Todo cambia, menos el negocio

19 / 01 / 2015 José María Vals
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La ampliación decidida por el Santander tiene entre sus finalidades contar con la fortaleza de capital suficiente para reforzar su modelo de negocio.

El próximo 3 de febrero, Ana Botín ocupará por primera vez el atril desde el que el presidente del Santander presenta oficialmente a los medios de comunicación los resultados del banco. La comparecencia se producirá apenas cinco meses después del fallecimiento de su padre y de haber iniciado una nueva etapa en la entidad, en la que han cambiado muchas cosas en muy poco tiempo: ha renovado al equipo directivo (algo lógico porque cada uno trabaja con quienes se siente más a gusto); ha cambiado el mensaje del banco hacia la clientela, haciendo más protagonistas a quienes han elegido trabajar con el Santander; y ha promovido una ampliación de capital de 7.500 millones de euros que, aparte de coger por sorpresa a muchos analistas, es el inicio de una nueva política de dividendos. Todo, sin embargo, parece ir dirigido hacia la meta de consolidar el negocio existente del banco, que es lo único que no se toca de momento.

Esa primera comparecencia pública anual de Ana Botín le servirá a la presidenta del Santander para confirmar que el banco ganó el año pasado 5.800 millones de euros (en beneficio atribuido), que suponen un aumento del 30% con respecto a la cifra de 2013. Para llegar a esa cifra, la entidad ha aumentado el margen de intereses hasta los 28.000 millones de euros (un 8% más) y el saldo de comisiones hasta los 10.300 millones (un 60% más). Junto a ello, los costes se han quedado en 2014 en el entorno de los 18.000 millones de euros (un 3% más que en 2013) y la evolución del banco se completa con una reducción de algo más de mil millones de euros en la cifra dedicada a provisiones.

Dividendo.

Al margen de todos estos datos positivos, sobre el equipo directivo del Santander planea, sin embargo, la ampliación de capital que se saldó con una caída del 14% en la jornada bursátil en la que se llevó a cabo. Fuentes del mercado consultadas por Tiempo aseguran que esta caída, superior al 10% de acciones nuevas que suma la operación y que hubiera sido la reducción normal de la cotización, se debe a un primer impacto derivado de la reducción del dividendo en un 66% a partir del reparto de los beneficios correspondientes a 2015. Es cierto que el pago a los accionistas bajará de 60 céntimos por año a 20 céntimos (un 66% menos), pero se hará en su mayoría en metálico, cuando ahora se realiza mayoritariamente mediante la emisión de acciones nuevas. “A medio plazo –señalan estas fuentes–, la pérdida de rentabilidad directa por dividendo se verá compensada seguramente por la revalorización de la acción, ya que el capital social no se diluirá tanto”.

A corto plazo, la reducción del dividendo va a ser muy perceptible por los accionistas, pero no ocurrirá hasta que el banco haya completado el pago de los dos complementarios de 15 céntimos cada uno, correspondientes al reparto de beneficios de 2014. El primero de ellos ya está en marcha y los derechos para canjear acciones o venderlas en el mercado están cotizando en la bolsa hasta el próximo 28 de enero, día en el que se verá cuántos accionistas han querido cobrar en acciones y cuántos prefieren hacerlo en metálico. El segundo de estos pagos, según el calendario previsto por el banco, se hará efectivo entre abril y mayo próximos, en fechas que aún no están fijadas. Lo que sí es claro es que hasta el segundo semestre no será perceptible la reducción del dividendo.

Con todo, una de las dudas que han asaltado a muchos analistas durante los últimos días ha sido si el banco está preparando, además de todos los cambios ya realizados, una modificación en su manera de hacer negocio. Es significativo que el propio hecho relevante que daba cuenta de la ampliación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el Santander ya decía textualmente que “este reforzamiento de capital permitirá al banco acompañar el crecimiento de las economías donde está presente”.

“La previsión de crecimiento económico en los mercados donde opera Banco Santander –añadía el comunicado– confirma un cambio de ciclo, pues en 2016 las economías de la zona euro (España, Portugal y Alemania) crecerán alrededor del 3% y México y Chile, por encima del 4%. Por tanto, reforzar el capital ahora permitirá al banco aprovechar las oportunidades de crecimiento orgánico, aumentando el crédito y la cuota de negocio en los mercados clave”. ¿Qué significa esto? Quizás el punto más importante sea la insistencia en que el crecimiento será “orgánico”, es decir, que Santander busca crecer mediante un reforzamiento del negocio que ya tiene en todos esos “mercados clave”, pero sin hacer compras importantes de otras entidades de crédito para ganar tamaño. Es posible que la única excepción pudiera producirse en Portugal, donde el banco mantiene su puja por la parte sana del antiguo Banco Espírito Santo (hoy llamado Novo Banco) que ha sido salvado con fondos públicos y va a privatizarse este año.

Modelo de negocio.

Otro párrafo de aquel comunicado añade pistas sobre lo que piensan los directivos del Santander. “Tras esta ampliación de capital –señala–, el banco alcanzará ya este año una ratio de capital fully loaded de alrededor del 10%. Este nivel situaría a la entidad entre los bancos con mayor fortaleza de capital a nivel internacional, teniendo en cuenta que Banco Santander posee una diversificación geográfica y un modelo de negocio minorista que le permite una baja volatilidad en sus resultados”. En otras palabras, que el Santander va a seguir apostando por el negocio clásico de banca minorista, la banca de toda la vida, sin aventuras en otros segmentos de mercado más arriesgados. Otra cosa es que haya cambios dentro de la estrategia a seguir para captar a los clientes, cosa que en buena lógica puede pasar en los próximos meses de la mano del nuevo equipo directivo.

De momento, la reacción de los analistas ha sido positiva en su mayoría y casi todos apuestan por una mejora de la cotización del banco a medio plazo. Incluso hay quienes añaden que el Santander ha abierto un melón (el de las ampliaciones para fortalecer el capital) que puede ser seguido en las próximas semanas por otras entidades europeas, sobre todo de Francia e Italia, a las que el Banco Central Europeo (BCE) mira con lupa desde que ha asumido las funciones de control de solvencia del sistema bancario de la Eurozona.

Los recientes test de estrés realizados por el propio BCE y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) han puesto de manifiesto que, aunque en general la banca europea ha recapitalizado bastante sus balances, todavía presenta algunas debilidades porque los riesgos del crédito están bajando a una velocidad inferior a la que cabía esperar hace tan solo unos meses. Esto está llevando al BCE a llamar a algunos bancos para que busquen fórmulas para aumentar su fortaleza. El Santander lo ha hecho de motu proprio, sin que nadie se lo dijera.

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