Javier Rupérez

22 / 02 / 2016 Hernando F. Calleja
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Político y diplomático

“Los iracundos nunca ganarán el cielo. Y tampoco la Tierra”

Presenta esta semana La mirada sin ira, unas memorias en las que entrevera la acción política, el desempeño diplomático y su propia vida, en algún momento trágica, todo ello tamizado por sus profundas convicciones.

¿Sin ira porque es un pecado capital o porque el tiempo aplaca todos los impulsos?

Por temperamento, convicción y reflexión. Los iracundos nunca ganarán el cielo. Y tampoco la Tierra.

Está seguro de que la renuncia a la ira es recíproca. Algunos discursos actuales no lo alientan.

Espero predicar con el ejemplo. Y que cunda. No vamos a ninguna parte tirándonos piedras. Lo del “y tú más” es propio de adolescentes maleducados. Pero los españoles han sabido encontrar la madurez cuando más necesaria era. Nunca pierdo la esperanza.

El revisionismo actual del periodo de la Transición hace pasar a su generación política por unos pragmáticos sin convicciones que aceptaron una democracia tutelada...

La única tutela que tuvo la democracia durante la Transición fue la ejercida por el pueblo español. Todo lo demás son infundios de los que querrían reescribir la historia. Si pragmatismo era dejarse la piel para adquirir la libertad, bienvenido sea.

Estas memorias hablan de política, diplomacia y vida. ¿Este era el orden de sus prioridades en su vida pública? ¿En qué se ha dejado más?

Todo es vida, aunque la pública se lleve la parte del león. Nunca renuncié a la privada y he procurado darle cabida en mis páginas. Son gozos y sombras narrados sin disimulo, hasta los límites donde el pudor manda.

De sus experiencias como político y como diplomático, ¿qué hechos, acontecimientos o figuras tiene para sí como más relevantes?

Cuadernos para el Diálogo. La Transición. La Constitución de 1978. España en la OTAN (1982) y en la CEE (1986). Y gentes con las que he recorrido ilusionantes caminos comunes : Joaquín Ruiz Giménez, Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo, José María Aznar.

Desde la distancia física de sus destinos diplomáticos en embajadas y consulados y en las organizaciones internacionales, los problemas de España ¿se agrandan o se empequeñecen y relativizan?

Se relativizan en el contexto global. Se agrandan en el corazón, que a veces se parte. Como ocurre ahora.

En términos mecánicos, España necesita una puesta a punto o exige un cambio de motor en toda regla.

Una puesta a punto. El motor ya lo adoptamos en 1978. Algunos españoles parecen creerse adanes, dispuestos a comenzar la historia de nuevo cada cuarenta años. Los niños que nunca crecen, como Peter Pan, hacen buenos tebeos y pésimos rectores del bien común.

La mirada hacia atrás sin ira, ¿le permite decir que ha merecido la pena?

Cada segundo de ella. Me siento como Frank Sinatra en My Way: ”He vivido en plenitud”. 

Grupo Zeta Nexica