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Presidenta de Microsoft ibérica.

María Garaña

22 / 05 / 2015 Luis Calvo/ Fotos: Paco Llata
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A punto de dejar su puesto al frente de la división española e incorporarse a la estructura internacional de la compañía, Garaña es optimista sobre el futuro empresarial y económico de España. 

“Con una conexión a Internet y un buen modelo de negocio el límite es el mundo”

María Garaña será en unas semanas la nueva vicepresidenta de soluciones empresariales de Microsoft para la región de Europa, Oriente Medio y África. A finales de julio dejará la división española tras haber logrado, en plena crisis, resultados récord para la compañía.

¿Qué expectativas tiene en su nuevo puesto?

Tengo grandes expectativas. Voy a estar al frente de un área donde la tecnología tiene impacto directo en la cuenta de resultados de las empresas. El reto es que ya no solo conversaremos con el área de tecnología de las empresas, si no que los gestores de las organizaciones estarán involucrados. Además, las necesidades de tecnología de los países son similares, pero hay un desarrollo industrial, una legislación y una cultura muy diferentes en cada región.

¿Qué balance hace de estos siete años al frente de Microsoft Ibérica?

El balance es tremendamente positivo. Durante este tiempo, la compañía ha consolidado cada año crecimientos de negocio superiores a la media del mercado. Dejo el país con datos operativos muy sólidos y una gran apuesta por la innovación con cinco centros especializados. Además, varios de mis colaboradores han sido promocionados a puestos de responsabilidad, tanto dentro como fuera de España, y Microsoft ha aparecido cada año arriba en el ranking de Great Place to Work.

¿Cuál es la situación del mundo empresarial español?

Mejor de la que era hace unos años. Es verdad que es distinta en la gran empresa que en las pymes. Las compañías del Ibex 35 están al mismo nivel y muchas veces mejor que cualquier otra multinacional. En las pymes, que son el corazón del sistema productivo, especialmente en nuestro sector, sí queda, en cambio, mucho por hacer. Algunas están dirigidas por emprendedores brillantes, pero fallan en la tecnología. Esa es la gran asignatura pendiente.

¿Por qué crecen los emprendedores pero no remonta la productividad?

España no tiene un problema de número de emprendedores. El problema es cómo se pasa de emprendedor a empresa. ¿Qué nos falta en cuanto a productividad? Nos falta pensar un poco más a lo grande. Ahora, con una conexión a Internet y un buen modelo de negocio, el límite es el mundo. Nos falta querer jugar en ligas internacionales. Y tecnología de gestión. Por ejemplo un CRM, un sistema que te permite saber quiénes son y gestionar tus clientes. Solo un 40% de empresas españolas lo tienen. O ser capaces de vender por Internet...

Se habla mucho de liderazgo. ¿Qué requiere un puesto como el suyo?

Primero hay que quererlo. Una posición como la mía tiene también su parte de servidumbres. Tienes que estar seguro. Eso te da también cierta consistencia entre lo que dices, lo que haces y lo que piensas. Es una apuesta a largo plazo en la que la gente va a estar pendiente de si haces lo que dices o si dices lo que piensas. Ahora que tenemos una falta de referentes en el país, ese es un principio básico. No hay confianza porque falta esa consistencia, que para mí es un ingrediente básico del liderazgo. Y, por supuesto, formar un equipo en el que estén los mejores. La competencia es el mundo.

 

Falta de referentes, ¿también en política?

Bueno, existe una falta tremenda de consistencia. Yo creo que deberíamos tener políticos que se dedican a la política pudiéndose dedicar a otra cosa. Eso es clave. Es como cuando nosotros contratamos a gente. Queremos alguien que hoy esté en Microsoft, pero mañana pueda estar en otro sitio. No queremos que se queden aquí porque no tienen otra opción. Aunque debo decir que también he conocido políticos de primera línea.

¿Es más complicado llegar a un puesto directivo siendo mujer?

En algunas cosas sí, en otras no. El primer factor en las mujeres tiene que ver con lo que decía antes: hay que querer llegar. Yo no creo que para muchas mujeres que trabajan en empresas su definición de éxito sea alcanzar la presidencia. Ese puesto da muchas cosas buenas pero es complicado de manejar. Muchas veces pesa esa mentalidad, errónea, de que es necesario elegir entre dos ámbitos de tu vida. Y, además, las mujeres probablemente están más observadas. Cuando asumen responsabilidad necesitan demostrar que tienen capacidad. No se les presupone, como a los hombres. Esa parte tiene que ver con el sistema y es necesario cambiarla.

