El nuevo hombre fuerte del euro: Mario Draghi

24 / 10 / 2011 16:42 Stefano Marchi
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Mario Draghi, hasta ahora gobernador del Banco de Italia, será desde el 1 de noviembre el nuevo presidente del Banco Central Europeo en sustitución de Jean-Claude Trichet.

Está casado con una descendiente de los Médici, la noble familia de exbanqueros y mecenas de Florencia que en el siglo XVI se hizo con el Gran Ducado de Toscana. Es Mario Draghi, estimado servidor del Estado italiano con una larga experiencia internacional, que el 1 de noviembre se convertirá en presidente del Banco Central Europeo (BCE). Este catedrático romano de 64 años, que desde 2006 ha sido gobernador del Banco de Italia, sucederá al francés Jean-Claude Trichet, con un mandato no renovable de ocho años. Durante este periodo quizá contribuya a impulsar un nuevo Renacimiento, el de la economía y las finanzas públicas de la Eurozona.

Sin embargo, al ejercer su nuevo cargo en Frankfurt, Draghi previsiblemente promoverá la continuidad de la política monetaria que el BCE llevó a cabo bajo el mandato de Trichet. Lo comenta a Tiempo una fuente informada muy cercana al banquero central italiano. Por tanto, el BCE encabezado por Draghi mantendrá la gestión de los tipos de interés de la Eurozona “fuertemente anclada a las expectativas de inflación”. En otras palabras, el relevo al frente del BCE no debería suponer recortes muy generosos del precio del dinero, ni siquiera en caso de bajo crecimiento económico, cuando la inflación prevista se sitúe, como ahora, demasiado por encima del 2%, umbral de la estabilidad de los precios. Esto no impide que en los próximos meses Frankfurt baje un poco los tipos, ahora en el 1,5%, sobre todo si se cumplen sus previsiones de descenso de la inflación.

De todas formas, el BCE bajo Draghi seguirá garantizando a las entidades financieras “amplias condiciones de acceso a la liquidez”, es decir, préstamos a corto plazo de cantidades ilimitadas de dinero con tipos de interés fijo. Estas condiciones excepcionales previsiblemente se mantendrán en tanto en cuanto sea necesario para prevenir una escasez de crédito y un contagio en el sector bancario de la Eurozona, afectado por la crisis de Grecia. Con independencia de un eventual impago heleno y una recapitalización pública de bancos europeos, el BCE sin duda continuará también comprando masivamente bonos de deuda soberana de España e Italia, para aliviar los tipos de interés de los dos países, empujados al alza casi a diario por los mercados inquietos y la especulación. Estas polémicas compras (indirectas) deberían proseguir al menos hasta que esté operativo el recién reforzado Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FESF), el fondo provisional de rescate financiero para la Eurozona.

Draghi está considerado como un banquero central de carácter muy europeo, e incluso alemán, pese a que, tras licenciarse con honores en Economía en la Universidad La Sapienza de Roma, haya conseguido un Philosophiae doctor, el más alto grado académico en una institución de estudios superiores, en EEUU, en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology. Su experiencia norteamericana continuó como director ejecutivo para Italia en el Banco Mundial, en Washington, de 1984 a 1990. Posteriormente, Draghi fue durante diez años (de 1991 a 2001) el poderoso director general del Ministerio de Economía italiano. En esa época llevó a cabo las grandes privatizaciones, elaboró la reforma de la legislación financiera y gestionó la deuda pública de Italia, también mediante el uso legal y declarado de derivados.

Directivo de Goldman Sachs.

En la década de los 90 Draghi fue asimismo presidente del Comité Económico y Financiero de la UE. Este no ha sido el único cargo de liderazgo internacional que desempeñó antes de ser escogido para el BCE, ya que entre marzo de 2002 y diciembre de 2005 fue vicepresidente para Europa y director gerente en Londres del banco de negocios estadounidense Goldman Sachs. El sucesor de Trichet también ha estado presidiendo desde 2006 el Financial Stability Board, el comité de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que ha elaborado algunas de las propuestas para prevenir nuevas crisis sistémicas. Como gobernador del Banco de Italia, Draghi favoreció la consolidación de la banca transalpina, al autorizar varias fusiones, y logró que esta quedara afectada tan solo de forma marginal por la crisis de los derivados tóxicos.

