Pequeñas empresas que proveen a grandes clientes

09 / 01 / 2014 12:05 Lucía Martín
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Modestos empresarios españoles han cautivado con su buen hacer a las grandes marcas internacionales.

No es fácil sobrevivir siendo pyme en España: el crédito no acaba de fluir, no hay ayudas gubernamentales, los impuestos son altos y hay que hacer encaje de bolillos para que los números cuadren. Sin embargo, a pesar de las dificultades, el tejido empresarial español se compone en un gran porcentaje de pequeñas y medianas empresas. Si ya tiene mérito sobrevivir siendo pequeño, imagínese si además de tener un tamaño más que discreto ha sido capaz de conseguir a un pez gordo como cliente, nacional o internacional. ¿De medalla, verdad? A continuación, algunos de estos casos de éxito.

Es difícil encontrar un pantalón vaquero en el mercado que no tenga un desteñido o un efecto especial en la tela. Detrás de cualquier prenda de estas características, sea de la marca que sea, a buen seguro que está Jeanología, una empresa valenciana que tiene como clientes a Levi’s, Polo Jeans, Abercrombie & Fitch, Pepe, Diesel, Hilfiger Denim, Gap... No está mal para una empresa que en su origen había sido una modesta fábrica de denim. Enrique Silla, su presidente, le dio una vuelta de tuerca a la actividad familiar y en 1993 la empresa ya estaba operando con las tecnologías que permiten el desgastado del vaquero. Hay que decir que tradicionalmente este proceso se conseguía o bien con lijado (con lija de papel), o bien con el arenado o utilizando productos químicos, pero los principales problemas de estos métodos es que resultaban insalubres para quienes los aplicaban. Jeanología cuenta con varias tecnologías destinadas al acabado de las prendas: el sistema de tinturas CDS; la G2, una máquina que decolora las telas con aire, sin necesidad de componentes químicos, y el láser, destinado a desgastar los tejidos. Nike, por ejemplo, utiliza la máquina G2 para sus camisetas. “Con la tecnología láser se tardan solo 30 segundos de media en marcar un pantalón, mucho menos de lo que se necesita con los métodos tradicionales”, explica Silla. En 2012 lanzaron el sistema E-soft, que suaviza las prendas con nanoburbujas, ahorrando un 80% de suavizante y un 98% de agua. También han lanzado el primer software de medición de impacto ambiental específicamente diseñado para la industria del acabado. La compañía, que emplea a un centenar de personas, facturó 28 millones de euros en 2012.

El sombrero de Indiana Jones.

Si pensamos en el atuendo de los judíos ortodoxos enseguida nos imaginamos el sobrio sombrero negro que adorna sus cabezas. ¿Dónde se produce? Pues en una fábrica en la localidad de Salteras, en Sevilla. Industrias Sombrereras Españolas, Isesa, es un negocio centenario que tradicionalmente producía sombreros de ala ancha y monteras para los toreros. En los años ochenta el centro de su actividad cambió radicalmente: “Un distribuidor de EEUU que se había quedado sin proveedor de sombreros para este colectivo nos contactó y a partir de ahí empezamos a confeccionarlos”, explica Miguel García, director de la compañía. A partir de ahí, el grueso de su producción, que se envía a EEUU, ha ido para este grupo. Hace poco consiguieron hacerse también con el mercado en Israel: “Este año habremos fabricado unas 20.000 unidades para el mercado israelí. La exportación ha pasado de un 40% en 2008 a un 75% este año”, añade García. La empresa sevillana, que da trabajo a unas 40 personas, también confecciona algunos de los estrambóticos sombreros que se ven en las carreras de Ascott, en Inglaterra, e incluso han fabricado los que viste el famoso Indiana Jones. Además, la firma lanza todos los años una nueva colección de temporada con artículos para señora, de equitación, regionales... Recientemente han abierto una tienda en Sevilla y están trabajando en un showroom en Milán.

Dedicarse hoy en día a vender algo por Internet no tiene mérito alguno pero en el año 98 lo tenía todo, porque entonces nadie daba un duro por los negocios a través de la Red. Naranjas Lola es una pyme valenciana pionera en vender sus cítricos vía Internet y saltarse de ese modo a los intermediarios, que tanto encarecen el precio final. Y además, distribuye la mercancía por toda la geografía y en solo 24 horas, para que las naranjas lleguen casi como recién cogidas del árbol a la mesa. La firma valenciana suministra a Ferran Adrià desde el año 2000. Primero, al restaurante El Bulli y actualmente a los dos locales que tiene en Barcelona. “Nos conoció a través de un cliente que fue a su restaurante y le habló de nuestras naranjas”, explica el patriarca de la familia, Federico Aparici. Lo mismo sucede con otro reputado chef, Martín Berasategui: “Le suministramos desde el año 1999, sobre todo cítricos: naranjas, mandarinas, limones, pomelos rosas... También nuestras mermeladas y cocas, Berasategui es un enamorado de nuestra coca de pasas, nueces y dátiles”, explica.

Castañer, con Gucci.

El origen de Castañer se remonta a 1776, cuando nació el primer alpargatero de esta familia. Estos especialistas en alpargatas pasaron por distintas fases: desde un modesto taller en sus inicios a ser nacionalizados durante la Guerra Civil (los soldados eran enviados al frente calzados con alpargatas) y a empezar a fabricar para Yves Saint Laurent a finales de los sesenta del pasado siglo (el francés fue el primer diseñador de renombre en encargarles la primera alpargata con cuña). Desde entonces, esta firma catalana ha conseguido que un zapato de origen campesino se sitúe en las mejores pasarelas, suministrando a otras casas famosas como Hermès, Louis Vuitton, Gucci, Paul Smith, etcétera. Pero estos no son los únicos ejemplos, los hay por doquier, como los chicos de la firma madrileña Peseta, que suministra sus creaciones artesanales al todopoderoso Marc Jacobs; una pequeña firma extremeña, La Patería de Sousa, que ha conseguido colocar su foie-gras en la Casa Blanca y cuya última producción ha sido adquirida casi en su totalidad por el hotel de lujo Burj al Arab, de Dubai; la también madrileña Casa Yustas, fundada en 1886, que se encargó en su día de confeccionar todos los distintivos que llevaba Franco en su uniforme y también ha confeccionado bandas para el Rey y el Príncipe; o la especialista en carnes Solobuey, que sirve también a la Familia Real. ¿Quién dijo que los pequeños no son imprescindibles para los grandes?

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