Los bancos se lanzan a curar sus heridas

22 / 12 / 2017 Clara Pinar
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Los fondos buitre vuelven a España, donde la aceleración en la venta de activos tóxicos abre una segunda época de oportunidades después de la crisis.

Santander. Desató la euforia con la venta de los activos tóxicos del Popular a BlackStone por 5.100 millones. Foto: S. Moraes

En las últimas semanas, BBVA y Bankinter se han desprendido, el primero por unos 4.000 millones de euros y el segundo por 436, de buena parte de sus créditos y activos tóxicos. Se suman a las ventas multimillonarias que antes protagonizaron el Santander, que vendió activos tóxicos del Popular por 5.100 millones, y Liberbank, por más de 600 en una operación en la que prefirió perder 270 millones de euros con tal de sanearse. Las entidades buscan así restañar lo que un experto califica de “cicatrices de la crisis en sus balances”, para evitar ser penalizados por la regulación del Banco Central Europeo (BCE), que les obliga a provisionar mayores cantidades en sus balances por créditos y activos inmobiliarios dudosos o tóxicos.

Sea porque mantenerlos es costoso (por ejemplo, en términos de recursos humanos para su gestión) o porque la regulación les marca el camino de la venta, los bancos se han lanzado a ello, llamando la atención de fondos que si en lo peor de la crisis, cuando nadie se atrevía a comprar, se quedaron con créditos sin garantías (tarjetas de crédito o créditos al consumo) con descuentos del orden del 90% sobre su valor, ahora regresan a un mercado donde operan otros fondos con rentabilidades menores.

Las ventas de activos tóxicos desde este verano –cuando Santander vendió a BlackStone los activos tóxicos del Popular y Liberbank recurrió a los fondos Bain y Oceanwood– introdujeron “un elemento subjetivo”, la sensación entre los inversores de que “había algo que se estaban perdiendo y no querían perderse”, explican en el sector.

El fondo noruego Axactor es el comprador de los activos de Bankinter y uno de sus directores en España, David Martín, insiste en diferenciar entre “fondos industriales” como ellos, con presencia en España, y los “fondos oportunistas que se habían marchado y vuelven porque vuelve a ser un mercado en auge”.  “En 2010 se compraban préstamos sin garantías porque había millones. Vimos fondos que vinieron en 2010, salieron en 2015 y ahora los vemos volver porque se venden créditos con garantías y activos porque la regulación está obligando”.

En 2008, cuando empezaron a verse créditos impagados y nadie se atrevía a invertir, fondos como Fortress, el mayor del mundo, adquirían créditos sin garantías en manos de los bancos españoles por un 90% por debajo de su valor. Como otros gigantes como BlackStone (comprador de los activos del Popular) o Waterfall, tenían experiencia en otras crisis, como la asiática o la de Estados Unidos, y entre 2008 y bien entrada la siguiente década, eran pocos. Por lo general, no tenían más presencia en España que las empresas que adquirían para intentar el cobro de esas deudas. A medida que se empezó a ver la luz al final de la crisis y los consumidores empezaron a recuperar su capacidad para pagar sus deudas, los actores en el mercado español aumentaron en número y también redujeron su rentabilidad. Axactor, que se considera en una “liga menor”, obtiene hoy en día una rentabilidad de “20%-30% máximo” por el recobro de créditos  con garantías impagados comprados a las entidades o por la venta de inmuebles, los dos productos estrella en la actualidad. En este mismo esquema de presencia en España –donde este tipo de fondos emplean a unas 10.00o personas– Axactor nombra a Cerberus, el comprador de los activos del BBVA y el fondo que se ha convertido en la mayor inmobiliaria de España por sus adquisiciones a los bancos.

En Axactor lamentan que “se meta a todos en el mismo saco”, a los fondos más o menos agresivos, que consiguen rentabilidades más o menos elevadas y los que se quedan o no en España para gestionar sus compras, pero un consultor asegura que “lo que busca cualquiera es rentabilidad”. Y ahí entran distintas estrategias: quienes se dedican a “recuperar” el cobro de créditos impagados, los que optan por la venta de viviendas y locales o los que prefieren alquilar. Hay compras en las que se produce una transferencia neta de los activos mientras que en las últimas operaciones hemos visto la creación de sociedades en las que, con distinto porcentaje, participan el banco y el fondo, como comprador y vendedor.

En los últimos meses han coincidido varias operaciones, pero no son todas las que están. El Sabadell ha fichado a las consultoras Alantra, KPMG y PwC para vender activos por 1.200 millones y 2018 se presenta como un año en el que continuarán las ventas. Axactor calcula que los bancos aún querrán deshacerse de créditos y activos por valor de 55.000 millones en un mercado que se espera sea sobrevolado por más buitres.

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BBVA. La entidad ha vendido créditos y activos tóxicos por 4.000 millones a Cerberus

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Bankinter. Acaba de traspasar créditos y activos tóxicos al fondo noruego Axactor por 436 millones. Foto: C. Arias/Getty

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Liberbank. El banco obtuvo 602 millones por la venta de activos a los fondos Bain y Oceanwood. Foto: Eloy Alonso/Reuters

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