Del boom al ¡puaj!

09 / 05 / 2014 Ignacio Vidal-Folch
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Los años del boom narra aquella reunión de brillantes narradores iberoamericanos que se asentaron en Barcelona.

Xavi Ayén es un periodista cultural muy competente al que recientemente le han dado el premio Gaziel por un libro que aún no se ha publicado: Los años del boom: cerca de 900 páginas, nada menos, sobre aquel fenómeno literario transnacional, aquella reunión de brillantes narradores iberoamericanos que a principios de los años setenta se asentó en Barcelona y que floreció alrededor del enorme éxito internacional que obtuvo la novela de Gabriel García Márquez Cien años de soledad. El hecho de que Ayén haya dedicado varios años a investigar aquel fenómeno de extraordinario logro literario y no menos extraordinario éxito comercial me impresiona y casi me enternece: ¿por qué un periodista todavía joven –me pregunto– se dedica a la arqueología, a la prehistoria, a los papiros del Mar Muerto? Porque para mí, de eso se trata: de investigar sobre un mundo fabuloso pero extinguido. Espero impacientemente a que se publique el libro, que viene con retraso, espero como quien a la puerta de la Gran Pirámide espera que le abran la puerta para visitar aquellas estancias arcanas.

Decía que el boom se articuló alrededor de la figura de García Márquez y sus Cien años de soledad. Ahora que han pasado ya unas semanas de la muerte de Gabo y de sus funerales planetarios, comparables por su pompa a los del papa Wojtyla aunque en versión laica, no será inoportuno observar que el espeso humo de los botafumeiros sobre el féretro del novelista colombiano nos ha sustraído la ocasión, la oportunidad, de reflexionar en lo que le ha pasado a Barcelona y a la literatura desde aquellos años –principios de los setenta, finales del franquismo– cuando España entera, para los extranjeros, para los futuros Nobel Gabo y Mario Vargas Llosa y también para los escritores más bohemios, resultaba absurdamente barata, el Viejo Régimen se descomponía y Barcelona era una ciudad provinciana pero ansiosa de futuro en la que encontró su asiento la mejor literatura iberoamericana... con la realidad de hoy: cuando el futuro es un temor, la literatura agoniza si no ha muerto ya, y la ciudad ha sido secuestrada por el nazismo light, el “fascismo dentro de la democracia”, como decía Adorno. Entonces el Big Bang del boom, Vargas Llosa y Onetti; ahora la calumnista de guardia del Nuevo Régimen escribe que Vargas Llosa “es un cretino”. Entonces, el boom; ahora, el puaj. ¿Qué demonios nos ha pasado, además de los años, para que nos sometiésemos sin chistar a este envilecimiento y vulgaridad?

El boom se acabó brutalmente con el famoso puñetazo que Vargas Llosa le propinó a García Márquez, amoratándole un ojo y de paso certificando la ruptura de la complicidad en aquel grupo de literatos que a partir de entonces se dispersó. Dejando en el aire un aroma de leyenda. Todavía el mes pasado el famoso retrato de Gabo con el ojo a la virulé ocupaba la portada de una revista de papel couché, como icono de gran riqueza semántica. El motivo de aquel legendario episodio de pugilismo entre literatos ha sido mantenido en secreto por sus protagonistas. Cuatro décadas después, el libro de Ayén revela el enigma y reconstruye con todo lujo de detalles la época formidable de la que surgieron tantas obras maestras de la gliptografía... quiero decir, de la literatura.

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