Los Vivancos

Los Vivancos son seis hermanos españoles que encima del escenario ejecutan un show visual, musical y físico de difícil catalogación pero de espectacular resultado. Una fusión de estilos que deja al espectador completamente entregado. Su última creación, Nacidos para bailar, estará hasta el 10 de diciembre en el teatro Nuevo Apolo de Madrid... y en mayo llegará al Tívoli de Barcelona.

P_ ¿Cómo definirían su trabajo?

R_ Es el gran debate de toda nuestra carrera. Solemos decir que hacemos extreme flamenco fusion, pero llevamos diez años intentando buscar una frase más acorde con lo que hacemos. Es muy difícil. El hilo conductor de nuestro espectáculo es el flamenco, pero hacemos mucho más: tocamos instrumentos, hacemos acrobacias, artes marciales...

P_ ¿Qué es lo más difícil de su show?

R_ La dificultad está en la combinación de elementos. No se ejercitan los mismos músculos cuando zapateas que cuando haces acrobacias. Tienes que estar muy en forma para aguantar el espectáculo. 

P_ ¿En qué país les reciben mejor?

R_ Quizás en Turquía, pero la verdad es que cada público reacciona de manera diferente. En Alemania zapatean si les gusta, en América son más chillones... Pero el 90% siempre se pone de pie.

P_ ¿Por qué en España no tienen más éxito?

R_ Porque nosotros somos una empresa familiar y hemos empezado desde cero. Nuestra inversión en marketing no es la misma que otras producciones que tienen detrás a grandes empresas. Además, también es difícil para el público que no nos ha visto nunca entender lo que hacemos. 

P_ Los carteles de su espectáculo dicen que ustedes tienen un récord Guinness... ¿de qué exactamente?

R_ Tenemos el récord Guinness del zapateado flamenco más rápido. En un minuto dimos 1.317 golpes. Hubo que grabarlo con cámara superlenta para poder contarlos y se dobló el récord anterior.

P_ Ustedes son seis hermanos y su padre tuvo 40 hijos de siete mujeres diferentes. ¿Me pueden explicar esto brevemente para que lo entiendan los lectores?

R_ Es indescriptible, lo mismo que pasa con nuestro espectáculo [risas]. Nuestro padre era un gran bailarín y músico y nos educó en las artes desde pequeños. A comienzos de los años ochenta nos instalamos en Canadá y regresamos a España alrededor del año 2000 para formarnos en el conservatorio y posteriormente crear nuestra propia compañía. 

P_ ¿Cómo es trabajar con la familia?

R_ Tenemos nuestros más y nuestros menos, pero el trabajo nos da tanto que vale absolutamente la pena. Sobre el escenario, la energía que tenemos bailando juntos es una bomba al ser hermanos. Luego llevar toda la empresa no es fácil, pero si no fuéramos hermanos esto no existiría. 

P_ ¿Cómo toman las decisiones?

R_ Por consenso. Esto es una compañía de seis solistas. No hay ningún jefe. En el escenario todos tenemos nuestro protagonismo y fuera nos dividimos: uno lleva más la producción, otro se ocupa de las ventas... Cada uno es responsable de una parte. 

P_ Sus reuniones familiares deben ser la bomba. ¿Coinciden por Navidad los 40 hermanos juntos?

R_ Lo intentamos, pero es muy complicado porque cada cual tiene su vida y vive en un país distinto, así que nos vemos sobre todo por WhatsApp. ​

​Y así concluye una entrevista que tuvo lugar en el restaurante 'La sirena verde', en plena Gran Vía madrileña, unos días antes de que Los Vivancos celebrasen el 30 de noviembre una gala solidaria en apoyo de la ONG Uno entre cien mil y el Fondo Soledad Cazorla Prieto, que en sus labores diarias se centran en la atención a los niños que luchan contra la leucemia y a aquellos que se quedan huérfanos por el fallecimiento de sus madres tras ser víctimas de la violencia de género.