasto habituales. También existen seis millones de euros, entre los que se encuentra un fondo para cubrir la Seguridad Social de las monjas. En total, la Conferencia Episcopal Española tiene invertidos unos 134 millones de euros provenientes de lo que recibe por la equis de la Iglesia en el IRPF. Según sus responsables, estos millones se encuentran invertidos en productos de alta solvencia y muy conservadores, como deuda pública o depósitos bancarios. En el último ejercicio conocido, entre lo que recibe por la asignación tributaria y lo que gasta le quedan aún 4,8 millones de euros de ahorro. Esta cantidad nutre al fondo de reserva, que llaman Fondo de Estabilización del Sistema.

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