Alejandro Blanco

La entrevista se produce en la sede del Comité Olímpico Español (COE), solo unos días antes de que el presidente salga hacia Río de Janeiro. A Blanco se le ve tranquilo, con la seguridad de quien ha preparado todo al detalle, pero no puede ocultar una cierta inquietud por todo aquello que se escapa de las manos del COE. El zika, pero sobre todo la inseguridad y el estado de las instalaciones, siguen planeando sobre el bienestar de los 305 deportistas españoles.

 

¿Cuáles son las expectativas de la delegación española?

En primer lugar hay que destacar que llevamos una participación muy numerosa. Superamos la expedición de Pekín y de Londres a pesar de que la situación económica no era la mejor durante estos cuatro años. Eso sirve de baremo para ver que hemos hecho bien las cosas. Las expectativas, por tanto, son buenas. Pero la competición dirá.

¿Se atreve a dar una cifra aproximada de medallas?

No me gusta usar solo ese criterio. Creo que hay tres formas para medir el éxito del deporte. La primera, la clasificación. Clasificarse ya es un verdadero reto. Algunos de nuestros equipos que tenían posibilidad de ser medalla finalmente no han conseguido ni clasificarse... Segundo, una vez clasificados, las posibilidades reales de medalla. Eso se ve en los últimos cuatro años con las posiciones, clasificación del medallero de cada disciplina, el papel que se ha hecho en las grandes competiciones, las marcas... Y a partir de ahí, la competición es la que te coloca. Por eso yo antes de unos juegos nunca haré una previsión de medallas, ni siquiera si se superará o no a Londres. Quiero hacerlo lo mejor posible y ya veremos cuál es el resultado. Si todo sale normal y de acuerdo a estos grandes años, tendremos un magnífico resultado.

Las declaraciones de Pau Gasol alarmaron a mucha gente. ¿Hay riesgo de zika?

Primero, yo agradezco a Pau que me llamara antes de hacer esas declaraciones. Segundo, cuando las hizo, nosotros tratamos de explicarle la realidad, igual que a todos los deportistas. Hemos tenido reuniones con los médicos de la federación y hemos transmitido toda la información que nos da el Comité Olímpico Internacional (COI) a través de la Organización Mundial de la Salud. Cuando vamos a cualquier país del mundo, no solo a Brasil, se asumen riesgos. El riesgo cero no existe. Pero en el caso del zika, lo llevamos perfectamente preparado. Sabemos lo que hay que hacer. Creo que en este tema somos una referencia dentro del movimiento olímpico.

¿Y en cuanto a la seguridad? Las noticias no son tranquilizadoras.

Con la inseguridad todos tenemos inquietud. En una de las visitas a Río tuvimos una reunión muy interesante con el responsable de la seguridad de nuestra embajada, que es quien está en contacto con el comité organizador. Nos aseguró que las medidas de seguridad eran máximas. Además, es un aspecto compartido. No solo se encarga Brasil. Este es el mayor acontecimiento que puede organizar un país y lógicamente existe un cruce de información entre muchos actores. Yo lo resumiría diciendo que existe inquietud por este tema, pero creo que estará controlado.

¿Fue Río una mala elección?

Tenemos que pensar que se aprobó la candidatura hace siete años. En aquel momento era la etapa de Lula y Brasil era un referente de todo el mundo en cuanto a crecimiento. Y recibió los juegos. Quizá lo más complicado, y más en estos tiempos que estamos viviendo, es la seguridad. Pero yo confío en que en este acontecimiento esté completamente garantizada.

¿Se debe mejorar el sistema de elección?

Yo creo que funciona bien y es difícil de mejorar. Para que un país pueda organizar los Juegos Olímpicos necesita un tiempo. Nadie puede improvisarlo. Y ese tiempo son siete años. Ten en cuenta que son unos días en que todo el deporte mundial está centrado sobre una sola ciudad. Eso permite también el retorno que se espera de la organización. Es muy difícil saber siete años antes de una cita como esta qué va a pasar. Nadie es adivino. Puede llegar una crisis que cambie por completo las circunstancias. Eso hay que asumirlo. También hicimos unos juegos en Londres que parecían en un país modélico y de repente llegó la crisis. ¿Qué estamos cambiando? Algo que nosotros ya proponíamos en la candidatura de 2020: hay que adaptar los juegos a la realidad social y económica de los países. Interesa valorar más la cultura deportiva de un país, las instalaciones o el peso del deporte. Debemos intentar que no haya que hacer grandes dispendios o construir instalaciones carísimas que luego no van a tener uso en tu país. Hay que usar instalaciones temporales, renovar en lugar de construir. En definitiva, controlar la inversión. Eso empezará a aplicarse a partir de 2024.

