Para qué sirven los libros

Sigo desde hace muchos años la enseñanza de mi amigo y predecesor aquí, Incitatus: me vuelvo a leer el Quijote todos los años impares. Me lo dijo cuando mozo: “Si te vas a dedicar a escribir, ese libro te refresca el estilo como ningún otro”. Yo tenía alguna objeción: a ver si uno, sin darse cuenta, iba a terminar todas las frases con un a fe mía o un Voto a tal. “Bobadas”, dijo el caballo, “eso solo lo dicen quienes no se lo han leído. Tú hazme caso. No se ha escrito nada más moderno desde las Elegiae in Maecentatem del gran Virgilio, que esas sí que no se las ha leído ni Claudio, con lo que era Claudio para leer. Bueno, ese tal Shakespeare también tenía alguna cosilla que no estaba mal. Pero como el Quijote no se ha inventado nada, créeme. Lo que tienes que hacer es encontrar tu edición, una con la que estés cómodo, que te deje aprender, que te ayude a vivir”.

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