Toys R Us, atrapada entre Internet, el cine y los hiper
Tres enemigos son muchos para poder ganar sin sufrir heridas. El gigante juguetero tiene ahora un futuro complicado.
Lejos quedan los tiempos en que los Reyes Magos o Papá Noel dejaban los salones llenos de muñecas, trenes eléctricos o juegos de mesa. Los niños ahora están más acostumbrados a que les dejen videoconsolas, teléfonos móviles, tablet u ordenadores personales. Solo cuando los cines de todo el mundo proyectan una película con protagonistas reproducibles la industria juguetera coge aire. Y ese no ha sido el caso de 2017. Además, los Reyes Magos y Papá Noel cada vez compran más por Internet y en las grandes superficies.
Con este panorama, el clásico Toys R Us, con una deuda de 5.000 millones de dólares (unos 4.200 millones de euros) se ha declarado en quiebra en Virginia (EEUU), donde tiene la sede central, acogiéndose a un artículo (el 11) de la ley de quiebras de aquel país, que le permite seguir operando normalmente, pero con supervisión judicial. Fuera de EEUU y Canadá el efecto va a ser prácticamente nulo. En España, los 50 centros abiertos y sus 1.600 empleados no tienen nada que temer, al menos de momento. Pero la cadena juguetera tiene que cambiar el chip.