Bildu se deshace de su cara inatacable

15 / 09 / 2014 Clara Pinar
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La salida de Laura Mintegi de la política permite la llegada al Parlamento vasco de un condenado por terrorismo, consecuencia, según PSE y PP, del fortalecimiento de Sortu.

Motivos personales o servicios prestados. Uno de estos dos motivos, o los dos, son los que se esconden tras la salida de Laura Mintegi, portavoz de Bildu en el Parlamento vasco, de la vida política. La salida de Mintegi, que se ha producido aprovechando los discretos meses de verano, es coherente con el fenómeno que vienen observando el Partido Socialista de Euskadi (PSE) o el PP: la llegada de personas más vinculadas “a los viejos tiempos”, como también se ha visto en el reciente cambio de la portavocía de Bildu en las Juntas Generales de Vizcaya.

Bildu insiste en que la salida de Mintegi se debe a “motivos personales” pero en la oposición se interpreta su vuelta a la universidad como el producto del cambio de las circunstancias políticas, ya que el tiempo en el que la formación necesitaba a alguien para ser marca blanca ya ha concluido. “Son cargos con caducidad”, esgrimen en el PP. A Mintegi “cuesta relacionarla con la violencia”, lo que favorecía a Bildu de cara a las elecciones. Su marcha coincide con un momento en que “se va consolidando el final de la violencia y en que Sortu tiene claro que ya está en política”, razonan en el PSE.

Mintegi “es la versión más amable o menos atacable” de la Izquierda Aberzale (IA), dicen en el PSE, donde explican su salida por el “fortalecimiento” de Sortu, el partido aberzale que en las pasadas autonómicas estaba pendiente de no ser ilegalizado en virtud de la Ley de Partidos. Este hecho dio lugar a la creación de Bildu, una coalición en la que la IA estaba acompañada por Eusko Alkartasuna (EA) y Alternatiba, y que buscó una candidata suficientemente comprometida pero que no pudiera ser reconocida como una histórica aberzale.

Así llegó Mintegi, que a sus entonces 56 años dio el salto desde la Universidad del País Vasco, donde ahora recuperará las clases de Lengua y Literatura, y la Real Academia de la Lengua Vasca, a un cartel electoral donde competiría contra Íñigo Urkullu, Patxi López o Antonio Basagoiti. En aquellos días previos a las elecciones, un asesor de Bildu dejaba claro cuál era su gran valor para la coalición durante una sesión de fotos en la que le dijo: “Tienes algo que no tienen los demás candidatos: una gran sonrisa. Aprovéchala”.

Y así lo hizo, a tenor de lo que dicen de ella colaboradores y políticos de otros partidos. Tanto en el PP como en el PSOE se destaca que ha sido una parlamentaria “muy agradable, con una especial empatía” y sin problemas para dar “besos y abrazos” a parlamentarios de otras formaciones. Incluso en Bildu reconocen que su trato con políticos no aberzales estaba por encima de la media de lo que suelen ser las relaciones, muchas veces difíciles, por ejemplo, con parlamentarios del PP y del PSOE.

El discurso oficial aberzale.

En muchas ocasiones, esa relación cordial con otros parlamentarios no se daba dentro de su propio grupo. “Tenía un claro problema de encaje en el grupo” de Bildu, observan desde el PSE, donde advierten que, en todo caso, su discurso nunca se movió del oficial, de no condenar a ETA o de llamar a sus presos “presos políticos”. De hecho, el año pasado el fiscal superior del País Vasco inició una investigación para determinar si sus palabras acerca de que el asesinato del socialista Fernando Buesa tenía “origen político” podían constituir un delito de enaltecimiento del terrorismo. Tras su marcha, Mintegi será reemplazada por una “portavocía coral”.

“Aquí no hay palomas y halcones, son todos halcones, pero hay distintas formas de expresarse”, apunta Nerea Llanos, secretaria general del PP vasco. En el PSE y en el PP consideran que, ahora que Sortu ya no teme ser ilegalizada, se ha animado a dar más visibilidad a sus “históricos” dentro de Bildu, donde ni EA ni Alternatiba alzarán la voz porque su supervivencia política depende de seguir en la coalición. Así, la salida de Mintegi ha dado lugar a la entrada en el Parlamento de Íker Casanova, condenado a 11 años por pertenencia a banda armada.

“La sustitución fue simplemente con el siguiente que venía en la lista, no se ha hecho dimitir a nadie para que sustituyera a Mintegi”, argumentan en Bildu sobre una práctica que sí ha aplicado en 22 ocasiones desde 2011 en ayuntamientos vascos y navarros, donde dimiten listas enteras de agrupaciones y formaciones que pasaron el filtro de la Ley de Partidos gracias a candidatos desconocidos para que entren personas más conocidas, condenados o en busca y captura, en virtud de una normativa que, paradójicamente, se creó para proteger a amenazados por ETA.

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