¿Quién pintó las cuevas de Altamira?

27 / 07 / 2012 11:13 Javier Memba
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Siempre creímos que fueron nuestros abuelos cromañones. Pero hoy se piensa que las pinturas son más antiguas. Y que las hicieron otros.

Un artículo aparecido hace poco en la prestigiosa revista Science ha resquebrajado el paradigma tradicional científico que solo atribuye capacidad cognitiva a los homínidos de nuestra especie, los sapiens. El texto hace una nueva cronología de las pinturas rupestres de las cuevas de Cantabria y Asturias llevada a cabo por 11 investigadores de varios campus ingleses y españoles liderados por Alistair Pike, de la Universidad de Bristol. Esto es resultado de un nuevo método para la datación, creado por el propio Pike. Consiste en la medición de los isótopos de uranio en las calcitas (una costra milimétrica, sedimento de milenios) y no en el viejo carbono 14. El nuevo procedimiento ha dado grandes sorpresas, porque atribuye a las pinturas una antigüedad mucho mayor de la estimada hasta ahora. De los 17.000 o 18.000 años que se les calculaban hasta que el equipo de Pike comenzó sus trabajos en 2008, los resultados les han permitido remontarse unos veinte milenios más atrás. Con la nueva cronología, el caballo del Techo de las Manos de la cueva de Altamira podría haber sido pintado hace 37.000 años, y los trazos rojos –tan semejantes a la representación de las gaviotas de los pintores de nuestros días- del Techo de los Policromos, podrían tener una antigüedad de 35.600.

Tanto en la cueva del Castillo como en la asturiana de Tito Bustillo y el resto de los campos del trabajo de los investigadores, los dibujos podrían tener varios miles de años más de los que hasta ahora se les atribuían. Hasta 40.800 en algún caso. Algún medio ha exagerado a toda velocidad y las ha declarado las más antiguas de la Humanidad, pero lo verdaderamente importante es otra cosa: si esas pinturas tienen entre 35.000 y 40.000 años, es verosímil que no las hiciésemos nosotros, o sea el homo sapiens, el hombre de Cromañón. Es muy posible que fuesen nuestros primos extinguidos, los neandertales. Es decir: se daría a entender que en las primeras fases del desarrollo simbólico o gráfico de Europa también pudieron estar implicados los neandertales. Porque en aquel tiempo los homínidos de nuestra especie, los sapiens, aún estaban en ciernes.

La capacidad del neandertal.

“Tradicionalmente se pensó que las pinturas fueron realizadas por poblaciones como las nuestras. Porque nosotros, en la evolución humana, nos reservamos el adjetivo de sapiens, vinculándolo a la idea de que nosotros somos los únicos representantes de la especie humana que tenemos capacidades de carácter complejo o moderno”, explica el profesor Marcos García Díaz, de la Universidad del País Vasco y uno de los investigadores del equipo.

Dentro de esas capacidades de carácter complejo a las que alude el científico, que hasta ahora se atribuían solo a nuestros más remotos ancestros, se suele vincular todo aquello que concierne a la esfera de lo ideológico: las relaciones sociales, el comportamiento religioso y, por supuesto, la simbología y la creación artística. Nada más que nuestra especie era capaz de hacer arte, hemos dicho siempre. Pero las nuevas dataciones han venido a cuestionar esa idea, hasta ahora indiscutida. Poblaciones anteriores a la nuestra, no calificadas como sapiens, pudieron tener un comportamiento tan complejo como el nuestro.

“Lo que hacemos en nuestro artículo, como consecuencia de los datos, es poner en cuestión todo esto –continúa García Díaz–. Es posible que todos los homínidos fueran tan sapiens como nosotros. Cuestionamos el paradigma tradicional científico de que solo les pertenece un comportamiento complejo moderno a los sapiens. Y en concreto nos referimos al hombre de Neandertal. Las dataciones han venido a cuestionar claramente toda esa teoría, aunque la verdad es que ya había hallazgos que hacían dudar de ella. En grupos neandertales europeos de hace 60.000 años han aparecido restos de colorantes que no tenían una función doméstica sino ritual, ideológica”.

También se han encontrado en restos de esa misma época grabados que muestran líneas paralelas, rectángulos y demás formas que permitían cuestionar esa exclusividad del comportamiento complejo atribuida a los sapiens. Es más: ya se consideraba, principalmente en cierta tendencia de la investigación anglosajona, que los neandertales tenían un pensamiento profundo. Pero no estaba documentado su pensamiento artístico. Eso es lo que ha venido a demostrar el trabajo de García Díaz y sus compañeros. “Rompemos una lanza para quebrantar la idea establecida de que sapiens solo son los homo sapiens. Pues no: los neandertales, al menos en la conducta, eran igual de sapiens”, dice el investigador. Ese aserto, que ahora se cuestiona, se remonta a la definición del homo sapiens hecha por el naturalista sueco Carlos Linneo en el siglo XVIII. Y hoy no todos los investigadores, ni siquiera los firmantes del artículo aparecido en Science, están de acuerdo.

Cautelas y divergencias.

