Por ley superior

05 / 12 / 2017 Ricardo Menéndez Salmón
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Libros del Asteroide prolonga la presencia de Giorgio Fontana en España al editar Por ley superior, novela que conformaría con su compañera (Muerte de un hombre feliz) un díptico autorreferencial.

Libros del Asteroide publicó en 2016 una bellísima novela de Giorgio Fontana titulada Muerte de un hombre feliz. Ambientada en los años ochenta del pasado siglo, la novela radiografiaba el caos dominante de la política italiana durante tan violento periodo. A través de un personaje memorable, Giacomo Colnaghi, magistrado de ficción inspirado en las vidas de Emilio Alessandrini y Guido Galli, funcionarios reales asesinados por Primera Línea, Fontana reflexionaba acerca de la probidad, alejando su discurso de cualquier tentación maniquea por proponer una fábula lenitiva. Si la obra mostraba algo, es que nada resulta más difícil que ser justo. También que nada puede existir más decisivo que operar semejante conquista. Casi como un clima, el conjunto de la novela remitía a la enseñanza que Platón, por boca de Sócrates, transmite en el Gorgias. A saber: que cometer una injusticia es incluso peor que padecerla.

Libros del Asteroide prolonga la presencia de Fontana en España al editar Por ley superior, novela que conformaría con su compañera un díptico autorreferencial. Aunque anterior por su redacción y publicación (la edición original es de 2011), la acción de Por ley superior es posterior en el tiempo a la de Muerte de un hombre feliz. Aquí ya no es la Italia de los años de plomo la que ocupa el centro del drama, sino el país multirracial y globalizado del nuevo milenio, un escenario que se concreta en Milán, donde un fiscal llamado Roberto Doni debe enfrentarse a sus prejuicios y prioridades, a las inercias de un trabajo tantas veces abstracto y complaciente, al conflicto entre lo que la justicia aspira a ser y las leyes en las que se recluye, y a ese lugar ajeno a la escritura del Derecho en que dicho debate se agiganta: la conciencia de un hombre. 

Doni, alguien escindido entre lo que la vida promete y lo que la vida propone, conmueve por su credibilidad. Mérito de Fontana es desprender a su personaje de cualquier adherencia heroica, mostrar que la heroicidad nada tiene que ver con el repertorio de los grandes gestos, sino con la osadía de conducirse con honestidad. El drama de Doni, la decisión que debe afrontar, es así tan sencilla como compleja: actuar en consonancia con lo que su conciencia le dicta y arriesgar una vida regalada y cómplice, que se ha movido además por unos cauces de honradez sin tacha, o no actuar, suspender su juicio y dejarse llevar para, sencillamente, ser feliz. Al fin y al cabo, la realidad transcurre indiferente a nuestros afanes, sumergiéndonos en su horror y en su piedad cada día. Y sin embargo, dentro de nosotros, indemne e intacta, acaso alumbre una llama. Esa misma que, en esta admirable obra, alguien promete mantener encendida aun contra los propios intereses. Hágase, pues, justicia. Aunque el mundo perezca.

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