Velázquez conquista París
30 / 03 / 2015 Incitatus
El Inocencio X del genio sevillano sale de Roma por segunda vez en la historia para la colosal exposición que se acaba de inaugurar en el Grand Palais.
Aquel Giovanni Battista Pamphili, o sea Inocencio X, era un mal bicho, y ustedes perdonen la claridad expositiva. Un mal bicho y un incordio, qué caramba. Cuando lo eligieron Papa, en septiembre de 1644, tenía ya setenta años y muchos favores que pagar. Su elección fue fruto, en realidad, de un descuido. En el cónclave se enfrentaron dos facciones: la españolista, que comandaba el cardenal Gil de Albornoz, y la francesista, que dirigía el todopoderoso cardenal Mazarino, que gobernó Francia en nombre de Luis XIV durante casi veinte años. Ninguno de los dos prelados quería ser Papa, pero sí controlar al elegido. Y si Gil de Albornoz era un indispensable peón del rey Felipe IV (que acababa de echar a Olivares y no sabía bien qué hacer después de la derrota de los Tercios en Rocroi), Mazarino no tenía que dar explicaciones a nadie y era una fuerza de la naturaleza.
