El secreto mejor guardado de Alemania

12 / 11 / 2012 17:30 Clara Pinar
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Las reticencias de Berlín a arrojar luz sobre sus 10 bancos estatales y más de 400 cajas regionales frenan la unión bancaria en la UE, clave para la economía española.

De verdad está dispuesto a supervisar 6.000 entidades financieras en toda Europa?”. El eurodiputado alemán Burkhard Balz formuló recientemente al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, esta pregunta que, más que curiosidad, encerraba una advertencia sobre una de las líneas rojas de Alemania en la nueva estructura económica con que la UE quiere salir de la crisis y evitar otras futuras. Berlín se opone a uno de los pilares básicos de la unión bancaria, un paso más en la integración económica que previamente requiere poner en marcha un sistema común de supervisión de los bancos por parte del BCE, a quien la Comisión Europea propone entregar todo el control supervisor. De momento, por encima del cadáver de Alemania, que desearía que solo vigilase a las principales entidades. En el Consejo Europeo de octubre consiguió postergar como mínimo un año el inicio de una supervisión que España deseaba que hubiera empezado a principios de 2013.

La unión bancaria y la supervisión común es esencial para España, puesto que de ellas depende que las ayudas del rescate bancario vayan directamente a los bancos, sin pasar por el Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria (FROB), que convierte esos fondos europeos en deuda pública. El eurodiputado del PP y vicepresidente de la Comisión de Economía, Pablo Zalba, subrayaba horas después del fin del Consejo Europeo que, a pesar del retraso, al menos “serán todos los bancos los supervisados”, incluidas las “famosas” cajas alemanas, tema tabú en los pasillos comunitarios. El mismo Balz no dudó en bloquear hace poco un informe sobre la unión bancaria que ni siquiera mencionaba a su país.

Bancos y cajas públicas.

¿Qué tiene que esconder Alemania? Sus reticencias tienen que ver con un entramado financiero que, además de 280 bancos comerciales, en 2010 constaba de 10 bancos dependientes de los Estados federales (landesbanken) y 429 cajas de ahorros, amén de otras 1.200 entidades entre las que figuran, sobre todo, cooperativas de crédito y también bancos especializados en hipotecas y asociaciones inmobiliarias de crédito. Dejando a un lado las cooperativas, son 620 entidades financieras con 348.000 empleados, 50 millones de clientes y más de 4.600 millones de euros en activos, el 64% de los activos financieros de todo el país. “Nadie sabe a ciencia cierta cuál es la situación real” de estas entidades, dice Zalba, que cree que a “España se la ha penalizado por su transparencia”.

Uno de sus rasgos comunes es un régimen de propiedad muy vinculado a los poderes públicos. Las cajas regionales alemanas (sparkassen) nacieron para apoyar la actividad económica de su entorno más inmediato, de particulares y, especialmente, de pequeñas y medianas empresas. Aunque se declaran independientes y la gran mayoría solo está sujeta al derecho público, este mismo derecho público determina que pertenecen a las municipalidades y a las regiones donde operan. Los límites de su actividad son muy restrictivos, puesto que esta se circunscribe solo a su región, donde pueden competir con bancos comerciales y con cooperativas de crédito. No pueden competir, sin embargo, con otras cajas de ahorros. Con estas restricciones de actividad, territorio y tamaño -hay cajas que tienen un solo empleado-, nacieron los bancos estatales, que actúan como mayoristas de las cajas y atienden necesidades como salir al mercado para asegurar su capitalización. Se comportan como bancos centrales para las cajas en sus respectivos Estados y su control está en manos de las mismas cajas a las que sirven y, sobre todo, de los gobiernos de los respectivos länders. Durante la crisis, algunos de ellos han aumentado incluso su participación, como los länders de Baviera en el landesbank BayernLB o Baja Sajonia en el Nord/LB.

No se sabe demasiado sobre el verdadero estado de sus balances. Según la Oficina de Estadística de la Comisión Europea (Eurostat), la banca alemana ha recibido entre 2008 y 2010 252.550 millones de euros en ayudas públicas, de los que 56.600 fueron para recapitalizarse (España, en el mismo periodo, recibió 88.800 millones).

Por decisión del Gobierno federal, solo 6 de los entonces 11 bancos estatales de Alemania se sometieron a las pruebas de estrés (los stress test) que evaluaron el sistema financiero europeo en 2011. Entonces se estipuló que la prueba era obligatoria para entidades que representaran al menos el 60% del sistema financiero de cada país. Mientras que España sometió a las pruebas a casi todo el sector, Alemania se limitó a examinar 11 de sus casi 2.000 entidades. Se habría sumado un banco estatal más, el Helaba, que opera en los Estados de Hesse y Turingia, pero se retiró días antes de la prueba. De las seis entidades de titularidad pública, dos de ellas -HSH Nordbank y Nord/LB- obtuvieron aprobados ajustados de 5,5 y 5,6-. Asimismo, el último informe de la agencia Fitch, de julio de este año, tampoco entraba en la situación de los bancos estatales y solo calificaba 362 de las 429 cajas regionales. En su último informe de calificación, esta agencia constataba los efectos del esquema de garantía de depósitos. Con un funcionamiento en cascada, cuando una caja tiene problemas puede pedir ayuda a otras cajas de su región, después al banco del Estado, luego a otros Estados y finalmente a este instrumento para proteger el 100% de los depósitos. Según Fitch, con este sistema se consiguió también mejorar la calidad de sus balances, de manera que si las calificaciones de las cajas regionales oscilaban entre A+ y A-, obtenían AAA por recaer bajo el paraguas del esquema de garantía.

Si bien los expertos concluyen que su exposición a activos tóxicos foráneos es limitada, también se habrían visto afectadas por las hipotecas basura de EEUU o por la problemática deuda pública de los países de la periferia de Europa. En septiembre, el presidente de la asociación de Bancos Públicos Alemanes, Christian Brand, apuntó a que Bruselas debería “forzar” a los landesbanken a recortar sus “ambiciones internacionales”, que este año llevaron al cierre de una entidad, WestLB. Los dos mayores ya lo han hecho. Baden-Württemberg y el BayernLB, que recibieron ayudas públicas a cambio de planes que incluyen despidos y cierre de oficinas, han reducido desde 2011 sus inversiones en ambas áreas. BayernLB, en concreto, redujo su riesgo crediticio en EEUU en más 3.900 millones y 1.500 millones en su exposición en países del sur de Europa como España.

Santuarios.

En declaraciones al Financial Times Brand añadió que, a la inversa, estos bancos deberían dejar de ser un “santuario” de su propiedad pública y permitir fusiones entre bancos de diferentes Estados, algo que también pide la Comisión. De sus contactos con políticos alemanes y sus trabajos en la Comisión de Economía de la Eurocámara, Zalba concluye que “lo que los alemanes piden es que les dejen solucionar el tema de sus cajas, pidiendo más tiempo para la supervisión”.

El Bundesbank (el banco central alemán) es el único que de momento conoce el estado de más de la mitad del sistema financiero, aunque sus autoridades son conscientes de que las entidades no comerciales necesitan una reforma que, además de la Comisión, en 2010 ya recomendó el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este organismo abogaba por reducir la “excesiva influencia política” en los bancos estatales sin mermar un sistema financiero “relativamente estable” y afirmaba que “los bancos públicos [los landesbanken] están sujetos a menos disciplina que la mayoría de los bancos comerciales, lo que podría justificar una mayor supervisión y probablemente mayores requisitos de capital”.

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