Pelé: que la ginga te acompañe

El deporte está más de moda que nunca. Afloran las tiendas de equipamiento, los adolescentes en los parques cambian el botellón por el skate o el street workout (gimnasio callejero) y los treintañeros se reciclan en runners o bikers (todo con esos malditos anglicismos tan innecesarios). Pero hay un dato más curioso para corroborar tal afirmación, y es la cantidad de biopics sobre deportistas que se van a estrenar este año: The Program (Lance Armstrong), Race, el héroe de Berlín (Jesse Owens), Eddie el águila (Eddie, The Eagle, Edwards), Hands of Stone (Roberto, Manos de piedra, Durán), El caso Fischer (Bobby Fischer) y el que nos ocupa, Pelé: el origen de una leyenda.

Aunque el fútbol nunca ha dejado de vender, la película sobre el brasileño llega dos años tarde, y es que la idea inicial era haberla estrenado en la inauguración del Mundial de Brasil, el 12 de junio de 2014. Pelé, además de hacer un inevitable cameo en la cinta, se ha involucrado en la producción.

Se plantó en el Festival de Cannes en mayo de 2013 para buscar financiación y no se le dio nada mal: en octubre ya se estaba rodando. El problema vino en la posproducción, que no cumplió con los plazos estimados y provocó las clausuras de los contratos con las empresas que precompraron el filme por incumplimiento en las fechas (y es que ahora no va a gozar de la magnífica promoción que habría tenido enmarcado en el mundial, donde se habría vendido solo). La película se centra en la juventud de Edson Arantes do Nascimento, desde que hereda de su padre la afición por el balón hasta que consigue llevar a Brasil a la victoria en el mundial de 1958, con tan solo 17 años. Todo narrado de forma cronológica, con un montaje ágil y pocas sorpresas en el guion, que describe a Pelé como a un padawan al que le late de forma intensa la ginga, estilo de juego de los brasileños heredado del capoeira, fruto a su vez de la esclavitud. “La ginga es muy fuerte en ti”, le llega a decir cual Obi Wan el entrenador y cazatalentos Waldemar de Brito, dejando a Edson como el elegido capaz de devolver el equilibrio a la ginga y la ilusión a su pueblo.

El título no engaña y se ciñe al origen del jugador. No veremos, pues, su intento como actor televisivo a finales de los 60 (en la serie Os estranhos, que no pasó del episodio piloto), su salto al cine en los 70 (en la comedia O barão Otelo no barato dos bilhões, el drama A marcha y la policíaca Os trombadinhas) ni su llegada a Hollywood en los 80 (recordada por todos es Evasión o victoria, donde compartió protagonismo con Sylvester Stallone y Michael Caine). Sus últimos pinitos como actor serían en 1989 con Solidão, uma linda história de amor, pero sus innumerables cameos en series televisivas y participaciones en documentales futboleros han durado hasta hoy día. Y seguramente continuarán.

Más desconocida es su faceta como músico. Canta y toca la guitarra desde joven, y afirma que tiene compuestas más de 500 canciones que prefiere no compartir con el mundo. En 2006 sí que llegó a grabar un LP titulado Peléginga, donde colaboró el cantautor Gilberto Gil y la banda de hip hop Rappin Hood, y que no pudo publicarse en Brasil por problemas legales.

También se arrancó a cantar junto a Maradona en su programa La noche del 10. En 2009 aseguró que volvería al estudio a grabar un segundo álbum en el que, decía, participarían Elton John, Mick Jagger, Bono, Rod Stewart y Paul Simon, y del que nunca más se supo, al menos hasta la fecha, aunque con este hombre nunca se sabe. No puede quejarse en ningún caso. Le llega el biopic aún en vida y no de forma póstuma, como suele acostumbrar el género. Él y los espectadores ya pueden disfrutarlo en cines. Que la ginga les acompañe.