Revolución robótica

25 / 10 / 2017 Ricardo Grande y Eva Brunner
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El rápido avance de la inteligencia artificial plantea dudas sobre el futuro del mercado laboral, pero también sobre el lugar que ocuparán estos autómatas en la guerra y en el sexo.

Humanoide. Francesco Ferro, de Pal Robotics, con uno de los modelos de la firma. Foto: Jordi Cotrina

Aikiro es recepcionista en Japón; Adam, científico en Gales; y Samantha es una trabajadora sexual nacida en España. Pese a sus diferentes oficios, los tres tienen un denominador común: son hijos de la cuarta revolución industrial. Robots que han superado los límites de sus antepasados y desarrollan trabajos que requieren más humanidad. Veinte años después de que el campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov fuera derrotado en torneo por el programa de IBM Deep Blue, las victorias de la inteligencia artificial (IA) ante los humanos han sido más frecuentes. Los robots han ganado en el Go, uno de los juegos de mesa más difíciles del mundo, y hasta en el concurso televisivo Jeopardy!.

Frente a estas derrotas, nuestros imperfectos cerebros y cuerpos seguían teniendo muchas ventajas: eran capaces de sentir empatía y ser creativos. El ser humano pensaba que aprender y tomar decisiones estaban fuera del alcance de la máquina. Pero la rápida evolución de la robótica está posibilitando que los avances en IA aterricen en el mundo físico y tangible, amenazando muchos puestos de trabajo; no solo los menos cualificados. La automatización obliga a los seres humanos a replantearse el trabajo y la vida, incluida la sexual.

“En veinte años, muchas profesiones serán desempeñadas por robots –cuenta el experto en inteligencia artificial Toby Walsh–. Aunque la tecnología creará muchos empleos, no sabemos si se generarán más de los que se destruirán. De una cosa podemos estar seguros: cualquier nuevo trabajo requerirá de habilidades diferentes a las necesarias en los empleos destruidos”. Walsh fue el precursor de la carta abierta a la ONU en la que 116 expertos solicitaron en agosto la prohibición de las armas autónomas letales. No todos los especialistas coinciden en los escenarios que deparará la IA. Muchos piensan que las máquinas no nos librarán de poner el despertador para llegar a tiempo al trabajo; otros, que la robotización automatizará una sociedad desigual en la que el desempleo será un problema de base si no se adoptan medidas.

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