Aena tiene asegurados ingresos y caja para repartir dividendo

03 / 02 / 2015 José María Vals
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El negocio de Aena va a generar en los próximos años la caja suficiente como para poder pagar el generoso dividendo que ha prometido a sus inversores y que ha disparado la demanda de acciones.

El  próximo 9 de febrero Aena fijará el precio definitivo de la Oferta Pública de Venta de acciones (OPV) con la que saldrá a bolsa dos días después. Esta salida a los mercados es una de las dos patas de la privatización parcial de la empresa pública que gestiona los aeropuertos españoles. Aena va a vender de hecho el 49% de sus acciones, aunque solo el 28% lo hará a través de la OPV, ya que el 21% restante lo tiene reservado para un grupo de inversores institucionales (Ferrovial, Corporación Financiera Alba y el fondo británico TCI), que ya mostraron su interés hace meses. En la oferta pública, y aunque hay tiempo hasta el 3 de febrero para pedir acciones, lo cierto es que en pocas horas se cubrió de sobra el número de títulos ofertados, lo que ha metido presión al alza en los precios.

De hecho, por ejemplo, los inversores institucionales que optan al 21% de adjudicación directa de acciones ofertaron precios que van desde los 48,66 a los 53,33 euros por título, mientras que el rango manejado por la propia Aena tras la masiva aceptación de su oferta se sitúa ya entre los 43 y los 55 euros. Ello podría obligar a alguno de estos grandes inversores a repensarse su oferta o a que la propia Aena cambie a alguno de los socios estables. Para el común de los ciudadanos, los ahorradores que quieren entrar en el capital de Aena para invertir (se pueden pedir acciones desde 1.500 euros), la buena noticia es que la compañía ha presentado unas cuentas que le garantizan dos cosas: el cumplimiento de un pago anual de dividendos del 50% del beneficio y unos resultados crecientes en los próximos años.

En las cuentas de los nueve primeros meses de 2014, que es el dato último incluido en el folleto obligatorio de la OPV, Aena ha puesto sobre la mesa unas cifras que, en resumen, suponen una subida del 6,4% en los ingresos totales (llegan a 2.394 millones), un 15% más de beneficio de explotación (1.460 millones) y un incremento del 8,7% en el beneficio neto atribuido, que alcanza a 30 de septiembre los 371 millones. La compañía está a la espera de cerrar definitivamente las cuentas auditadas del 2014 completo, pero en su presentación a los inversores ya señaló que el beneficio de explotación de final de año será superior a los 1.800 millones de euros, con una deuda financiera neta que se situará ligeramente por encima de los 10.000 millones.

Dividendo asegurado.

Hay una coincidencia casi general de los analistas en que una parte importante de la culpa de que los inversores se hayan volcado en esta OPV la tiene precisamente el compromiso de la sociedad de repartir cada año la mitad de su beneficio en dividendos. Esto, para el primer año, supondrá, según fuentes del mercado, una cifra que puede situarse en el entorno de los 300 millones de euros. Como en el propio 2015 Aena ya va a repartir un dividendo a cuenta con cargo a los beneficios de este mismo año, eso supone que los accionistas recibirán en conjunto unos 150 millones de euros a repartir entre el número de títulos que tengan, lo que ya asegura una cierta rentabilidad de las acciones.

Esta política de retribución a los accionistas, en metálico, necesita, como es obvio, que la empresa sea capaz de generar la caja suficiente para ello. En el propio folleto de emisión y en las cuentas hasta septiembre Aena pone de manifiesto el drástico recorte de sus necesidades de inversión, que es precisamente la actividad que más fondos requiere en este tipo de empresas que trabajan con infraestructuras muy caras de construir y poner en funcionamiento. “Las necesidades de inversión de Aena durante el periodo entre 2011 y septiembre de 2014 –señala el documento enviado a la CNMV– se redujeron significativamente al haberse dotado en años anteriores a los aeropuertos de la red de la capacidad necesaria para absorber futuros crecimientos de tráfico en los próximos años”. Es decir, que en estos momentos la compañía tiene un exceso de capacidad que le permite incrementar el negocio y, por tanto, los beneficios si la actividad aeroportuaria sigue creciendo.

“Durante el periodo de enero a septiembre de 2014 –continúa el folleto–, los pagos por inversión en activos fijos han ascendido a 229,7 millones de euros, lo que supone una reducción del 38% respecto al mismo periodo del año anterior. En 2013 alcanzó la cifra de 492 millones de euros frente a los 815 millones de 2012 y a los 1.084 millones de 2011”. Este descenso en el gasto real de caja ha hecho que a 30 de septiembre último, Aena tuviera una posición de tesorería (efectivo y asimilable) de 508 millones de euros, cifra que será superior sin duda a 31 de diciembre y que asegura la capacidad de la compañía para hacer frente al pago del dividendo prometido a los inversores.

Riesgos.

En cuanto a la evolución futura del negocio, Aena se ha visto obligada a incluir un amplio informe sobre los riesgos que tiene su mercado. Esta es una exigencia que se le hace a todas las empresas que quieren salir a bolsa y en este caso la gestora de aeropuertos ha puesto de manifiesto algunos que en realidad no constituyen un peligro real en el corto y medio plazo. Uno de ellos es la dependencia que tiene la red de aeropuertos españoles de determinadas líneas aéreas que son las que contribuyen al tráfico de aeronaves. “Los principales clientes de Aena –dice el documento– son por un lado el grupo IAG (Iberia, Vueling, Iberia Express y British Airways) con una cuota del 23,7% del total de tráfico de pasajeros en el año 2013 y, por otro, las compañías de bajo coste no miembros del grupo IAG (como Ryanair), que representaron el 39% del total del tráfico de pasajeros a cierre de 2013”. Si se suman a estas líneas de bajo coste las que tiene el propio grupo IAG (Iberia Express y Vueling), supone que el 54,9% del tráfico de pasajeros de Aena en 2013 procedía de este tipo de vuelos baratos.

¿Va a cambiar esto mucho en el futuro? Aunque Aena deja claro en su folleto que estas compañías no tienen ninguna obligación de seguir utilizando los aeropuertos de Aena para mover a sus pasajeros, lo cierto, según confiesan fuentes del sector, es que no tienen alternativas viables, con lo que si la actividad turística sigue creciendo, y todo hace indicar que así será, el tráfico de viajeros en las instalaciones de Aena también lo hará durante los próximos años.

Seguridad de ingresos.

Una idea exacta de por qué se produce este efecto la da el hecho de que, según las cifras de la propia compañía, el 30% de los ingresos ordinarios de Aena en los nueve primeros meses de 2014 procedían del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y otro 23% lo proporcionaba Barcelona-El Prat. Esto hace que más de la mitad de la facturación de la empresa dependa de estos dos aeródromos. Lo que en teoría podría considerarse como un peligro de concentración de negocio, en el fondo es una especie de seguro, ya que ni Madrid ni Barcelona cuentan con aeropuertos alternativos que pudieran limar los ingresos de Aena y los viajeros que quieran enlazar con la red interior española o deseen directamente ir a alguna de estas dos grandes ciudades pasarán por las instalaciones de Barajas o El Prat.

Los expertos señalan que con las cuentas en la mano y si el prorrateo para fijar el precio final no sube demasiado, la inversión en Aena puede ser una buena oportunidad, aunque cualquier compra de acciones en bolsa está sujeta a los riesgos normales de los mercados. Para quien sí será un buen negocio es para el Estado, que inicialmente calculó que podría embolsarse 2.500 millones con la venta y ahora se habla ya de 4.000 millones o más.

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