La burla a Hacienda

03 / 07 / 2006 0:00 Francisco Núñez
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Varios millones de empresarios y profesionales eligen cuánto quieren declarar y cargan sus gastos, incluso los privados, a su sociedad o a la actividad económica.

Un domingo en un conocido restaurante de Madrid. Una pareja pide la factura tras comer y se oye: pago yo, que esta vez me toca a mí pasársela a Hacienda. En la puerta está el coche que figura a nombre de la sociedad o de la actividad a cuyo nombre cargan también la gasolina, las reparaciones, el móvil, los viajes, y, como reconocen asesores, inspectores y subinspectores de Hacienda, hasta el servicio doméstico y el colegio privado de los niños. Es una parte del decorado habitual que emplean muchos profesionales y empresarios que viven de la empresa o de la actividad y que a la hora de declarar sus ingresos reales se sienten pobres aunque su ritmo de vida sea muy distinto.

Son los que pueden declarar lo que quieren con unas normas tributarias y actuaciones administrativas bastante laxas y que sólo intentan controlar a las únicas rentas que sostienen al Estado: las rentas de trabajo. Sólo hay que ver que de cada 100 euros que se declaran, 83 corresponden a las nóminas, mientras que sólo 9 euros corresponden a las rentas que declaran por actividad económica los profesionales, empresarios y autónomos. El resto, se lo reparten los rendimientos declarados por todos del capital mobiliario e inmobiliario y por otras rentas imputadas, como las de segundas viviendas.

Los de la nómina son los únicos declarantes que pagan por sus ingresos reales. Declaran 17.624 euros en media, 8.000 más que los empresarios y profesionales. Algo increíble. Todo esto produce un efecto muy dañino desde el punto de vista social, porque hay ciudadanos que pueden presentar una declaración de la renta con menos ingresos de los que realmente obtienen y así pueden optar preferentemente a becas para sus hijos, a plazas escolares y a guarderías, o tener más fácil acceso a una vivienda oficial. “En este país –dicen los expertos fiscales consultados– todo el mundo sabe cómo y sobre quiénes actúa Hacienda. Cualquier asesor sabe a quién controla y quién se escapa al fisco, a qué colectivos puede o no descubrir, qué datos cruza y juega con ello”. El caso es que, como reconocen,“salvo en las rentas de trabajo, en el conjunto del resto de las demás actividades paga el que quiere y, como nadie lo hace a gusto, pagan lo menos posible”. Por eso salen las increíbles estadísticas de las declaraciones de la renta que publica Hacienda. ¿Alguien se cree que 3 de cada 4 declarantes digan que ganan menos de 21.000 eu- ros y que sólo un 2% de los casi 16 millones de liquidaciones presentadas el año pasado unas 350.000 personas diga que sus ingresos superaron los 60.000 euros? El caso es que los trucos para pagar menos y ocultar ingresos están a la orden del día.

Rentas de trabajo

Son las que están más controladas y las que necesitan trabajar casi cinco meses para pagar sus impuestos. Los ingresos son transparentes. Para ello, en Hacienda se ha configurado un programa de declaraciones paralelas. Sólo se tiene que apretar una tecla del ordenador para saber si los trabajadores han declarado los rendimientos de los que tiene información o si han realizado la declaración de forma correcta. El Fisco ha apostado más por la gestión de estas declaraciones que por la inspección de las bolsas de fraude. Pero entre las rentas de trabajo hay infiltrados. Emboscados figuran aquí miles de empresarios y profesionales, socios de empresas, que se configuran su propia nómina y que eligen cuánto quieren declarar y tributar al fisco, poniéndose un sueldo lejos del que realmente perciben.

Empresarios y profesionales

Se dan dos tipos de rentas:

En Estimación Directa, normal o simplificada. Si la presunta facturación supera o no los 600.000 euros, los profesionales liberales tributan por IRPF por la diferencia entre ingresos y gastos. Ahora bien, es muy difícil saber cuáles son sus ingresos reales. Además, suelen inflar sus gastos para que resulte un beneficio exiguo. Según los expertos consultados,“les vale todo, hay hasta quien mete como gasto a la empleada del hogar, trabajadores que no tiene o familiares, y, por supuesto el coche, comidas, viajes de turismo, y, en definitiva, muchos gastos privados”. Es lo mismo que se suele hacer en las Sociedades Limitadas o en las Anónimas.

“A veces –dicen estas fuentes– lo hacen a lo bestia, porque saben que Hacienda no les va a inspeccionar”. Pero hay hasta quienes meten gastos muy llamativos para que sirvan para distraer una inspección y que no llegue a los ingresos reales no declarados. Entre estos colectivos se encuentran algunas profesiones médicas, jurídicas e incluso relacionadas con el mundo de la construcción y el campo. En el último ejercicio se presentaron 1,4 millones de liquidaciones en este régimen.

