Teoría de la ejemplaridad

21 / 09 / 2007 0:00
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“Aquiles en el gineceo”, de Javier Gomá Lanzón, parte del mito según el cual Aquiles, hijo de una diosa, Tetis, sería inmortal siempre que no acudiera a la guerra de Troya. Por ello, su madre le recluyó en un gineceo (las dependencias en las que vivían las mujeres), donde el adolescente pasaba sus días ataviado con ropas femeninas, dedicado a lo que ahora se denominaría “dolce far niente”. Los griegos sabían que sólo si Aquiles participaba podrían vencer en Troya. Ulises va a buscarle y Aquiles opta por la guerra, aun a sabiendas de que eso le convierte en mortal. De tan poderosa leyenda, Gomá hace partir su ensayo.

“Aquiles nace inmortal pero prefiere la vida corta, mortal, con gloria, es decir con ejemplaridad. Es la metáfora de la historia de todo hombre por el hecho de envejecer y morir”, dice Gomá.

“Uno de los presupuestos de este libro es la impugnación radical que del concepto de hombre nos ha legado el Romanticismo –asegura el autor–, según el cual, verdaderamente hombre, en grado sumo, es el individuo que es profundamente original, extravagante, antivulgar, antimediocre, profundamente creador, que sólo obedece a sus propios impulsos. Frente a ello, en mi libro propongo justo lo contrario, restaurando, en parte el concepto heroico griego: no se trata de lo excepcional sino de lo extraordinario. Lo excepcional es aquello que se sale de la regla y lo extraordinario es aquello que confirma la regla en grado máximo. Y eso es mucho más interesante para el hombre de hoy. Afirmo, en mi ‘Aquiles’, que el mero hecho de vivir y envejecer encierra un heroísmo que expresa en grado máximo Aquiles, que siendo hijo de diosa elige morir joven. Todo individuo que sale de su autodivinización adolescente y que ingresa en la ‘polis’ y allí experimenta su mortalidad, y como premio recibe la individualidad, desarrolla la heroicidad”.

La ejemplaridad es la tesis que defiende Javier Gomá en esta obra, según la cual –simplificando un poco–, se podría recuperar el concepto de autoridad perdido en los últimos tiempos: “Propongo un concepto de autoridad no basado en la coacción sino en la persuasión, que sólo puede estar basada en un cierto tipo de ejemplaridad“. Todo hombre (y toda mujer) son un ejemplo para quienes les rodean. Se trata, sobre todo, de una actitud moral.

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