Por otra parte, el pasado agosto, días antes de que el BCE empezara a comprar masivamente bonos de Italia, Draghi y Trichet dirigieron al Gobierno de ese país una carta secreta (“estrictamente confidencial”), en la que le instaban a emprender reformas estructurales e incluso constitucionales, con un plazo hasta finales de septiembre para ponerlas en marcha.

Además, queda una sombra sobre la experiencia de Draghi en Goldman Sachs. El sucesor de Trichet despistó al Parlamento Europeo al declarar que, en esa entidad, no había estado encargado de vender productos de los Gobiernos (“stuff of the Governments”, supuestamente bonos soberanos). Para persuadir a los eurodiputados, Draghi afirmó haber dicho a Goldman Sachs que él no tenía “ni interés, ni gusto, ni ansiedad por trabajar con el sector público”. Estas declaraciones fueron pronunciadas en junio ante la Comisión de la Eurocámara que examinaba su candidatura al frente del BCE, a la cual luego el Pleno del Parlamento Europeo dio luz verde (consultiva) con una mayoría abrumadora de votos. En 2010, Draghi había incluso asegurado al diario alemán Handelsblatt que, en Goldman Sachs, él no había hecho “ninguna operación con Gobiernos”, porque estaba “demasiado ocupado con las compañías privadas” en el “corporate and investment banking”.

Revelaciones y sospechas.

El carácter engañoso de las declaraciones de Draghi en la Eurocámara está demostrado por un documento recién enviado a Tiempo, curiosamente por el Banco de Italia, según el cual, en Goldman Sachs, “Draghi ha tratado en algunos casos aspectos relacionados con la gestión financiera de la deuda: concretamente una operación de colocación con el Gobierno británico, una de financiación del Metro de Madrid con el Gobierno español, y operaciones de refinanciación del déficit con el Gobierno alemán”.

Las declaraciones no veraces de Draghi ante el Parlamento Europeo tienen relevancia adicional porque a principios de 2002 Goldman Sachs contrajo un beneficioso derivado, concretamente un swap monetario, con el Gobierno de Grecia para reducir de forma temporal (y legal) la deuda soberana de este país. A continuación, el mismo Goldman Sachs, supuestamente bajo la vicepresidencia de Draghi, estuvo vendiendo en los mercados financieros bonos de deuda pública griega, omitiendo dar a conocer la operación previa de swap, que posponía a largo plazo el pago de unos 1.000 millones de dólares (730 millones de euros) por parte del Gobierno heleno. Ya que este tampoco declaró dicho swap, y falseó sus propios presupuestos, la deuda soberana de Grecia quedó muy infravalorada hasta 2009. El descubrimiento entonces de su real cuantía en medio de la crisis económica global desencadenó de forma sucesiva los graves problemas de solvencia soberana y bancaria que afectan a varios países de la Eurozona, y pueden contagiar a otros, como Italia y España.

Mario Draghi también declaró ante la Eurocámara que las operaciones de Goldman Sachs con Grecia se habían efectuado antes de su incorporación en el coloso bancario estadounidense. En realidad hubo otras después, según había admitido el propio Draghi al Handelsblatt en 2010. En su explicación oficial a Tiempo, el Banco de Italia asegura que, como directivo de Goldman Sachs, “Draghi no mantuvo ninguna relación con el Gobierno griego y nunca firmó documentos para bonos gubernamentales de ese país”.

Aun así, la fuente próxima al sucesor de Trichet confirma que, mientras fue vicepresidente de Goldman Sachs en Londres, Draghi nunca delegó en nadie sus atribuciones. Por lo tanto, aunque no haya gestionado personalmente la colocación de bonos griegos por parte de Goldman Sachs y no haya cometido ningún delito, Draghi parece haber sido el máximo responsable jerárquico de aquella venta engañosa, primera piedra de la actual crisis de la Eurozona. Asimismo, Draghi fue entonces posesor de acciones y opciones de Goldman Sachs, que vendió justo antes de ser investido como gobernador del Banco de Italia. Por su parte, la misma fuente sostiene que las sospechas sobre la actuación del sucesor de Trichet en Goldman Sachs son un “prejuicio”, ya “cuestionado” por “testimonios” y “reconstrucciones de hechos”.

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