El grupo de incondicionales

27 / 09 / 2012 17:45 Tiempo
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En los años 90, Artur Mas ficha como jefe de Gabinete en Economía a uno de los hombres a los que más habría de agradecer su apoyo: David Madí, que entonces no llegaba a la treintena. Madí formaba parte del grupo de jovencísimos convergentes que comenzaron a copar cargos en el Gobierno y en el partido, y conocidos como los talibanes. Y, más concretamente, el grupo de élite de los talibanes era conocido como el pinyol (hueso). Junto a él, podría enumerarse también a Francesc Homs (actual portavoz del Gobierno), Germà Gordó (actual secretario del Gobierno), Felip Puig (considerado el jefe de filas por su mayor edad, actualmente consejero de Interior), Oriol Pujol (actual secretario general de Convergència), Antoni Vives o Marc Puig.

Todos ellos rodearon a Artur Mas desde que este fuera ungido por Jordi Pujol como su sucesor, aunque el más fiel a Artur Mas fue su inseparable David Madí, a quien más tarde situó como secretario de Comunicación de la Generalitat, cargo del que hubo de dimitir tras una agria polémica por la manipulación de encuestas oficiales.

Madí, no obstante, estuvo siempre al lado de Mas. Fue su guía y su cerebro en la sombra, como secretario de Comunicación y Estrategia de Convergència. En cierto modo, se puede afirmar que Artur Mas es un producto de David Madí, un político fabricado artesanalmente durante años y forjado en ocho de oposición, los ocho que el Gobierno tripartito gobernó Cataluña.

Además, fue este grupo quien le apoyó incondicionalmente en sus intermitentes pulsos con el socio democristiano de Convergència, Josep Antoni Duran i Lleida, que no descartaba ser el recambio del mismísimo Jordi Pujol.

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