Ahora ya se paga por prestar dinero

30 / 12 / 2016 Jesús Sánchez-Quiñones
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Los tipos negativos han llegado a la aberración de tener que pagar por prestar dinero a los Estados.

Sede del BCE en Fráncfort

Definición de “préstamo” en el diccionario de la RAE: cantidad de dinero que se solicita, generalmente a una institución financiera, con la obligación de devolverlo con un interés.

Cuando un inversor compra un bono en el momento de su emisión está prestando dinero al emisor. Hasta ahora, el inversor recibía un interés periódico como retribución a dicho préstamo. Actualmente, cada vez son más los Estados que emiten a tipos negativos. En Alemania los bonos soberanos a 2 años ofrecen una rentabilidad negativa del 0,7%. En España el Tesoro ha colocado Letras a tipos negativos: cobra por pedir prestado.

La pregunta clave actualmente es quién y por qué motivo está dispuesto a pagar por prestar dinero a un tercero mediante la compra de un bono con tipo de interés cero o incluso negativo. Las respuestas pueden ser múltiples.

Pagar por comprar bonos de elevada calidad crediticia es el precio que hay que pagar por tener una supuesta “máxima seguridad”. El bono alemán está considerado el activo sin riesgo en euros. Hasta ahora la rentabilidad sin riesgo siempre había sido positiva. Ahora la rentabilidad sin riesgo tiene un coste real. Es decir, no asumir riesgo cuesta dinero.

Son numerosos los inversores institucionales que están obligados a invertir en una gama de activos restringida y con la máxima calidad crediticia. Por tanto, se ven obligados a invertir en bonos soberanos aunque su rentabilidad sea negativa. Algunas compañías de seguros multinacionales tienen tal restricción en sus políticas de inversión, invirtiendo solo en activos de máxima calidad crediticia (AAA o AA) y unos niveles de diversificación obligatorios, que les empuja a acabar invirtiendo en bonos con rentabilidad negativa.

El BCE

Ante el ingente volumen de compra de bonos soberanos por parte del Banco Central Europeo (BCE) desde el mes de marzo pasado, muy por encima del volumen de emisión neta de bonos soberanos de países como Alemania, Francia, Italia o Portugal, los precios de dichos bonos se han disparado, y las rentabilidades se han hundido. El BCE ha anunciado en su última reunión que no tiene límite de rentabilidad negativa para adquirir bonos. Por ello, quien compre ahora bonos, incluso con tipo de interés ofrecido negativo, podrá obtener una rentabilidad positiva si los vende en el mercado secundario cuando los tipos, eventualmente, hayan bajado todavía más, porque significaría que su precio habrá subido.

La entrada en escena del BCE desde marzo de 2015 como comprador de elevadas cantidades de bonos soberanos, y corporativos, ha supuesto una sobre demanda de este tipo de activos que inevitablemente ha alterado los precios y los tipos de interés de los bonos,

La duración de esta situación de tipos negativos se prolongará mientras los bancos centrales sigan actuando como lo están haciendo actualmente. Las nocivas consecuencias de esta situación anómala de pagar por prestar para el conjunto del sistema financiero, incluidos bancos, compañías de seguros, mutuas, fondos de pensiones, fondos de inversión e inversores en general, están todavía por determinar. Inevitablemente, los efectos se trasladaran a los accionistas, asegurados, pensionistas e inversores. 

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