Dónde echan los humos sus señorías

06 / 11 / 2006 0:00 Lucía Peña
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La ministra de Sanidad, Elena Salgado, y su compañero de partido, el diputado Pepe Acosta, éste con puro en mano, comen en un mismo restaurante separados por tan sólo dos mesas y un biombo. La Ley Antitabaco se aplica sin concesiones al cargo.

B. de la Lama Noriega

Un Congreso “libre de humos”hace que los leones de la entrada se encuentren sumidos en una nube de nicotina y que los bares más cercanos estén llenos de diputados que buscan en ellos su particular refugio. Son ocho los meses que sus señorías llevan sin fumar en ningún rincón de la Cámara, lo que les obliga a decidirse entre la intemperie de las calles que rodean al Palacio y los restaurantes, que desde hace años ejercen de hogares durante las extensas jornadas de trabajo. Ocho son también los meses de plazo dados por el Gobierno a los lugares de ocio para el divorcio definitivo entre fumadores y no fumadores, que se cumplieron la semana pasada. Una separación forzosa a la que los diputados han tenido que adaptarse como cualquier ciudadano.

Anécdotas

“¿Tengo que ser yo la que le prohíba fumar?”, preguntó irónica María Eugenia Antia, propietaria del restaurante Errota Zar (Molino Viejo), a la ministra de Sanidad mientras señalaba a Pepe Acosta. Elena Salgado comía en la zona de no fumadores y a escasos metros de ella, en la reservada a fumadores, el diputado socialista disfrutaba del colofón de la comida. La cabeza de María Eugenia es un anecdotario. Por su casa, situada en la parte trasera del Congreso, pasan a diario buena parte de los miembros del hemiciclo. Ella asegura no haber tenido problemas con la aplicación de la ley, ya que su restaurante se dibuja sobre el plano de un piso y cada habitación está suficientemente aislada de la contigua. Los que no soporten el humo tienen preservado aquí su derecho a no respirar el aire tóxico de un cigarro. Es el caso de Alfonso Guerra. María Eugenia explica que “los guerristas conocen su problema con el tabaco y nunca fuman delante de él”.

Pero no todas las ubicaciones de los diputados dentro de los restaurantes se rigen por la Ley Antitabaco. Para Patxi García, encargado del restaurante Kupela, lo complicado no es colocar a los diputados en las salas de fumadores o no fumadores, sino “situarlos de tal forma que no se vean unos a otros”. Este vasco trata de separar a políticos y periodistas en diferentes apartados.“Que todos los problemas sean esos”, suspira Patxi

Adaptación

Tras los cristales de alegres ventanales, que cantaba Sara Montiel.Así tienen que comer los diputados adeptos a la nicotina en los restaurantes de más de 100 metros cuadrados que frecuentan. La ley obliga a los comedores a contar con barreras físicas (muros o cristaleras con una puerta de acceso) para aislar a los consumidores de tabaco, medida que cumplen rigurosamente los visitados por sus señorías.“Esperanza Aguirre dijo que con un biombo valía”, recuerda María Eugenia. A pesar del anuncio del Gobierno madrileño de suavizar la ley en lo referente a la reforma de los locales, la dueña de Errota Zar ya cuenta con espacios independientes habilitados para fumadores, en los que también dispone de un sistema de extracción. Eso mismo se adivina desde la recepción del acristalado hotel Urban, lugar escogido por los diputados para sus reuniones, cuya dirección no quiso entrar a concretar si disponía de zonas delimitadas para el colectivo fumador.

Miren Ceberio, encargada del restaurante La Ancha, también tiene una zona reservada en la que Santiago Carrillo come cada miércoles. La entrada al comedor es exclusiva para no fumadores, ya que es zona común de paso y, según la ley, por ella no puede circular el humo de tabaco. Si algún diputado fumador, como podría ser el popular Gabriel Cisneros, preguntase a Miren por qué no puede sentarse en el salón principal, ella tendría clara su respuesta: “ustedes lo han hecho así”.

El Como, La Pepa 1812 o el East 47, cafetería del Hotel Villa Real frecuentada por Zaplana o María Teresa Fernández de la Vega, son de los pocos locales cercanos al Congreso que tienen menos de 100 metros cuadrados. Todos se han declarado espacios para fumadores porque, como explica José Miguel, encargado del segundo,“ uno de los bares de por aquí decidió ser sólo para no fumadores y no duró más que un mes”. José Miguel opina que “los que no fuman llevan mucho más tiempo aguantando el humo que los que sí consumen, que es ahora cuando empiezan a enfrentarse a restricciones”. Puede que a eso estén acostumbradas las diputadas socialistas Carmen Alborch y Arantza Mendizabal; Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida; Josep Maldonado, de CIU o José Antonio Labordeta, del Grupo Mixto, clientes habituales de La Pepa, a los que no les importa tomarse el café en mitad de la humareda.

Reacciones

El plazo ha expirado. Primera semana en la que tienen que ser efectivas las reformas de adaptación para fumadores en bares, restaurantes y hoteles y primera oleada de porcentajes contradictorios.“Más del 50% de los establecimientos que tenían que hacer reforma, la han hecho. Si no la hicieron es por el retraso de las leyes autonómicas”, dice José Luis Guerra, adjunto a presidencia de la Federación Española de Hostelería. La cifra dista mucho de la que barajan tanto Rodrigo Córdoba, presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, como Dacio Alonso, portavoz de la Unión de Consumidores de España, para los que el “90% de los hosteleros no han hecho reforma”.

Las autonomías suavizan la ley

La conocida como Ley Antitabaco es de carácter básico. Es decir, requiere el desarrollo legislativo de las comunidades autónomas para que éstas la adapten a su ámbito territorial. Las autoridades regionales se debaten entre una aplicación sin concesiones o una mayor flexibilidad a la hora de separar los fumadores de los no fumadores en los locales de ocio. Por ahora, sólo Andalucía, Valencia y Castilla y León han planteado sus borradores.

La Comunidad de Madrid se encuentra entre las autonomías partidarias de una aplicación suave de la Ley. El Gobierno de Esperanza Aguirre espera aprobar a finales de septiembre el borrador del decreto, que ahora se encuentra pendiente de tramitación en el Consejo de Estado. Las previsiones de la presidenta apuntaban a una mayor flexibilidad en la separación de las zonas de fumadores en los locales de ocio, así como “libertad” en celebraciones privadas. El objetivo que persigue la administración madrileña es “evitar que el fumador se sienta perseguido o coaccionado”.

El primer “no” del Gobierno fue para la Comunidad Valenciana. El Ministerio de Sanidad recurrió el pasado 29 de junio el decreto que desarrolla la Ley, argumentando que éste permitía que las zonas de fumadores en los bares y restaurantes de más de 100 metros no estuvieran completamente separadas, por lo que el humo podría pasar a las zonas habilitadas para no fumadores.

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