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La última grande

10 / 06 / 2015 Luis Algorri
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De las cuatro grandes solo quedaba ella, Ángela María Téllez-Girón y Duque de Estrada, duquesa de Osuna, que falleció el pasado viernes, 29 de mayo, en su casa de Sevilla, a los 90 años. 

Eran completamente diferentes entre sí. Lo único que unía a estas cuatro grandes duquesas era su condición de tales, nada más. Por razones de edad, casi todas ellas llevaban muchos años sin verse, porque ya no acudían con la frecuencia de antes a la recepción anual que, en navidades, suele dar el Rey a la Diputación de la Grandeza.

 Pero eran cuatro mujeres al frente de las casas más nobles, algo que no se había visto nunca. La primera en desaparecer, en marzo de 2008, fue, sin duda, la más problemática: Luisa Isabel María del Carmen Cristina Rosalía Joaquina Álvarez de Toledo y Maura, a quienes sus amigos llamaban tan solo Isabel y a quien mucha gente conocía como la duquesa roja. Era la XXI duquesa de Medina Sidonia, una republicana convencida que exigía, sin embargo, que la gente que trabajaba para ella se pusiese en pie al verla pasar. La más díscola de todos los nobles. Tuvo tres hijos con los que mantuvo una guerra personal y jurídica que duró décadas, y justo antes de morir de un cáncer, con el objetivo evidente de dejar a sus vástagos la menor herencia posible, decidió casarse con su secretaria y pareja de muchos años, la alemana Liliane Dahlmann.

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