Elvira Mínguez

Veo su interpretación y el contenido de su papel con los tintes dramáticos de una tragedia griega.

Cuando comencé a profundizar en el personaje, me pareció una mujer total. Un ser humano que, en un momento concreto, decide mostrarse y actuar con todo lo bueno y con todo lo malo. Eso no es fácil ni políticamente correcto ni valiente. Y esa parte más oscura en que se muestra el género femenino, me parece interesantísima. Me refiero a la capacidad de manipulación, a la agresividad, incluso a esa relación extraña, sexual, con el hijo. Creo que todo ello contribuye a formar la controvertida personalidad de su hijo.

En la película es quien mueve todos los hilos, sin atisbo de duda.

Es un personaje complejo. Cuando hablé con el guionista Antonio Chavarrías de ello, me decía que estaba juzgando a la persona. El creía en una mujer capaz de sacrificarse, de renunciar a lo más grande, a su hijo, en aras de la ideología, de un partido. Era una persona ejemplar. Un ser humano completo.

¿Querían hacer un relato histórico fiel?

Cuando nosotros llegamos a conocer el guion, ese trabajo, ya estaba hecho. Cuando tratamos de personajes históricos (y en este caso, relativamente recientes) hay un grado de responsabilidad mayor.

No es la primera vez que está en un reparto internacional. ¿Es una manera de fuga de lo que pasa por aquí en el cine?

No. Me interesó el proyecto y del proyecto, el personaje. La idea de repartos internacionales me parece muy bien y creo que deberíamos abundar en esa fórmula. Trabajar con gente de otras nacionalidades, con otra técnica de crear los personajes, de trabajar las secuencias, es enriquecedor para los actores y para las películas. Si somos capaces de levantar proyectos que superen el marco cultural inmediato es muchísimo mejor, incluso para la parcela comercial del cine.

Se ha extendido en una parte de la pregunta, pero no ha hablado de cómo le trata el cine aquí.

Para una mujer que acaba de cumplir los cincuenta, nada es fácil. Te ofrecen personajes secundarios, que no cuentan en la historia, y las propias historias responden a unas necesidades de números, que se llenen las salas, que es muy legítimo, pero que deja fuera a muchos de la industria y también a mucho público.

¿No le tienta la dirección?

Me está tentando ahora. Exige conocimientos y experiencia. Durante muchos años he asistido a los rodajes de manera muy activa y curiosa, preocupándome de los distintos oficios de rodaje.
 No tengo ningún proyecto, pero podría ser.

Tampoco se prodiga en el teatro, que según los actores, es lo más.

Hace unos diez años me encontraba interpretando El olor del café y en el estreno me di cuenta de que no, de que no me interesaba lo que estaba haciendo. Y allí mismo tomé la decisión de no volver a subir a la escena.