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La banca se prepara para desnudarse

30 / 07 / 2015 J.M. Vals
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Un nuevo examen se cierne sobre los bancos para septiembre, pero esta vez la banca está a favor.

Andrea Enria, presidente de la EBA.

La banca europea pasará este otoño una nueva reválida, aunque esta vez la nota no le obligue a repetir curso. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) ha decidido desplegar toda su maquinaria para escudriñar los balances y cuentas de los bancos de toda Europa. No busca secretos ni cadáveres en los armarios. Simplemente quiere saber cómo están de verdad las entidades financieras y, lo que es más importante, si las normas contables cumplen su función o distorsionan el sistema.

Para los países que, como España, forman parte de la Eurozona, las competencias de supervisión de las cuentas y de garantía de la solvencia del sistema financiero las tiene asignadas el Banco Central Europeo. Entonces, ¿qué pinta la EBA en todo esto? Según se dice en la propia institución, esta es “una autoridad independiente de la Unión Europea que trabaja para garantizar un nivel efectivo y coherente de regulación y supervisión prudencial en todo el sector bancario europeo. Sus objetivos generales son mantener la estabilidad financiera en la UE y velar por la integridad, la eficiencia y el correcto funcionamiento del sector bancario”.

Tras este rimbombante conjunto de funciones, si se escarba un poco más la propia EBA señala que su principal cometido es “mejorar el funcionamiento del mercado interior asegurando una supervisión y una regulación adecuadas, eficientes y armonizadas a escala europea”. Su función es, pues, “contribuir, mediante la adopción de guías y normas técnicas vinculantes, a la creación del código normativo único para el sector bancario” que tenga por objeto “proporcionar un conjunto único de normas” que creen “unas condiciones de competencia equitativas” y ofrezcan “un alto grado de protección a los depositantes, los inversores y los consumidores”.

Con esos retos por delante, la EBA va a desnudar a los bancos europeos. Va a analizar sus cuentas y balances para saber exactamente dónde están concentrados o dispersos sus créditos, cómo tienen configurados sus modelos de medición de riesgos, cómo están funcionando los controles previos y las exigencias adicionales de solvencia, en definitiva, cuáles son los problemas que acucian a los bancos desde el punto de vista de las normas contables que tienen que cumplir obligatoriamente.

A favor. La banca está en general a favor de este examen, porque sus directivos ven en él “una oportunidad para revisar algunas normas que la crisis ha demostrado que son obsoletas y que habría que modificar”. La afirmación es de uno de estos directivos de un banco español, que se queja, por ejemplo, de que con la actual normativa, “a la banca se le exige más esfuerzo de capital cuando da un crédito a una pequeña o mediana empresa que cuando firma una hipoteca”. Esto, cuando lo que se ha llevado por delante a la mitad del sistema (las cajas) ha sido precisamente el crédito hipotecario, es algo que habrá que revisar.

Para hacerse una idea real del problema, un estudio de la propia EBA señala que cuando un banco presta 100.000 euros a un particular a través de una hipoteca debe retener 1.400 euros para incrementar su capital y elevar su solvencia. Si se trata de un crédito del mismo importe a una pyme, la retención de capital se eleva hasta los 5.000 euros, aunque la posibilidad de impago sea idéntico en ambos casos según los modelos vigentes de medición de riesgos.

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