José Antonio Vázquez Taín

23 / 11 / 2015 Karmentxu Marín
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Su gran pasión es la historia, aunque dice que lee de todo. Este juez novelista, con fama de sencillo y comprensivo, opina que el criminal siempre, o al menos muchas veces, gana. Publica Matar no es fácil

¿Qué hace un juez hablando de pecados capitales?

Cuando me puse a analizar por qué la gente mata y comete delitos, después de darle muchas vueltas, porque los jueces pasamos muchas horas con los forenses, y después de recurrir a la psiquiatría y a la psicología, me he dado cuenta de que las respuestas estaban más que asentadas por la filosofía y la religión. Las causas por las que el hombre comete sus actos llevan siglos establecidas. Los siete pecados capitales siguen siendo la fuente de las explicaciones de comportamientos, y por eso, sorprendentemente, me he encontrado a mí mismo leyendo a Santo Tomás y a los clásicos.

¿Cuándo se dio cuenta de que la toga no le colocaba en los altares?

Yo empecé con una vocación ciega y  una ilusión supongo que infantil. Poco a poco me he dado cuenta de que la toga es una responsabilidad que va haciendo surcos en la cara y heridas en el corazón. Y que creo que me va a llevar a la tumba no solo por edad, sino también porque el esfuerzo me va minando.

¿Sostiene que matar no es fácil porque lo ha intentado?

No. Pero he visto a mucha gente que lo ha intentado y le ha salido mal. Se mata más por casualidad que por preparación. Por eso hay muchos más homicidios que asesinatos. Cuanto más lo premeditan, peor les sale.

Su anterior novela se llama Al infierno se llega deprisa. ¿El título es autobiográfico?

No. Es la experiencia de ver a todos esos drogadictos con los que tengo contacto diario, cuando los juzgas por robos, por lesiones. Y cuando conoces su historia te das cuenta de con qué facilidad llegaron ahí. Vecinos que se pelean entre sí, ese infierno de la soledad, de la droga, de
 la incomprensión, de la violencia doméstica.

Cada capítulo de su libro es un pecado capital. ¿De cuál padece más?

Como deporte, la lujuria; como devoción, cocinar y la buena mesa, la gula; y como impulso, tengo muchísima ira. Me tengo que controlar, porque soy de los que aguanto hasta que exploto. Pero esto lo reservo para mi vida privada. En la profesional procuro ser muy frío.

¿Se cometen crímenes en la política española?

Sí, sí. En primavera sacaré una novela y va un poco de esos crímenes que se vieron en un tiempo como forma de actuar. Creo que el primer crimen que ha cometido la política española es matar la ilusión del pueblo, que tenía unas ganas enormes de democracia y modernidad. Matar la ilusión de la gente que confiaba en la política y matar la confianza que los españoles teníamos en las instituciones. Es una de las grandes responsabilidades que nunca asumirán, pero que corresponde a todos los políticos que han pasado por cargos de responsabilidad.

Matar está muy mal, pero, ¿por qué nos parece más tolerable llevárselo crudo?

Nos parece tolerable porque es una sociedad latina, en la que criticamos a los corruptos un poco por envidia, porque si estuviéramos allí seríamos nosotros los que nos apropiaríamos. Somos un país en el que hay muchos favores que se pagan con el silencio y muchos corruptos que tienen muchas bocas atadas.

Le han tocado los asuntos de droga, el códice Calixtino, el asesinato de Asunta Basterra... No me diga que, además, lee novela negra.

Pues sí. Este verano, cuando estuve en la Semana Negra de Gijón, me di cuenta de que la novela negra es la más real, la que describe la sociedad de manera más exacta. Es como la vida misma.

Como gallego, ¿el presidente Feijóo o el Apóstol Santiago?

Amancio Ortega.

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