Ángel Viñas

08 / 07 / 2011 14:20 Mario Amorós
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Historiador. En su libro ‘La conspiración del general Franco’, Viñas analiza el comienzo oculto de la Guerra Civil.

“Franco cruzó el Rubicón el 16 de julio con el asesinato del general Balmes”

Ángel Viñas (Madrid, 1941), economista, historiador y diplomático, ha escrito algunos de los libros imprescindibles sobre la Guerra Civil. Acaba de presentar otro de ellos, La conspiración del general Franco (Crítica), en el que, a partir de una documentación primaria apabullante, revisada en archivos británicos y españoles, revela el gran secreto de la travesía del Dragon Rapide y alumbra las razones por las que el Gobierno británico se negó a apoyar a la República tras la sublevación militar del 17 de julio de 1936. A su juicio, el éxito de toda la operación en torno a aquel avión y la hostilidad de Londres, unidos al temprano apoyo de las potencias fascistas a Franco y la apuesta de Francia por la “no intervención”, condenaron a la II República.

En su libro sostiene, a partir de numerosos indicios, que Franco, comandante general de Canarias, ordenó desde su cuartel en Tenerife el asesinato del general Balmes el 16 de julio de 1936.

Amado Balmes, jefe de la importante guarnición militar de Las Palmas en aquel momento, era un militar profesional, de trayectoria africanista, que había participado en 1934 en la represión de la Revolución de Asturias a instancias de Franco. Cuando este supo que no apoyaba la sublevación que estaban preparando contra la República, hizo un último esfuerzo por convencerle en una entrevista secreta. Como no le persuadió, ordenó que fuera eliminado.

Su muerte era la excusa que necesitaba para viajar a Las Palmas el 17 de julio, para presidir su funeral, y al día siguiente embarcarse en el Dragon Rapide hacia Tetuán, dejando la retaguardia alineada sin fisuras con la sublevación.

Esta excusa estaba prevista. Desde junio Franco pidió un avión para salir de Canarias, y en los círculos de la conspiración se hablaba de sacarle del archipiélago por vía aérea desde abril. El 11 de julio el marqués Luca de Tena (propietario de Abc), quien había ordenado al corresponsal de su periódico en Londres, Luis Bolín, que alquilara un avión, le indicó que este debía aterrizar en Las Palmas. Se excluyó claramente Tenerife. El 15 de julio, a primera hora de la mañana, Franco tuvo la confirmación de la llegada del Dragon Rapide a Gando y ya pudo poner en marcha su plan.

Entonces Balmes fue la primera persona asesinada en la Guerra Civil.

Y ése fue el momento en que Franco cruzó el Rubicón; en realidad, Franco se sublevó el 16 de julio de 1936. El asesinato del general Balmes revela su carácter oscuro y su capacidad para preparar un plan que ha permanecido oculto durante 75 años.

¿Cuál fue el factor decisivo para su consolidación al frente de los sublevados tras la muerte del general Sanjurjo el 20 de julio?

El apoyo de las potencias fascistas. Tras llegar al Protectorado de Marruecos para ponerse al mando del ejército español en África, envió una misión a Berlín que tuvo éxito, puesto que el 25 de julio Hitler decidió ayudarle. Y después, por razones logísticas, Mussolini también le auxilió, porque era más fácil enviar aviones y pertrechos a Marruecos que a Mola, jefe de la zona Norte. El apoyo de las potencias fascistas le permitió avanzar rápidamente, porque tenía aviones, ametralladoras, cañones y... fue parsimonioso en la transferencia de armamento a Mola.

Su libro analiza extensamente las raíces de la hostilidad del Gobierno británico hacia la República durante la Guerra Civil.

No podemos estudiar la génesis de la Guerra Civil y su desarrollo solo en coordenadas nacionales, explicarla solo por factores endógenos. La guerra no estalló en julio de 1936, ahí se produjo una sublevación que no pudo ser contenida, y en aquella situación de empate se insertaron los vectores internacionales, que fueron tres. Los dos primeros fueron la retracción de las potencias democráticas y la acometida fascista. Con esos dos primeros vectores la República tenía perdida la guerra en septiembre de 1936. ¿Qué la salvó momentáneamente? La intervención soviética, que le permitió empezar a echar un pulso.

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