Los Goya del espejismo

05 / 02 / 2015 Antonio Díaz
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

La isla mínima y El Niño parten como favoritas en unos premios Goya que reconocerán el 7 de febrero lo mejor de un año histórico para el cine español.

Si la ceremonia de los premios Goya marca el final del curso cinematográfico español, la gala de este año debería ser una celebración por la conclusión de un extraordinario ejercicio para la producción nacional. La cosecha de 2014 será recordada durante mucho tiempo por haber fulminado marcas que parecían inalcanzables, pero los éxitos de recaudación y público no han eclipsado los problemas estructurales del sector, la ausencia de un modelo de financiación y la destrucción del tejido industrial. Después de la fiesta del 7 de febrero se iniciará un nuevo curso lleno incertidumbre para los profesionales del cine.

Ha sido el mejor año en términos de recaudación y de asistencia de público: casi 21 millones de espectadores han elegido películas españolas, que han recaudado 123 millones de euros, lo que traducido a cuota de pantalla se eleva a un 25,5%, la tasa más alta de los últimos 37 años. Como es sabido, parte de ese récord se debe al espectacular éxito de la comedia Ocho apellidos vascos, de Emilio Martínez-Lázaro, que ha aportado un 45% de esa recaudación total. Es decir: 56 millones de euros (9,5 millones de espectadores), la taquilla más alta obtenida por una película española y la segunda más alta en términos generales en España, solo por detrás de la superproducción Avatar (2009), de James Cameron, según los datos de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (Fapae), la patronal de productores.

Sin embargo, al margen de la taquilla, el resto de indicadores se han hundido tras varios años de crisis, tanto económica como industrial. Según los datos aportados por Fapae, el presupuesto medio del filme español ha caído en un 60% en los últimos cinco años, lo que se traduce en una reducción de profesionales del oficio y en una disminución de los salarios. Al mismo tiempo, la inversión de TVE dedicada a la compra de derechos de antena, sostén fundamental de la industria, ha descendido cerca de un 40% en lo que va de década.

Por otro lado, el IVA cultural al 21% ha hecho estragos en las empresas del sector, que calculan que en 2014 habrán recaudado 39 millones de euros menos de los que les corresponderían si el IVA hubiera permanecido en el 8% (la recaudación de Hacienda en este ejercicio por el gravamen de las entradas de cine ha sido de 91,3 millones de euros). Y todo esto en un contexto en el que el Ministerio de Cultura es incapaz de liquidar su deuda histórica con los productores por escasez presupuestaria (faltan por pagar 5 millones de euros de las ayudas a la amortización para las películas estrenadas en 2012).

La dimisión el pasado verano de Susana de la Sierra, directora del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), dependiente del Ministerio de Cultura, deja entrever otro aspecto de la crisis. Abandonó el cargo tras no llegar a un acuerdo con el Ministerio de Hacienda: no logró ni la bajada del IVA cultural ni la prometida subida de las exenciones fiscales para los rodajes, que Hacienda frenó a última hora congelándolas en el 18% ya existente, lejos del 30% prometido. De modo que el cambio de modelo industrial –de las subvenciones a las deducciones fiscales–, pieza clave de la legislatura que concluye este año, no se ha acordado todavía mientras que el Fondo de Ayuda a la Cinematografía, del que salen las subvenciones, se ha desplomado en los últimos años: 89,3 millones de euros (2010), 76 millones (2011), 49 millones (2012), 39,2 millones (2013), 33,70 millones (2014) y 36.5 millones de euros (2015).

Y aun con todos los problemas, se debe celebrar que el público se haya volcado con la producción nacional. Solo queda esperar que en el nuevo año la tendencia se mantenga. Como señalan desde la federación de productores, superar la cuota de pantalla del 25,5% es complicado, pero la industria se conforma con que al final de 2015 se mantenga por encima del 20%.

Así que una cosa es el pan de hoy y otra la probable hambre de mañana.

Grupo Zeta Nexica