El discreto golpe de los Riu

22 / 06 / 2017 Antonio Rodríguez
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

Detrás de la compra del edificio España de Madrid está una de las fortunas más desconocidas. Los hermanos Carmen y Luis Riu son un ejemplo de austeridad.

Riu Plaza Madrid. TIEMPO ha tenido acceso a recreaciones elaboradas por Riu sobre el hotel que construirá en el Edificio España

Desde hace años, el tándem formado por los hermanos Carmen (1955) y Luis (1960) Riu Güell aparece de forma recurrente en la lista de las 100 mayores fortunas en España que elabora la revista Forbes. Los dueños de la cadena hotelera Riu quedaron en 2016 en el puesto 51 con una fortuna valorada en 850 millones de euros. Sin embargo, los que conocen a estos mallorquines de pedigrí destacan de ellos su austeridad, humildad y discreción. Las tres claves de su éxito empresarial junto con el reparto de roles entre ambos: ella se encarga de la gestión económica y él es el encargado de viajar por todo el mundo en busca de emplazamientos para colocar sus hoteles allí donde no ha llegado la competencia.

Si uno se topa con la sede central de Riu en Mallorca, se sorprenderá por lo modesta y alejada que está de todo futurismo. Los despachos de los consejeros delegados son espartanos, con un mobiliario de trabajo más propio de los años noventa. A Carmen le gusta ir sola a todas partes, sin el séquito que suele acompañar a los empresarios de tronío en este país. Luis, por su parte, casi no pisa las oficinas ya que viaja continuamente y cuando recala en Mallorca, atiende a las visitas en una mesa diáfana, sin ordenador ni aparatos electrónicos de última generación. En su puesto de mando hay un par de teléfonos fijos, una calculadora de mano como las que utilizan todavía en algunas fruterías y poco más. Hasta hace poco evitaba el móvil y los papeles, para no distraerse, y su único lujo es un Ipad que le acompaña en sus trayectos y en el que guarda sus proyectos más ambiciosos.

En el despacho de Luis, las carpetas de documentos se apilan con gomas en una mesita, justo debajo de una foto del hotel San Francisco, con 80 camas, que su abuelo Juan compró en 1953 en primera línea de playa en Mallorca. Siete décadas después, Riu es la cadena número 29 del mundo, la segunda de España por ingresos y la tercera en número de habitaciones. Cuenta con 95 hoteles repartidos por todo el mundo y acaba de comprar el emblemático edificio España en Madrid, su primera adquisición en la capital. Las cifras de la operación no se han desvelado aún, pero no hay que ser un lince de las finanzas para suponer que no andarán lejos de los 272 millones de euros que el empresario murciano Trinitario Casanova pactó con el magnate chino Wanda una hora antes de sellar el acuerdo definitivo con Riu (ver artículo en la última página). A esa cifra aún por conocer hay que añadir el compromiso de la cadena de hacer una inversión de 400 millones en el edificio madrileño. El futuro hotel Riu Plaza Madrid ocupará 24 de las 27 plantas del edificio ya que las tres restantes se destinarán a uso comercial y estarán gestionadas por Casanova. El hotel tendrá 650 habitaciones y una categoría de cuatro estrellas, con un espacio destinado a eventos, dos restaurantes y una piscina en la azotea. 

La tercera generación familiar

Luis se considera un “arquitecto frustrado” más que un economista y le gusta ir por sitios raros y exóticos en busca de tierras que comprar y en las que poder colocar un Riu sin competencia a la vista. Su inversión más arriesgada han sido dos hoteles en las Maldivas que se abrirán en 2019. Cuando llegó a los islotes en cuestión no había ningún signo de vida humana. Solo cocoteros, arena y un color de mar envidiable. El puerto más cercano se encontraba a ocho horas, así que toda la logística e infraestructura de esos resort de ensueño están siendo el trabajo más complicado que ha tenido que dirigir con su hermana Carmen. El resultado serán dos hoteles en mitad del océano Índico de 174 y 248 habitaciones, respectivamente.

