El abogado de pobres

20 / 04 / 2017 Juan Bolea
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Pedro de Alemán protagonizará las novelas de Cosano con miras de héroe.

El abogado y escritor jerezano Juan Pedro Cosano. Foto: Danny Caminal

El primer detective español, sin olvidar a Selva, de Carmen Pardo Bazán, no fue Carvalho, de Francisco Vázquez Montalbán, como tanta gente erróneamente cree, sino Tomás González, alias Plinio, el guardia municipal de Tomelloso inspirado por la pluma de Francisco García Pavón.

Plinio, contenido y severo, muy castellano (sin sombra del detective anglosajón o norteamericano, hegemónico en el género negro) debutó en los años sesenta con novelas como Los carros o Un día de lluvia (reeditadas por Reino de Cordelia). Con El reinado de Witiza y Las hermanas Coloradas mereció los premios de la Crítica y Nadal, pero, por desgracia, Pavón es hoy un autor bastante olvidado, a recuperar, estando la España que pinta vigente en sus tipos, conflictos y crímenes.

A los amantes de la novela negra nada nos hubiera gustado más que la lista de nuestros sabuesos se remontara hasta épocas de Sherlock Holmes (Conan Doyle) o Auguste Dupin (Edgar A. Poe), y quizá por esa ausencia de raíces y nostalgia de precuelas, y por la inteligencia, encanto y sagacidad del personaje, muchos le estamos cogiendo ley a Pedro de Alemán y Camacho, el detective creado por el abogado jerezano Juan Pedro Cosano.

Pedro de Alemán, de oficio abogado de pobres, reside en un Jerez de la Frontera ambientado por Cosano hacia la mitad del siglo XVIII. Un reinado, el de Fernando VI de Borbón, poco saboreado aún por los lectores de ficción. En ese Jerez de la plata de Indias, frente a los poderosos tribunales de la época, magistrados, corregidores, gobernadores, Pedro de Alemán defiende casos y causas perdidas, prostitutas, matasietes, asesinos sin otro horizonte que el patíbulo. Pero el abogado de pobres cree en lo que hace, avala a sus clientes hasta presuponer su inocencia, representando, sobre todo, en la defensa de la defensa, origen de la abogacía penal. Por eso, y por su carácter vivo, contradictorio y humano, Pedro de Alemán protagonizará las novelas de Cosano con altura y miras de héroe. Detective de época, sí, pero contemporáneo.

Las monedas de los 24, último caso, por ahora, de Pedro de Alemán, nos sumerge en un Jerez sensual, cálido hasta lo tórrido, pero también protocolario y formal, antiguo y sabio, civil y sacro. Un mundo cerrado, fascinante y complejo en una paradójica España de orden político y desorden carnal, de reclinatorio y enagua, señora y querida, pisaverde y bastardo.

Punto fuerte de Las monedas de los 24, híbrido de relato histórico y policíaco, con el encanto de las grandes novelas, es la maravillosa recreación del Jerez ilustrado, sus iglesias y palacios, sus ambientes populares de guitarras, romances y tabernas, la combinación del habla cotidiana con los giros más cultos de presbíteros o de los ricos caballeros de ese clan secreto de los 24. Un hallazgo.

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