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Don Juan Carlos se afloja la corbata

01 / 06 / 2015 Antonio Rodríguez
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El rey Juan Carlos disfruta desde su abdicación hace un año de aquello que no pudo hacer durante su reinado, como ver a solas la bahía de San Sebastián desde lo alto del monte Igueldo. 

A los efectos constitucionales procedentes, adjunto el escrito que leo, firmo y entrego al Señor Presidente del Gobierno en este acto, mediante el cual le comunico mi decisión de abdicar la Corona de España”. Era el 2 de junio del año pasado y Juan Carlos I dio por concluido su largo reinado con estas escuetas líneas, sin alharacas ni sentimentalismos, pues no se marchaba al exilio como su abuelo Alfonso XIII, ni a un retiro conventual como el del emperador Carlos V en el monasterio de Yuste. La renuncia pilló por sorpresa al país. El monarca había recuperado buena parte de su condición física y venía de realizar una gira por el Golfo Pérsico que, a posteriori, se interpretó como de despedida. Sin embargo, el tablero político se había tambaleado con la irrupción de Podemos en las elecciones europeas de una semana antes, lo que provocó la jubilación forzosa del líder socialista por aquel entonces, Alfredo Pérez Rubalcaba. Más de uno se preguntaba quiénes eran esos herederos del 15-M, sin darse cuenta de que a otro heredero, el príncipe Felipe, le quedaban escasos días para coger el timón de la Corona.

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