Javier Vega de Seoane

24 / 02 / 2017 José María Vals [Foto: Paco Llata]
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Presidente del círculo de empresarios

“Tenemos la percepción de que vivimos en un país corrupto, pero no es así”

Foto: Paco Llata

Javier Vega de Seoane habla pausadamente. Tiene cientos de datos en la cabeza con los que apoya siempre sus argumentos y, además, es claro en las respuestas, aunque algunas sabe que no gustan a todo el mundo.

¿Qué deberían contener los nuevos Presupuestos del Estado?

Creo que tenemos que hacer nuestros deberes. En primer lugar tenemos que cumplir nuestros compromisos con Europa. Nosotros estamos saliendo de la crisis, tenemos un crecimiento notablemente mayor que nuestros vecinos. No podemos decir aún que dejamos definitivamente atrás la gran crisis, porque seguimos teniendo una situación muy frágil.

Y eso, ¿en qué se traduce?

España tiene una deuda de aproximadamente el 250% del PIB. La pública es del cien por cien y la privada del 150%. Este año pasado hemos tenido un déficit del 4,6% y tenemos necesidad de reducirlo. Debemos reconducir la situación para llegar a una deuda del entorno del 60% del PIB, que es donde debería estar.

Pero, ¿cómo se hace esto?

Es verdad que ahora tenemos menos margen de maniobra. Venimos de una situación con una deuda pública del 37% en el año 2007, antes de la crisis, y hemos podido endeudarnos. Pero ahora se ha terminado el margen. No podemos relajarnos. Debemos moderar el gasto público e incrementar los ingresos fiscales, pero no a base de subidas de impuestos, sino más bien luchando contra la economía sumergida o el fraude y estimulando el crecimiento de la economía, que también proporciona más ingresos fiscales.

Hablando de impuestos, ¿cómo ve la actuación del Ministerio de Hacienda con el de sociedades?

Yo estoy seguro de que el ministro Cristóbal Montoro no tuvo mala intención cuando declaró que las grandes empresas pagaban pocos impuestos. Pero creo que en ese momento no estuvo muy fino. Pienso que se refería al impuesto que pagan las grandes empresas en relación con su beneficio consolidado. Lo cierto es que las grandes empresas españolas son normalmente multinacionales que tienen un volumen muy importante de su negocio fuera de España. Sus filiales pagan impuestos donde están. Y si se compara lo que pagan en España sobre la cifra de beneficio que obtienen en todo el mundo sale una cantidad pequeña. Pero no parece razonable hacer así la cuenta.

Y ustedes, ¿qué opinan?

Hemos hecho un estudio y hemos visto que nuestros vecinos europeos también tienen el mismo problema. Entonces hemos comparado qué porcentaje del impuesto de sociedades sobre el PIB se paga en España y en el resto de Europa. Nosotros estamos pagando un 2,4% del PIB y nuestros vecinos europeos pagan de media el 2,5%. Pero también hay que llamar la atención, y eso también lo sabe el ministro Montoro, sobre que las cuotas a la Seguridad Social son aquí más altas que en Europa. Por tanto creo que es sumamente injusto mandar un mensaje a la sociedad de que aquí las empresas pagan pocos impuestos. Hay que tener un poco más de finura cuando se hacen estos comentarios, porque los empresarios, desafortunadamente, no tenemos la reputación que nos merecemos y este tipo de comentarios no contribuyen a mejorarla.

Pero esa mala reputación, después de la crisis, tiene que ver con el empleo precario...

En España hay unos 3,2 millones de empresas, de las que la mitad no tienen empleados. Solo el 0,1% son grandes empresas de más de 250 empleados. El 0,6% son medianas empresas, de entre 50 y 250 empleados. El resto, un 99,3%, son pequeñas. Y de esas, solo el 4% tienen más de 10 empleados. Es decir, que el 95% de las empresas españolas pueden catalogarse como microempresas, tienen menos de diez empleados. Las grandes crecen fuera y crean poco empleo en España. Y las pequeñas tienen un problema de tamaño y competitividad en el mercado global.

¿Cómo afecta eso a la calidad del empleo?

En la crisis ha habido una enorme destrucción de empleo, pero también se han perdido 350.000 empresas, que han tenido que cerrar. Es verdad que España no puede apostar por una estrategia de ganar competitividad con salarios malos, porque no solo no sería razonable desde el punto de vista moral, sino que sería absurdo económicamente, ya que siempre habría países con salarios más bajos que los nuestros. Lo que hace falta es una estrategia basada en la educación, para que quienes salen de la universidad y de la formación profesional respondan a lo que pide el mercado laboral, además de tener empresas más grandes, con más creación de valor y que paguen salarios mejores. Si miramos los salarios que pagan las grandes empresas y las medianas no son bajos en general. Los peores se dan en las pequeñas y en las medianas de menor tamaño. Pero no se pueden subir los salarios sin ganar competitividad, porque eso genera desempleo. Un salario precario es un desastre, pero el desempleo es todavía peor. Tenemos que ser competitivos y pagar salarios altos, que eso es lo que pasa en las empresas buenas.

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