El tándem Carmen-Luis conforma la tercera generación familiar de Riu, cuya expansión empezó en Canarias en la década de los ochenta de la mano del hijo del fundador, Luis Riu Bertrán. En los noventa llegó la internacionalización por el Caribe y México gracias al acuerdo con la alemana TUI, el mayor tour operador en Europa y que se encarga de sacarle rendimiento al área comercial. Tras el fallecimiento de Riu Bertrán en 1998, sus hijos asumieron los puestos de consejeros delegados de la cadena y se embarcaron en nuevos proyectos en el continente iberoamericano y el norte de África.

El último hito se produjo en 2010. Después de 56 años especializados en hotelería vacacional, Riu se lanzó a la marca urbana con la compra de un edificio en la capital de Panamá. Después llegaron los Riu Plaza de Nueva York, Miami, Guadalajara (México), Berlín, Dublín y ahora Madrid. Lo curioso es que el primer hotel urbano que pensaron abrir en España fue en Barcelona. Riu pujó por el edificio de Fluxà en la plaza de Cataluña que, finalmente, quedó en manos de Amancio Ortega. Luego vino la moratoria hotelera impulsada por la alcaldesa Ada Colau y la entrada en la Ciudad Condal se descartó. 

Proyección en Asia

Los planes más inmediatos pasan por crecer en el corazón de Manhattan con un segundo hotel de lujo y en seguir buscando nuevas oportunidades en grandes capitales del mundo, tanto de Europa como de América. Además, se ha entrado ya en el mercado asiático con la construcción de un hotel en Dubai y otro en Sri Lanka que en unos meses serán inaugurados, sin olvidar los ya existentes: cada año se hace una media de seis o siete reformas de calado en hoteles de la cadena.

Toda trayectoria empresarial tiene sus momentos malos y Riu los ha sufrido en los últimos años en Cuba y Túnez. La cadena desembarcó en la mayor de las Antillas caribeñas en 1993 con dos hoteles que, con el paso del tiempo, se quedaron obsoletos. Los cubanos exigen compartir todo con las empresas foráneas, pero cuando vinieron mal dadas dijeron a Riu que no tenían dinero para renovarlos. Tras el cierre de los hoteles, ahora Riu solo se plantea volver a Cuba si es dueña de los resort al 100%. En el caso de Túnez, la culpa de la salida de la compañía española fueron los atentados yihadistas de hace dos años que tanto daño hicieron al turismo. De ahí que el número de hoteles de Riu descendiese de los 105 del año 2015 a los 95 de la actualidad.

SanFrancisco1-F

La cadena Riu empezó en 1953 en Mallorca con el San Francisco, un hotel con 80 camas ubicado junto a la playa. Foto: Grupo Riu

Con la chequera por delante

Los hermanos Riu han basado su estrategia en generar poca deuda, a ser posible la indispensable en una gran inversión, y sin los lujos de comprarse yates o aviones privados. De ahí que en muchas operaciones vayan con la chequera por delante, sin tener que pedir ayuda a los bancos. El propio Luis lo resumía en una entrevista en la revista Preferente. “Solo me endeudaría si viera muchas cosas buenas, pero no para que se diga que ‘este se ha comprado 20 hoteles de golpe’. Nuestra filosofía no es crecer por crecer, así que mejor no malgastarlo en tonterías”. Y es que a Luis, de joven, le gustaba mucho la música y vendía seis discos viejos para comprarse uno nuevo, el que realmente le iba a dar placer escuchar. “En los hoteles, quítate todo lo que no te dé mucha vida y ve realmente a lo que dé”, recomienda.

Luis y Carmen Riu 

Consejeros delegados del Grupo Riu

“La dirección compartida es la mejor opción”

P_ ¿Qué ritmo de trabajo tienen al frente de la cadena Riu?

