Los estrenos de la semana

23 / 01 / 2015 Antonio Díaz
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En '71 militar británico se queda atrapado en las calles de Belfast durante el peor año del conflicto norirlandés. No llores, vuela es un voluntarioso pero fallido melodrama. 

‘71

Dirección: Yann Demange.

Reparto: Jack O’Connell.

En 1947 Carol Reed dirigió Larga es la noche, un excelente filme noir rodado en Belfast y protagonizado por James Mason, que encarnaba a un nacionalista irlandés perseguido por la policía después de resultar herido en un fallido atraco. El realizador de spots publicitarios de origen francés Yann Demange dirige un guion escrito por el escocés Gregory Burke en el que plantea una astuta revisión de aquel clásico. En esta ocasión el perseguido es un joven soldado británico al que un oficial incompetente deja olvidado en las calles de la capital norirlandesa durante uno de los múltiples altercados que tuvieron lugar en 1971, uno de los años más calientes del conflicto de Irlanda del Norte. 71 es un engranaje narrativo impecable en su aguda combinación del suspense, la acción y el estudio de personaje en clave dramática, que se sostiene en la formidable interpretación del actor Jack O’Connell, conocido por su trabajo en la serie Skins.

No llores, vuela

Dirección: Claudia Llosa.

Reparto: Jennifer Connelly, Cyllian Murphy y Melanie Laurent.

 El perdón, la fe y la cetrería son los tres motivos principales sobre los que se levanta la primera película en inglés de la cineasta peruana Claudia Llosa. Como en sus dos anteriores filmes -Madeinusa y La teta asustada, ganadora del Oso de Oro de Berlín en 2010-, No llores vuela se fundamenta en la excepcional mirada lírica de su directora -traducida perfectamente en cinematografía- y en su irrefutable habilidad para crear atmósfera encantadas, incluso cuando parte de una premisa banal, como en este caso. Pero en este film los paisajes helados y la sensación de tranquilidad solo pueden distraer de lo que es esencial en un melodrama recargado que a veces parece caer en la arbitrariedad a pesar de la indiscutible belleza de sus imágenes. De hecho, da la sensación de que el entorno y el compromiso de sus actores están pensados como una cortina de humo que trata de esconder la simplicidad del argumento.

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