Las gasolineras sin personal son muy pocas.

Las gasolineras desatendidas, las que no cuentan con personal ni para cobrar ni para servir carburantes, han creado una polémica en España a raíz de la recomendación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para extender su uso. Los empresarios del sector han puesto el grito en el cielo y los sindicatos amenazan con cataclismos. Los expertos, por su parte, dicen que va a ser difícil que su uso crezca a buen ritmo por las trabas legales que tienen para su funcionamiento.

Pero, ¿cuál es el punto de partida? La CNMC señala textualmente, al comentar su propio estudio, que “la normativa entiende por gasolineras desatendidas aquellas instalaciones en las que no existe personal afecto a la instalación y el suministro al vehículo lo realiza el usuario. Empezamos mal, ya que parece ciertamente peyorativa la denominación legal de este modelo de negocio, asentado en Europa desde hace decenios”.

A la hora de explicar cuáles son los diferentes tipos de gasolineras para evitar dudas, la propia CNMC también deja claras algunas cosas. “La normativa
 –dice– considera que una instalación en autoservicio es aquella en la que en el suministro al vehículo la operación de llenado la realiza el cliente, pero el surtidor es activado por un operario desde el centro de control de la instalación”. Y añade que “una instalación atendida sería aquella cuyo suministro al vehículo lo realiza el personal físicamente presente en la instalación”.

En la actualidad, ya hay gasolineras en España que durante el día son autoservicio y por las noches siguen abiertas pero en la modalidad de desatendida. Es decir, durante unas horas, se puede pagar a un operario y luego hay hacer el pago previo con una tarjeta de crédito o con una aplicación de móvil admitida para ello antes de servirse el carburante.

Pocos puntos.

A pesar de que la CNMC utiliza el argumento de su implantación en Europa para defender la liberalización de este tipo de instalaciones, con datos aportados por este mismo organismo se ve cómo en Dinamarca y Suecia el 65,9% y el 61,1% de las estaciones de servicio son desatendidas, mientras que las cifras de implantación en otros países europeos, sobre todo en el sur, es muy inferior. En Holanda, por ejemplo son el 23,7% del total, y en Bélgica alcanzan el 18,6%.

En España, la CNMC señala que “según los datos que proporciona la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae), habría en estos momentos en España unas 300 gasolineras automáticas (incluidas dentro de las denominadas desatendidas). Es decir, menos del 5% del total de las estaciones de servicio”. Ese porcentaje está muy cerca del de Alemania (4,6%) y muy por encima del 2,9% del Reino Unido, del 0,7% de Italia y algo por debajo del 8,8% de Francia.

La Agrupación Española de Vendedores al Por Menor de Carburantes y Combustibles (Aevecar) señala, por su parte, que las estaciones de servicio españolas funcionan con una media de entre siete y ocho empleados, lo cual significa que las 300 que asegura la CNMC que son desatendidas habrían supuesto entre 2.100 y 2.400 empleos. Y desde CCOO se señala que el sindicato “siempre se ha mostrado contrario a la existencia de estaciones de servicio desatendidas porque eliminan puestos de trabajo, dificultan la atención a personas con discapacidad, ponen en cuestión los derechos de los consumidores e incrementan los riesgos para la salud y el medio ambiente”.

De momento, Andalucía, Asturias, Navarra, Castilla-La Mancha, Baleares, Murcia, Aragón, la Comunidad Valenciana y Galicia tienen restricciones específicas para estas instalaciones. En Madrid y Extremadura se ha abierto el debate y en Cataluña, el País Vasco y Castilla y León también hay normas especiales.