El independentismo gana las elecciones, pero pierde su plebiscito

27 / 09 / 2015 Luis Calvo
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

El voto soberanista se queda varios puntos por debajo del 50%. Junts pel Sí no logra la mayoría absoluta y dependerá de las CUP para formar gobierno. Ciudadanos se consolida como segunda fuerza y primera no independentista

Cataluña ha votado contra el proceso de independencia. Con el escrutinio casi cerrado, las fuerzas soberanistas, Junts Pel Sí  y las CUP, se quedan a varios puntos de la mayoría absoluta en voto. Alcanzan entre ambas en torno al 47,8% de los votos, lejos del 50% que las CUP habían fijado como objetivo para avanzar en la independencia y mucho más aún de las mayorías cualificadas que se han exigido en otros países que han celebrado referéndum independentistas.

Sí  obtienen, en cambio, el triunfo en escaños. Entre ambas alcanzan los 72 escaños, cuatro más que la mayoria absoluta. La candidatura compuesta por Convergencia y ERC ha sido la ganadora incuestionable de las elecciones con 62 escaños y en torno al 39,6% de los votos, muy por encima de cualquier otro partido. En 2012, sin embargo, la suma de CiU y ERC fue de 71 escaños, algo que muestra el desgaste que ambas fuerzas han acumulado durante el proceso. Es, además, la primera vez desde 1980 que CiU y ERc no conseguirían sumar juntas la mayoría absoluta, algo que obliga a Junts pel Sí a contar con las CUP, que logran 10 escaños, siete más que hace tres años. 

La necesidad de depender de la formación asamblearia para formar gobierno podría hacer que el adelanto electoral se convierta a la postre en la última decisión política de Artur Más como president. Y siembra dudas sobre el proceso. Aunque el president aseguró en la noche electoral que los resultados "dan fuerza para seguir con el proyecto", la falta de una mayoría de votos y la incertidumbre ante la condiciones que impondrá la CUP dejan cualquier avance pendiente de nuevos pactos. 

Y si el éxito del soberanismo ha sido agridulce, es, en cambio, incondicional en el caso de  Ciudadanos. La fuerza de Albert Rivera es la formación que más crece en estos comicios. Pasa de 9 diputados a 25, casi triplicando los resultados de 2012. Su candidata a la Generalitat, Inés Arrimadas, ha logrado capitalizar el voto antinacionalista y arrastrar las papeletas que se han fugado de los partidos tradicionalmente constitucionalistas. Son esos precisamente los grandes perdedores. El PP, principal vivero de votos de Ciudadanos en Cataluña, cae drásticamente, de 19 a 11 diputados, y se queda como penúltima fuerza con representación parlamentaria. 

Aguanta mejor, aunque herido, el PSC de Miquel Iceta, que obtiene 16 escaños, un resultado mucho mejor de lo que auguraban las encuestas. Pierde cuatro diputados respecto a 2012 y se mantiene como tercera fuerza, algo que el propio Iceta calificó de "éxito" en su valoración electoral y que muchos socialistas daban por perdido. 

Ha sido también decepcionante el resultado de Catalunya sí que es Pot, la marca con la que concurrían Podemos e ICV en estas elecciones. La formación llegó a aspirar a ser segunda fuerza y desde el partido morado vendían los comicios como un primer asalto para convertirse en la fuerza hegemónica de la izquierda. Las expectativas no se han colmado. Se queda como cuarta y sólo alcanza 11 diputados, muy lejos aún de los socialistas.

Uniò, tal y como pronosticaban la mayoría de encuestas, queda fuera del Parlament. Su candidato, Ramón Espadaler, ha sido incapaz de convencer a sus votantes sin el respaldo de Convergencia y certifica la sobrerepresentación que durante años ha tenido el partido en la coalición CiU. Josep Lluis Durán Lleida, el líder histórico de la formación, puso esa misma noche el cargo a disposición del partido. El desastre de Uniò es también la constatación más clara del fracaso de la tercera vía, que no ha podido superar la polarización de la sociedad. 

Más allá de quien gana y quien pierde, las elecciones dejan una Cataluña partida en dos mitades casi idénticas, enfrentadas y con la tensión más alta de los últimos años. El mensaje de todos los partidos de que estas elecciones serían decisivas para el futuro de la autonomía han acabado calando en los catalanbes que votaron en masa. La participación fue histórica, cerca de diez puntos por encima de otras citas y con una movilización del voto no nacionalista mayor que nunca. 

La diferencia entre votos y escaños se explica por la distribución de diputado entre las cuatro provincias. El sistema electoral prima los escaños en las provincias de menos población, que coinciden con las más independentistas. Así, un escaño en Barcelona cuesta 2,4 veces mñas que Lleida o 1,6 veces más que en Girona. 

Grupo Zeta Nexica