J. Manuel García-Margallo

13 / 09 / 2017 Antonio Rodríguez [Fotos: David García-Amaya]
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Exministro de Exteriores

“En Cataluña estamos asistiendo a una sedición”

Foto: David García-Amaya

Ve inevitable el choque de trenes entre el Gobierno central y la Generalitat por la “rebelión” de los separatistas y pide a Mariano Rajoy que no permita “otro bochorno como el del 9-N”.

El exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944) acaba de publicar Por una convivencia democrática, un libro con su propuesta de reforma de la Constitución.

P_ Este libro, el primero como exministro, ¿está pensado para saldar cuentas?

R_ No, pretendo ofrecer soluciones para iniciar un debate y un proyecto nacional en un momento en el que el mundo, Europa y España están cambiando.

P_ Hizo su propuesta de reforma de la Constitución siendo ministro. ¿Qué le llevó a ello?

R_ Empecé a trabajar en la reforma constitucional mucho antes. Hice una reforma del sistema de financiación cuando me gradué en Harvard. Luego cuando [Pasqual] Maragall plantea la revisión del Estatuto de Cataluña hice un texto alternativo, y cuando fui ministro tuve que trabajar en temas muy relacionados con Cataluña, como las leyes de acción exterior y de tratados, poner en marcha una estrategia de Acción Exterior para coordinar la acción exterior de todas las administraciones y, finalmente, explicar en los organismos internacionales y en las cancillerías extranjeras las razones de España. Había que intentar buscar soluciones a la llamada cuestión catalana, cuya aceleración se venía viendo desde la famosa sentencia del TC en 2010.

P_ Le han acusado de meterse en demasiados charcos.

R_ En primer lugar, me importaba por ser español. Luego, el Gobierno es un órgano solidario y cualquier miembro debe entender de todos los temas y la crisis de Cataluña era la más grave que presenciábamos. Y tercero, el partido se jugaba fuera. Desde el primer momento desarrollé una campaña intensa en las organizaciones internacionales y los países para explicarles las razones de España.

P_ ¿Cuándo le entregó a Mariano Rajoy esa propuesta de reforma constitucional?

R_ Hace tres años y medio, a finales de 2013.

P_ ¿Por qué en aquel momento?

R_ El tema catalán estaba sufriendo un proceso de aceleración. Era el momento de hacer dos cosas con claridad. Decir que el Gobierno iba a defender el orden constitucional y que no iba a tolerar actos de desobediencia. Y en segundo lugar, hacer una oferta a la sociedad catalana para atender o remediar los motivos de desafección que han hecho que el movimiento secesionista aumente estos últimos años.

P_ ¿Qué debía contener esa oferta?

R_ Los temas de infraestructuras, lengua y cultura, y financiación. Todo ello acompañado de una reforma constitucional que adaptase el Reino de España a las nuevas exigencias que plantea un mundo globalizado, una UE en proceso de refundación y una España que ha cambiado mucho desde la Transición.

P_ ¿Qué reacción tuvo Rajoy?

R_ Me escuchó y no entró en el contenido material de la reforma, ni la avaló ni la repudió. Se limitó a decirme que no era el momento oportuno de abordar una reforma constitucional.

P_ Muy pocas voces defienden dentro del PP esta reforma. ¿No tiene la sensación de ir remando contra corriente?

R_ El problema es que el debate no se ha abierto en el PP. Después de 40 años hay que corregir los defectos de diseño, de funcionamiento y los sobrevenidos de la Constitución. Precisamente, para preservarla.

P_ En el libro recomienda no abrir el melón, sino definir lo que se puede cambiar.

R_ A mi juicio, son intocables la unidad de España, la indivisibilidad de su territorio, la igualdad de los españoles en derechos y obligaciones, y la solidaridad entre los territorios. A partir de ahí, se puede discutir de prácticamente todo. Sobre todo, de lo que no ha funcionado.

P_ Ahora lo más perentorio es el 1-O.

R_ Estoy convencido de que no habrá referéndum. El Gobierno se ha comprometido a ello y tiene los medios para impedirlo. A partir de ahí, o entramos en un análisis de fondo y de los problemas, o estaremos asistiendo a confrontaciones todos los días.

