Más fusiones de bancos a la vista

09 / 06 / 2016 Miguel Cifuentes
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La digitalización de la banca y el aumento de oferta de servicios financieros a través de las nuevas tecnologías empujan hacia un nuevo proceso de concentración del que puede que España tampoco se salve.

Crece la presión sobre los bancos para acelerar la reducción de sucursales y plantillas y afrontar un proceso de fusiones. La pinza la forman el Banco de España y las autoridades de Bruselas, apoyadas en ocasiones puntuales por algún responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI). La reciente visita a España de la responsable del Mecanismo Único Europeo de Supervisión (MUS) Daniéle Nouy, ha sido una vuelta de tuerca más hacia ese objetivo. Esta alta funcionaria, que depende del Banco Central Europeo, ha vuelto a insistir en ello con el argumento de que la banca española necesita ganar tamaño y rentabilidad, aunque en este momento es más solvente que algunos de sus competidores europeos.

A este runrún se han sumado en los últimos días el servicio de estudios de la Fundación de las Cajas de ahorros (Funcas) y la consultora Tatum, que anuncian una nueva oleada de cierres de oficinas bancarias, unas 3.000 en tres años. Se pasaría de 31.000 oficinas a 28.000. Para la patronal Asociación Española de Banca (AEB), “este proceso de adelgazamiento responde a necesidades objetivas y forma parte de la transformación de la banca ante el nuevo escenario digital”. La resultante será una red bancaria más pequeña, eficiente, adaptada a los clientes. Pero la retirada estratégica de la banca de algunos lugares no traerá un “desierto financiero” a las pequeñas poblaciones. En este escenario, la banca regala parte de ese mercado a las cajas rurales, con 3.400 oficinas en las pequeñas localidades.

Las razones de esta reducción de capacidad, que empezó en 2008, hay que buscarlas en los bajos tipos de interés y la escasa rentabilidad del crédito. A esto se suma la exigencia de más solvencia y más capital para cubrir riesgos, reducir costes y ganar eficiencia. El personal supone más del 50% de los costes de estructura del negocio y la tecnología puede sustituir a un tercio de la plantilla hoy mismo, según la consultora GPS.

Desde Funcas se considera inexorable el proceso de fusiones que darán lugar a grandes bancos europeos, sin descartar uniones nacionales, todo ello, empujado por el BCE, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y el FMI. El futuro mercado único financiero europeo exige menos entidades y más grandes y eficientes. El Banco de España, a través de su gobernador, Luis María Linde, lleva dos años enviando mensajes a la banca en este sentido. Su mantra más repetido es “la necesidad de consolidación del sector financiero en un horizonte próximo, ante nuevos desafíos”.

¿Qué consecuencias prácticas traería esto? Funcas prevé que las fusiones traigan ahorros de hasta un 27% en los costes. Este sería el caso óptimo, en el que las entidades resultantes manejarían activos superiores a los 200.000 millones de euros. En general, el proceso de fusiones daría lugar a bancos con balances de entre 50.000 y 100.000 millones en activos. La gran banca española ya está por encima de esas cifras, por lo que ese primer escollo está salvado.

Muchas dudas

 Rodrigo García de la Cruz, director de Innovación y Tecnología Financiera del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), señala que “la reducción de oficinas y plantillas es una exigencia a corto plazo, pero las fusiones se verán a medio, con protagonistas imprevisibles. Cualquier profecía es muy arriesgada”. Este experto recuerda que “en el año 2012 en el IEB ya dijimos que la banca tenía que reducir el 25% las oficinas y el 35% el personal, es justo lo que ha ocurrido. Lo que queda ahora es rematar el ajuste con la máxima rapidez posible porque el entorno digital exige cambios de operativa drásticos.” En realidad, según la consultora Tatum, el grueso del ajuste se ha producido desde 2008 hasta hoy con la supresión de 73.000 empleados. “El ajuste de plantilla ha sido del 27%, menor que el de oficinas, un 32%, lo que induce a pensar que habrá más ajustes de plantilla en el futuro”, subraya la consultora.

De la Cruz señala que “la regulación es dura y la banca arrastra una pesada mochila de capital y provisiones. La reputación de la banca está tocada de cara a mantener clientes y obtener otros nuevos, y la transformación digital les obliga a cambiar y redistribuir sus canales de relación con la clientela. Las aplicaciones tecnológicas de la banca (las fintech) y  los fondos de inversión están ahí, acosando. Ya no vale una red extensa de oficinas frente a Internet y las nuevas tecnologías. Vamos a oficinas grandes, con más plantilla, y personal comercial muy especializado. La operativa bancaria tradicional tiende a desaparecer y mientras, los clientes dejan de pisar físicamente las sucursales”.

El oasis

Este experto tampoco ve fusiones a corto plazo en España. “Si se trata de lograr entidades con 50.000 a 100.000 millones de balance, no veo fusiones, porque todos los grandes bancos están por encima de esa cifra. Otra cosa es que la gran banca española entre en un baile de fusiones en Europa. Eso ocurrirá a medio plazo, y los grandes bancos españoles serán ganadores en el proceso”.

En este panorama de terremoto financiero hay un verdadero oasis: las cajas rurales, inmunes al tsunami que viene. Son ejemplo de estabilidad, en un nicho de mercado que conocen y gestionan bien. Evitaron la crisis, sin picar el anzuelo del boom del ladrillo, y no salieron de su territorio natural. También las salvó su ausencia de politización, los propietarios son los socios cooperativistas y en sus órganos de gobierno no hay políticos ni sindicalistas. Todo un ejemplo ante el desastre de las cajas de ahorros. “Son solventes porque son pequeñas y bien gestionadas, conocen su mercado, pero también tienen que ganar tamaño y asociarse y hacer frente a la digitalización, de eso no se salva nadie. En los pueblos también hay móviles, ordenadores e Internet y se necesitan nuevos servicios”, dice De la Cruz.  

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