En Módulos: Aquí hay casi 2 millones de autónomos y pequeños empresarios relacionados con el comercio, los servicios, la restauración, la construcción, el transporte o el campo. No tributan por sus rentas reales sino por un canon fijo que les fija el Gobierno cada año.

No llevan un solo libro contable y no se desgravan las facturas soportadas. Pero pueden emitirlas.Todo esto ha realimentado el fraude de las actividades de profesionales y de sociedades que sí pueden deducirse las facturas y que a veces las compran para aumentar gastos. Además, los moduleros suelen ser utilizados para el blanqueo de dinero negro por las sociedades de familiares, amigos o de otro tipo. Un caso frecuente es la existencia de tiendas que no venden nada, pero que sí realizan ingresos en el banco. Proceden realmente de esa empresa familiar, nadie va a saber si ese dinero es producto de la venta de la tienda y tampoco le supone pagar más al fisco.

El único límite para estar en este régimen es no tener una facturación y gastos de más 300.000 euros en su modalidad Agraria y de más de 450.000 y 300.000 euros respectivamente en la normal. El truco consiste en que no se pueda demostrar que llegan a esos límites. Aún así, se hacen verdaderos malabares. Por ejemplo, crean Sociedades Mancomunadas, una mina para quienes pueden sobrepasar esos límites de facturación.También se dan entre los profesionales en Estimación Directa, para no tributar al tipo marginal máximo. Así, si alguien tiene varios restaurantes y puede superar el límite de la facturación, lo habitual es que cree un Comunidad de Bienes junto a su mujer, hijos o amigos, que ni siquiera aparecerán por el negocio. Divide la facturación y los ingresos entre todos ellos, así como la tributación del rendimiento neto.

Sociedades por doquier

Existen otras modalidades que permiten eludir la declaración de los ingresos reales de las personas físicas. Las más habituales son las sociedades anónimas (SA) y las sociedades limitadas (SL). Se trata de las denominadas personas jurídicas, aunque en muchos casos sirven para ocultar el alto nivel de los ingresos reales de sus accionistas. Tributan por la diferencia entre ingresos y gastos al 35% las grandes empresas, y al 30% las pymes, por los primeros 120.000 euros de beneficio. Aquí no hay límites en ocultar ingresos reales y en meter gastos, sobre todo en las SL.

Además de prestar servicios sin emitir factura, es habitual que los socios se señalen un sueldo bajo para tributar muy poco por renta, mientras cargan todo tipo de gastos a la sociedad, incluso de sus domicilios privados, como reconocen algunos asesores e inspectores. La picaresca no tiene límites. Se ha detectado a hijos y mujeres de los socios contratados para aumentar gastos y reducir el beneficio tributable y que, por supuesto, no pisan el negocio. El mantenimiento del hogar, las clases de idiomas de los niños, los viajes, el coche, la gasolina, los gastos del móvil de todos los miembros de la familia e incluso las entradas al fútbol y otras actividades de ocio figuran en algunas partidas de gasto.“Se mete todo a ver si cuela”, dice uno de estos expertos consultados. Saben que difícilmente se les va a inspeccionar.

Existen también otro tipo de sociedades, como las patrimoniales, que son meras tenedoras de bienes, cuyas plusvalías tributan al 40%, pero cuyos socios no tienen obligaciones fiscales, y las Sicav (Sociedades de Inversión en Capital Variable), que tributan al 1% y que sirven para que las grandes fortunas remansen sus ahorros y para que no se lleven su dinero fuera de España. Hacienda les ha pillado hace poco a unas cuentas de estas sociedades haciendo trampas, como completar el número de socios necesarios con empleados bancarios, con trabajadores domésticos o testaferros. Pero todos los partidos políticos se han puesto de acuerdo y han cambiado la norma para que sea la CNMV quien entienda, y no Hacienda, si cumplen o no los requisitos para seguir tributando al 1%.

Más trucos

La lista es larga. Desde la compra de yates de lujo alegando que se van a alquilar para ahorrarse el IVA; monovolúmenes a los que se les pone un alerón para aumentar su altura por encima de 1,80 metros y pagar sólo la mitad del impuesto de matriculación al ser declarados como vehículos mixtos (es decir, para uso particular y comercial a la vez); pactos de algunas empresas con sus directivos para el pago de bonus por permanecer, por ejemplo, en la sociedad más de 2 años y de esta forma declarar los rendimientos como irregulares, con un descuento en la tributación del 40%, hasta los casos de propietarios de pisos que pactan con el inquilino el pago adelantado de varias anualidades y así ahorrarse como rendimiento irregular un 40% de la tributación.

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