El antropólogo Javier Alcolea, investigador de la Prehistoria adscrito a la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) y también miembro del equipo firmante del célebre texto, no duda de la capacidad simbólica de los neandertales. Pero no se muestra tan categórico como García Díaz respecto a la antigüedad de los dibujos. “No podemos decir a pie juntillas que las pinturas de Altamira son de hace 40.000 años. Estaríamos en el rango del Paleolítico Superior. Hace falta confirmarlo. Esto se ha planteado como una hipótesis que nadie había propuesto con anterioridad. Sí quiero decir que esas nuevas dataciones no implican que las pinturas fueran hechas por alguien ajeno a nuestra especie”.

Y es que por mucho que los sabios, como vienen haciendo desde antaño, sigan sin ponerse de acuerdo respecto a las capacidades de los neandertales, no hay ninguna duda de que convivieron con los sapiens. Incluso hay evidencias incontestables que demuestran que en Europa coincidieron en el tiempo y en el espacio; que incluso hubo una hibridación entre ellos. “Casi con toda seguridad, las dos especies fueron interfecundas. Pero las capacidades cognitivas de nuestra especie parecen un poco superiores a las de los neandertales. Aunque estos también fueron homínidos muy avanzados, dotados con capacidades muy relevantes. Incluido, seguramente, el comportamiento simbólico. En cierto modo son primos nuestros. Debemos compartir ancestro, pero no descendemos de ellos. La evolución creó dos tipos humanos parecidos pero diferentes”.

De ahí que hubiera escuelas en el estudio del tema que, hasta mediados del siglo XX, tendieran a crear un abismo entre los neandertales –quienes, por cierto, tenían el cerebro más grande- y los sapiens. Alcolea, que insiste en subrayar que todo continúa siendo una hipótesis, comenta: “Si nosotros tuviéramos la visión de hace 50 años del mundo neandertal, nunca habríamos escrito que, dentro de las posibilidades, aunque fueran remotas, los neandertales hubieran podido tener que ver algo con el proceso gráfico inicial. Más que nada, lo que decimos es que ha cambiado la forma de ver el mundo de los neandertales de unos años para acá. No que nosotros lo cambiemos”.

José Antonio Lasheras, director del Centro de Investigación de Altamira y también miembro del equipo que ha estado trabajando en las cuevas que él auspicia, estima: “La dataciones que hemos obtenido nos llevan al umbral, a los primeros momentos de la presencia de los humanos sapiens en Europa, que convivieron con los neandertales durante más de 10.000 años. Pero estamos en el límite de la generalización de nuestra especie, de los sapiens”. En cuanto a la capacidad intelectual de los neandertales, se distancia de García Díaz y Joao Zilhao, de la Universidad de Barcelona, dos de sus compañeros en el trabajo de campo, aunque opuestos en el debate abierto tras los resultados.

La clave: pensamiento simbólico.

“Si entendemos por arte creación plástica y simbólica, la asociación de imágenes a ideas o conceptos, estamos ante una actividad que tenemos demostrada de forma generalizada en nuestra especie -sostiene Lasheras-. En otros grupos humanos anteriores, como los neandertales y sus coetáneos en África, encontramos aptitudes, como el afecto a los muertos, que podemos interpretar como un pensamiento simbólico. Eso es lo que tenemos documentado en los yacimientos de algunos grupos neandertales. Así como el uso de elementos de adorno personal y lo que podíamos llamar decoraciones: piedras con grabados, huevos utilizados para contener líquidos, con cronologías de 60.000 a 80.000 años. En los últimos tiempos hemos aprendido muchas cosas que ignorábamos respecto a los humanos neandertales”.

Pero, según este investigador, las fechas de la nueva cronología corresponden al momento de la llegada de los sapiens a Europa. Lo que lleva a Lasheras a atribuir las pinturas rupestres de la cornisa cantábrica a los recién llegados y no a los residentes. La caza de los neandertales no se diferenciaba mucho de la de nuestros ancestros, su tecnología lítica era muy compleja, sus capacidades eran análogas a las de nuestros más remotos antepasados. Sin embargo, en su opinión, el arte se percibe como algo singular y “la generalización de asociar imágenes y objetos a contenidos, ideas y símbolos se da con el humano sapiens. Es un poco como la diferencia entre invención e innovación. Inventar algo lo hace alguien en algún momento, en algún sitio. Lo que trasciende es la generalización del invento. La generalización del arte, por el momento, está asociada al humano sapiens. Las nuevas fechas, lo que sí que hacen es incorporar arte de la península ibérica al que ya conocíamos en la famosísima cueva Chauvet en Francia”.

Objeto de un cautivador documental por parte de Werner Herzog en 2010, La cueva de los sueños olvidados, las de Chauvet son las muestras más antiguas de arte rupestre que se conocen. “El arte, como elemento de identidad de quien lo hace y del grupo que lo hace, es una de las cosas que, por el momento, podemos pensar, caracterizan al humano sapiens”, concluye Lasheras. Vinculada al Museo de Altamira, Carmen de las Heras es la única investigadora que ha integrado el equipo de Pike y suscrito el artículo. “El conocimiento que tenemos de los neandertales está sufriendo una gran transformación en los últimos años. Se están descubriendo en ellos comportamientos que, anteriormente, solo se atribuían al homo sapiens”. Entre dichos comportamientos, De las Heras destaca “una cierta capacidad, no artística pero sí simbólica, aunque eso es algo que aún está en proceso de investigación y no hay datos certeros sobre este comportamiento neandertal”.

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