Así quería adoctrinar la Generalitat

28 / 11 / 2017 Luis Calvo
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Los primeros Gobiernos de CiU impulsaron una estrategia para infiltrar el nacionalismo en todos los ámbitos sociales y colocar cargos afines en la educación o los medios.

El Govern. Los miembros del Gobierno de Jordi Pujol que elaboró el documento de catalanización. Foto: EFE

Control de los medios de comunicación, de las escuelas, de las asociaciones de padres, la universidad, sindicatos, patronales e incluso de las alcobas de los catalanes, para preservar la renovación generacional. Catalanizar cada ámbito social, cada resquicio de la sociedad a favor del nacionalismo. Ese es el objetivo que a finales de los años 80 se propuso el Gobierno de la Generalitat bajo la presidencia de Jordi Pujol. Para ello se elaboró un documento, de uso interno dentro de la Generalitat y de Convergència Democràtica de Catalunya, que pretendía servir de guía estratégica para los años siguientes y base para los programas electorales del extinto partido. En el texto, de dos decenas de folios, se explicaba con todo detalle cómo infiltrar el nacionalismo catalán no solo en la comunidad autónoma, sino también en los llamados Países Catalanes, que incluyen la Comunidad Valenciana, Islas Baleares y parte del sur de Francia. Y no solo las ideas. En el documento se subrayaba la necesidad de colocar a profesionales nacionalistas en los puestos clave de los medios de comunicación y de los sistemas financiero, administrativo o educativo.

Fue el propio Pujol quien, según han confirmado a TIEMPO algunos de los participantes en la elaboración de aquel documento, impulsó desde la presidencia de la Generalitat una estrategia conjunta de todas sus consellerías para potenciar de forma coordinada los “sentimientos nacionalistas” y el “alma social” de Cataluña en busca de su soberanía. Las mismas fuentes aseguran que el equipo que lo elaboró estaba fundamentalmente formado por los consejeros del Govern, con algunas, pocas, aportaciones externas, de reconocida trayectoria nacionalista. Una de ellas, casi la única no institucional, según él mismo, fue Joan Amorós, ingeniero y promotor cultural catalán, hoy presidente de Ferrmed, una asociación que pelea por la constitución del corredor mediterráneo y, en general, por la mejora de las infraestructuras ferroviarias europeas. Amorós conocía al presidente Pujol desde la infancia y fue reclamado por este a raíz de su activismo en favor de la conciencia nacional catalana. Según su versión, el president era el impulsor del documento y llegó a presidir alguna de las reuniones en la que se discutieron sus puntos. Su principal interlocutor, sin embargo, era el consejero de Cultura del citado Govern, Joan Guitart i Agell.

Con posterioridad, Amorós ha participado a través de la Fundación Occitano Catalana en algunas acciones polémicas como el libro de las Aportaciones catalanas universales, que señalaba como mérito catalán el Kamasutra occidental, el descubrimiento de América o el estilo churrigueresco (del madrileño Alberto Churriguera). 

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