Pero, ¿es posible conciliar?

Yo creo que sí. Aunque más que de conciliación, prefiero hablar de flexibilidad. No creo que nadie, ni mujer ni hombre, quiera pasar su vida en la oficina. Es más, yo he tenido esta conversación aquí más con hombres que con mujeres. Y muchos están contentos porque saben que no pasa nada si se cogen los 15 días de paternidad. Eso antes estaba mal visto en un hombre. Hoy la gente no está dispuesta a dejar su vida por una empresa.

¿Se trabaja demasiado en España?

En horarios, sí. Están mal planteados. Yo acortaría las horas de comer, del café... Desde que sales de casa hasta que vuelves yo creo que España es de los países donde más horas pasan.

Ha hecho buena parte de su carrera profesional fuera de España. ¿Qué le diría a los jóvenes que emigran?

Yo creo que es muy bueno que salgan de España. Aporta capacidad de adaptación. Pero tiene que venir de decisión propia, no como única salida. ¿Qué aconsejaría? Ahora mismo hay industrias, como la mía, que tienen déficit de profesionales. Si están en profesiones de futuro, que estén pendientes. La situación mejora. Si no, que se reciclen, se reorienten. Las empresas cada vez contratan más por el paquete completo de la persona. Contratamos potencial.

¿Debería la universidad estar más enfocada a la industria?

Yo quiero romper una lanza por la universidad. Nosotros colaboramos con varias, tanto públicas como privadas. Se está haciendo un esfuerzo importante, pero cuesta mucho mover nada. La universidad está sujeta a tanta burocracia que le falta margen de acción.

¿Qué busca en un empleado?

Nosotros contratamos muchísimos jóvenes, por supuesto, pero también a gente de todas las edades. Si son buenos nos da igual que tengan 20 o 50 años. Fundamentalmente buscamos trabajadores con muchas ganas. Y, sobre todo, gente de recursos. Es cierto que la mayor parte de la gente son ingenieros, pero cada vez abrimos más el perfil. Evaluamos su capacidad de análisis, comunicación, trabajo en equipo... No queremos gente brillante de forma aislada sino ver cómo se mueven en un grupo.

La crisis se ha saldado con recortes en I+D. ¿Qué consecuencias tendrá?

La I+D es algo crítico que hay que recuperar ya. Entiendo que hubo que hacer esfuerzos durante la crisis, pero estamos hipotecando nuestro futuro si no recuperamos esos espacios. Y debe ser una I+D ligada al proceso de producción. Esa parte va a definir que, cuando llegue otra época mala, y llegará, nos pille mejor preparados.

 

¿Por qué no hay un Silicon Valley en España o Europa?

Es que los problemas de los que estamos hablando no son de España sino de Europa. Cuando analizas por separado los elementos que conforman Silicon Valley, ves que en España y en Europa tenemos muchos de ellos. La gente no es más lista allí. Es más, mucha de esa gente son extranjeros. Pero Silicon Valley es como el Disneylandia de la innovación. Tienes juntos a los que desarrollan, a los que financian, a las autoridades, a los clientes... Es un ecosistema. Y que hace fenomenal toda la parte de la comunicación. Han creado un valor de marca y un espacio que faltan en España y Europa.

¿Habría sido posible en España que Microsoft saliera de un garaje?

Antes no era posible, ahora sí. Y hay casos de españoles que están haciéndolo por el mundo. No sé si se convertirán en Bill Gates o no... pero quizá la reflexión es qué hace falta para que esa gente vuelva y lo cuente. Quizá tenemos que cambiar la definición de éxito que le damos a nuestros jóvenes. Muchas veces te encuentras con que el sueño de una empresa es que le compre Microsoft. Eso no puede pasar.

¿Qué opina del boom de las start ups (empresas incipientes de tecnología)?

En el mundo de las start ups, creo que el problema es que hay demasiadas iniciativas. Es imposible enterarse de cuáles son serias. Habrá que ver cuántas se mantienen en unos años. Y es importante que no se vea a los emprendedores como un factor solo de autoempleo. Tienes que querer hacer eso porque llegarán momentos durísimos. Creo que hay que hacer menos cosas, pero de más recorrido.

¿Sigue en España esa mentalidad del trabajo para toda la vida?

Sí, pero creo que la estructura de trabajo está cambiando. Vamos a ver un momento en el que la gente se mueva mucho más. Esa idea de agazaparte en un trabajo durante toda la vida, creo que se va a acabar.  

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