R_ Nuestro trabajo actualmente se centra en una estrategia de inversión en tres pilares: crecimiento de nuestros hoteles vacacionales, crecimiento de nuestra línea de hoteles urbanos y renovación de nuestra oferta existente. Tenemos la próxima apertura de dos hoteles en Maldivas en 2019 y uno en Dubai en el mismo año; mientras que en México proyectamos la apertura de un nuevo hotel a finales de este 2017. Nuestros esfuerzos están también en el crecimiento y consolidación de nuestra línea de hoteles urbanos Riu Plaza, que es la que estará representada en el Edificio España de Madrid, un proyecto con el que estamos muy ilusionados. Abrir nuestro primer hotel urbano en España y hacerlo en una ubicación tan buena y en un edificio emblemático supone una gran oportunidad.

P_ ¿En qué se complementan ambos?

R_Carmen: Formamos un buen equipo. Nos complementamos y nos apoyamos. La dirección compartida es la mejor opción porque evitas el peso de la soledad en la toma de decisiones. Luis se encarga de la expansión, comercialización y de la operación hotelera. Él es un apasionado de la hostelería y tiene un gran instinto a la hora de identificar nuevas oportunidades. Yo me encargo más de los temas de retaguardia como las finanzas, administración, sistemas informáticos, departamento jurídico y la relación con los socios hoteleros y la TUI. Nuestros despachos están uno al lado del otro y comentamos constantemente los asuntos del día a día. 

P_ ¿En qué les ayudó el haber pasado de jóvenes por puestos inferiores?

R_ Nuestra vida ha estado relacionada con la hostelería desde que éramos muy pequeños. Durante los veranos jugábamos con los hijos de los clientes de los hoteles. Los domingos, por ejemplo, revisábamos con nuestro padre las encuestas de satisfacción que hacían nuestros clientes. Ambos hicimos prácticas en diferentes departamentos de hotel, una experiencia necesaria para cualquier profesional de la hostelería ya que te enseña al detalle cómo funcionan las cosas en cada una de las áreas, pero a su vez te ayuda a obtener una visión global del objetivo a seguir para lograr una buena gestión y la satisfacción del cliente, que es el centro y principal objetivo de nuestra empresa.

P_ ¿Quiénes les sustituirán al frente del negocio familiar cuando se jubilen?

R_ Luis: Ya tenemos a la cuarta generación o bien incorporados en la empresa, o bien en puertas. Como tercera generación, recibimos un legado que durante un tiempo tenemos que gestionar, cuidar y hacer crecer; a la vez que debemos preparar a la siguiente generación. Aquellos que han decidido seguir la trayectoria familiar, lo han hecho por convicción y deseo propios. En todo caso, es muy pronto para hablar de sustituciones, todavía tienen mucho que experimentar y aprender. Nosotros, que llevamos toda la vida en la hostelería, seguimos aprendiendo cada día. 

P_ ¿Por qué no intentaron la compra del Edificio España antes?

R_ Entramos en la compra cuando se abrió esta posibilidad y vimos que era el momento para hacerlo. 

P_ ¿Cuál es la clave del éxito de Riu?

R_ Nuestro padre, Luis Riu Bertrán, fue un visionario del negocio turístico y hotelero, él sentó las bases de lo que hoy es Riu. Queremos pensar que el gran logro de nuestra gestión ha sido la expansión y la consolidación de nuestra marca a nivel internacional. 

La magia del frutero 

El empresario murciano Trinitario Casanova compró el edificio España de Madrid por 272 millones de euros a Wanda y lo revendió a Riu en una operación exprés

Javier Otero

Trinitario Casanova es el gran mago de la operación del emblemático edificio España de Madrid. Empezó como frutero con su padre y ahora ha sido la clave para pasar un proyecto de rehabilitación del edificio, encallado nuevamente tras la compra del emporio chino Wanda del principal accionista del Atlético de Madrid, Wang Jianlin.

