Jordi Sevilla
09 / 02 / 2015 Karmentxu Marín
Confiesa que tiende a ser bastante pesado, bastante disciplinado y bastante cabezota. Tras su último libro, prepara otro sobre España dentro de veinte años. Una de sus grandes frustraciones es no haber llegado a cantante de ópera. Colecciona plumas y vinilos. Y añora el ‘pilates’ que abandonó cuando no puede levantarse de la cama sin que le duela algo.
"Veo demasiada gente con tendencias pirómanas"
Seis meses que condujeron al rescate. Su última creación. ¿Cree que, con ese título, se lo va a leer alguien?
Espero que se lo lean todas aquellas personas que no están de acuerdo con la versión oficial que está contando Mariano Rajoy y están convencidas de que hubo rescate.
¿Viene a quitarle a Rajoy la medalla de campeón de la resistencia?
Si lo ponemos en inglés, se dice rescue o be out. Es decir, todo el resto del mundo está hablando de rescate financiero a España, y me molestaba un poco que aquí se estuviera negando, entre otras cosas porque creo que, gracias al rescate, las cosas han empezado a ir mejor.
A la presentación de su libro fue el expresidente Zapatero. ¿Lo hizo agradecido por aquellas dos tardes de economía con las que le puso a punto?
Tenía otra cosa, pero lo pudo cambiar. Un gesto por su parte. Y yo nunca le di las dos tardes, como conté en La economía en dos tardes. Creo que a él la crisis le hizo aprender mucha economía.
¿Le eclipsó el acto la incógnita de si se quieren o no Zapatero y Pedro Sánchez?
Todo lo contrario. Es difícil encontrar a alguien en España que no sepa que he escrito un libro, aunque ignore sobre qué, ni creo que se lo vaya a comprar por eso. Pero el que estuvieran los dos y la polémica que se montó dio mucha publicidad al libro. La polémica me parece un triste reflejo de la realidad como país: que la gran noticia sea si Zapatero y Pedro Sánchez se dan o no la mano.
¿Qué bombilla nos encienden sus reflexiones?
La bombilla del no creerte los discursos oficiales y la de no perder la memoria. Me di cuenta de que nadie se acordaba de lo que había pasado hace dos años, y de que se estaba intentando contar una película de unos hechos de los que yo tengo otra visión distinta.
¿Por qué dice que a Montoro no le salen las cuentas?
Él siempre las arregla. Estaba más preocupado en echarle las culpas a Elena Salgado que en lanzar mensajes de credibilidad a los mercados financieros, y creo que este fue uno de los errores que cometieron en esos primeros seis meses.
El Gobierno actual habla mucho de lo que se encontró. ¿La herencia olía o no olía?
Yo creo que no. Si ponemos la herencia en términos de prima de riesgo, estaba en 250 y seis meses después, con Mariano Rajoy, casi en 700. Creo que eso se debe a méritos propios, no a la herencia. Es como recibir un agujero y agrandarlo en lugar de taparlo.
Ricky Trullos, su detective de ficción, vio la luz en dos novelas. ¿No le retira?
Ya me gustaría poder vivir de él. Es uno de mis sueños. Publiqué El valle de los olvidos y La chica de la foto. Pero se han vendido trescientos ejemplares de cada una. He constatado que tengo que seguir trabajando para poder vivir de Ricky Trullos.
Podía haber metido a su querido Philip Marlowe en estos Seis meses que condujeron al rescate.
Pues le he intentado dar un cierto espíritu de intriga. Me gusta pensar que quien empieza a leerlo no podrá más que terminarlo.
¿En qué se le ve el punto fallero?
En los finales. Me gustan finales de traca, muy gordos y muy sonados.
¿Y estamos en plena traca?
Espero que no terminemos como las Fallas, incendiándonos, porque veo demasiada gente con tendencias pirómanas.