P_ ¿La reforma constitucional sería una respuesta al desafío catalán?

R_ No se puede ver como una concesión al chantaje de los separatistas. Es una oferta al conjunto de los españoles, incluidos la mayoría de los catalanes, que no son independentistas, pero sí creen que hay que adaptarse a los nuevos tiempos.

P_ Un pasaje de su libro es cómo se vivió el 9-N de 2014 dentro del Gobierno.

R_ El 14 de septiembre de ese año dije que había que ordenar a la Generalitat que, a su vez, ordenase a los Mossos la retirada de las papeletas y las urnas que se estaban haciendo en una cárcel de Lérida. Y al mismo tiempo, abrir un proceso de negociación sobre la reforma de la Constitución, inversiones, lenguas y financiación.

P_ ¿Qué hubiera pasado si la Generalitat hubiese desobedecido?

R_ Que nos hubiéramos encontrado en el artículo 155 y el Estado hubiese podido poner los Mossos a disposición del Ministerio del Interior durante 24 horas para realizar esa operación concreta. No se trata de suspender la autonomía sino de hacer cumplir a la Generalitat con sus obligaciones. El 155 es muy selectivo y te permite actuar en los campos que quieras, incluso para asumir las competencias de una dirección general. 

P_ Y ahora, ¿qué hacer ante el 1-O?

R_ No puede haber consulta. Es absolutamente inaceptable que se produzca utilizando un censo público, locales públicos o con el apoyo de las instituciones de la Generalitat. Lo que es decisivo en Cataluña es que asistimos a una sedición, a una rebelión, a una ruptura del orden constitucional, la más grave que se puede producir.

P_ Después del 1-O vendrá el 2 de octubre. ¿Qué se podrá hacer entonces?

R_ El diálogo con los separatistas y la Generalitat es imposible mientras no retiren su amenaza de volar el aparato institucional. Pero sí me parece necesario hacer una oferta a la sociedad catalana de la que ya he hablado.

P_ ¿Vamos hacia el choque de trenes y solo falta por saber qué tipo de impacto?

R_ Es obvio que, en el momento actual, el choque de trenes se va a producir. Puigdemont, Forcadell o Junqueras dicen que no van a dar un paso atrás, que están dispuestos a saltarse la Constitución y que el marco hay que romperlo. Así es muy difícil dialogar.

P_ ¿No se puede repetir lo del 9-N?

R_ No, así de claro. No solo está el artículo 155, el Gobierno también dispone de la Declaración de los Estados de Excepción y Sitio, la Ley de Seguridad Nacional para situaciones de crisis y el Recurso al Tribunal Constitucional [TC]. Si la Ley de Seguridad Nacional no sirve para atajar esta crisis, no sé para qué sirve. 

P_ ¿Qué le recomendaría a Rajoy?

R_ El Gobierno tiene instrumentos avalados por el TC que permiten asumir y descargar esa obligación. No podemos ir a otro bochorno como fue el 9-N. 

Cinco cosas sobre García-Margallo

1. 20 días navegando. El exministro ha disfrutado este año de una larga travesía en barco de vela por las Baleares, “de cala en cala” y sin pisar puerto. El resto del verano, en Jávea

2. 19 libros en su haber. José Manuel García- Margallo ya es un prolífico escritor y con este libro llega al número 19. El primer ejemplar de Por una convivencia democrática se lo envió firmado al rey Felipe VI

3. Futuras memorias. Montoro pidió a los exministros que no escriban libros de sus años en el cargo, pero el extitular de Exteriores prepara unas memorias de su carrera política

4. Retirada política. Margallo es el único miembro de las Cortes constituyentes que sigue de diputado en el Congreso, de ahí que barrunte la idea de retirarse cuando concluya la legislatura

5. Retrato en Exteriores. Proviene de familia castrense y ha decidido que su retrato oficial en Exteriores se lo pinte Augusto Ferrer-Dalmau, quien se ha especializado en cuadros de temática histórico militar

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