Conocido por su afición a lucir americanas de colores llamativos, cuando no la chaquetilla de torero que se colocó al firmar la operación, entró en el negocio inmobiliario con el mismo olfato que mantiene hoy en día. Compraba suelo barato y lo revendía a mejor precio. En el caso del edificio España, Casanova apostó por un edificio de 117 metros de altura que había entrado en decadencia hasta que lo compró el Santander. El proyecto de rehabilitación del edificio se fue al traste con la crisis inmobiliaria hasta que puso sus ojos en su potencial Wang Jianlin. Sin embargo, la protección arquitectónica del edificio lo volvió a dejar en dique seco. Wanda quería reformar la fachada y se llegó a hablar incluso de desmontarla y volver a montarla piedra a piedra. Ahí apareció el antiguo frutero, que vio que el proyecto caería por su propio peso, como fruta madura.

La operación parece un abracadabra para muchos. Casanova llegó el año pasado a un preacuerdo de compraventa en el que aparecía ya el grupo Riu, al que estuvo a punto de perder como socio en la aventura. Luego este grupo ha sido el que ha terminado comprándole el edificio al empresario murciano. Este había ejecutado el preacuerdo con el magnate chino al pagar 272 millones de euros y lo revendió inmediatamente a Riu en una operación exprés. Entremedias, la operación de compra a Wanda peligró en el momento de ejecutarse, cuando Casanova amagó con no hacerlo y hubo cruce de acusaciones entre las dos partes. Finalmente, tras vender a Riu, el empresario se queda con la explotación comercial de 15.000 metros cuadrados del edificio, que será lo que le dará mayores réditos.

Casanova ha estado en todas partes. Llegó a sufrir una orden de detención por el caso Zerrichera, la construcción de una gran urbanización y campo de golf en Águilas (Murcia). En otra ocasión fue Casanova el demandante. Lo hizo contra el que fuera su socio en la creación de una escudería de fórmula 1 (Hispania), José Ramón Carabante, por no hacer frente a los pagarés a los que se había comprometido. El nombre de una de las sociedades que compartieron, ahora liquidada, da para muchas interpretaciones: El reparto del Sureste.

Casanova fue condenado en 2016 a un año de prisión por manipular acciones del Banco Popular difundiendo la noticia de que el magnate mexicano Carlos Slim iba a comprar acciones de esta entidad. El mes pasado, la Audiencia Provincial de Madrid estimó parcialmente su recurso y rebajó la pena a una multa de 108.000 euros. 

Un dicho árabe

Baraka es la palabra árabe que se suele usar para aquellos que salen indemnes de situaciones muy complicadas. Así se llama la empresa matriz de sus negocios. Este término también aparece en otra de sus sociedades, Baraka Aviación, que se encuentra liquidada. El empresario era dueño de uno de los jets privados más impresionantes de España, que también alquilaba, y era igualmente dueño de Jetnova de Aviación Ejecutiva, cuyo negocio son los aerotaxis.

La Policía puso su punto de mira en los viajes con estos aviones, acompañados de otras personas, en la investigación del caso Zerrichera. Finalmente la investigación no descubrió cuentas en Suiza de este empresario. En este proyecto, de la misma manera que en otras operaciones, actuó rápido: vendió unos terrenos en Murcia solo 15 días después de que estos fueran recalificados a urbanizables. El caso llegó al juzgado y fue posteriormente archivado. Además, la cabecera del holding de Casanova, Baraka Global Invest, tiene unos activos valorados en 87 millones de euros y de ella cuelgan 17 sociedades dedicadas al negocio inmobiliario, las explotaciones agrícolas e, incluso, la joyería.

_LDG7219-Luis-Díaz-La-Razón-F

Trinitario Casanova frente a la fachada del edificio España cuando firmó un preacuerdo con el empresario chino Wanda. Foto: Luis Díaz/La Razón

Grupo Zeta Nexica