Algunas veces esa inversión es ruinosa. Solo hay que recordar Atenas.

Excepto en la que usted ha citado, la experiencia ha sido totalmente positiva. Si te equivocas en el control de la inversión estás perdido. Los juegos deben ser positivos para el país. En cuanto a legado, cultura, imagen... pero también económicamente rentables. Y eso exige un control. Es precisamente lo que se va a empezar a controlar, con el COI ayudando a las candidatas a realizar sus presupuestos. Esa era la apuesta de la candidatura madrileña de 2020. Perdimos, pero lo que se aprobó posteriormente es lo que Madrid proponía.

¿Cree que Madrid debe volver a intentar organizar unos Juegos Olímpicos?

Yo espero que lo haga.

¿Pronto?

También espero que sí [sonríe]. Confío en que en cuanto se desarrolle la agenda 2020 el próximo año y que aplicará ya para 2024, por el nivel deportivo, organizativo, de instalaciones y por nuestra cultura deportiva, Madrid debe aspirar a organizar los juegos. Cuando las cosas vuelvan a su sitio y España sea económica y políticamente estable, deberemos volvérnoslo a plantear. Pero aquí no solo hay una parte, la deportiva. Están también el Gobierno y la ciudad. Espero que se junte todo. No se cuándo, pero creo que lo haremos.

La operación Puerto dañó mucho al deporte español. ¿Se ha recuperado?

Siempre he dicho que, tal y como se trató, la operación Puerto ha sido un error y un horror. Hay que perseguir con penas de cárcel a quienes comercian con la salud de los deportistas, pero al dopaje como fenómeno solo se le puede vencer con la investigación. El COI ha apostado por ello y el primer convenio firmado ha sido con el Comité Olímpico Español. La sentencia de la operación Puerto deja un mal sabor de boca, siempre respetando la decisión judicial. Que quienes comercian con la salud de los deportistas estén absueltos no es bueno. La parte positiva, en cambio, es que la Justicia haya dado las bolsas para que conozcamos de una vez a quienes participaron.

No está claro que se vayan a conocer.

Bueno, pero por lo menos hay la posibilidad de saber. Eso mejora nuestra imagen. Piense que llevamos diez años sin saber de quiénes eran. Y más cuando a Italia se le habían dado las bolsas. Todo lo que sea conocer quiénes eran los que hacían trampas será positivo para todos.

Muchos ya ni siquiera estarán activos.

Sí. Ha sido un error, pero saberlo, aunque tarde, será bueno para todos.

Sirve para que otros países siembren dudas sobre nuestro deporte.

Los primeros que quieren que se destape todo son los deportistas que están limpios. Las federaciones internacionales son las responsables de controlar a los deportistas de alto nivel. Nosotros ahora, por suerte, tenemos deportistas de alto nivel en casi todas las disciplinas y la incidencia del dopaje es prácticamente nula. Es una realidad: el deporte español está limpio. La operación Puerto destacó que había en ese momento un problema. Conozcamos a quiénes afectaba, pero limpiemos a los demás. Máximo rigor a quien hace trampas, pero ni una duda sobre quienes están limpios.

¿Por qué ese empeño en atacar al deporte español desde, por ejemplo, Francia?

Bueno, tenemos el caso de esa exministra que yo creo que se arrepentirá toda la vida. No puedes hacer unas declaraciones basándose en algo que has oído. Somos un país que sorprende al mundo por sus resultados respecto a la población que tenemos. Pero antes de criticar deberían venir aquí y ver qué es lo que hacemos, la calidad de los clubes, los entrenadores y el apoyo que tiene el deporte español.

¿Es una de las razones de nombrar abanderado a Rafa Nadal?

Rafa es el gran abanderado. Pocos deportistas en el mundo tienen el reconocimiento que tiene Rafa. Solo aquellos que están lejos del deporte y quieren un momento de gloria pueden atacar a Rafa. Como le decía, Nadal depende de la federación internacional. Y en su carrera ha pasado tantos controles que nadie puede dudar de él. Cualquiera que ponga en duda el buen nombre de Rafa o de cualquier gran deportista español debería acabar en los juzgados.