La obstinación de Francisco
El Papa visita Amatrice, el pueblo italiano devastado por un terremoto
El Papa había dicho varias veces que quería visitar Amatrice, el epicentro del terremoto que devastó la región del Lazio a finales de agosto pasado. En Roma se lo desaconsejaron. Todos, hasta sus más próximos colaboradores, porque la zona sigue siendo inestable. Pero a Francisco no le gusta nada que le digan lo que tiene que hacer, y sobre todo lo que no debe hacer, y así, el pasado 4 de octubre el Pontífice sencillamente se escapó. Se metió en un modesto coche negro acompañado de su escolta personal, el policía Domenico Giani, y del obispo de Rieti, Domenico Pompili. Y se plantó en Amatrice. No le esperaba nadie y los chiquillos que había por la calle fueron su comité de recepción. El Papa abrazó, consoló, se emocionó y visitó todo lo que pudo: sobre todo la “zona roja”, donde las ruinas son aún peligrosas. Los políticos y las autoridades llegaron después, a la carrera.